Por Noé Mondragón Norato Foto: Prensa Evelyn Salgado
La historia no lo desmiente: Guerrero ha sido gobernado por caudillos y caciques que llevan en la prolongación de sus apellidos, una forma de preservarse vivos en la memoria de generaciones enteras. En el reconocimiento de las propias instituciones que veneran y reconocen en homenajes reiterados e hipócritas, una rebeldía del pasado, que hoy no están dispuestas a tolerar ni aceptar. Por eso extraña y sorprende la «propuesta» de la gobernadora electa Evelyn Salgado Pineda, en el sentido de pretender quitarle el apellido Figueroa al municipio de Huitzuco y dejarlo en «Huitzuco de los libres». Porque al final de cuentas, la iniciativa lleva implícita una venganza política, que una justificación y reconciliación con la historia. Hay que adentrarse en esta senda.
CACIQUES Y CAUDILLOS. – Los caciques y caudillos guerrerenses se fermentaron y nacieron desde la guerra de Independencia, atravesando el destierro de Iturbide, los dos triunviratos, la guerra de Reforma y la revolución mexicana. En Guerrero se atrincheraban contra los invasores igual para «defender sus territorios» como para incrementar su poder económico. Y mientras, los pobres nunca salieron de su atraso. En su libro «Guerrero Bronco», el historiador Armando Bartra, dibuja un mapa idéntico entre estos personajes:
A) En el texto, tres de ellos son descritos tal cual fueron: «En coyunturas de gran movilidad, los estilos patriarcales de liderazgo y las concepciones patrimoniales de Estado, propician la transformación de caciques locales o regionales en caudillos de la patria toda: Nicolás Bravo, finquero de Chilpancingo llega a la presidencia de la república en 1827 y repite como interino en 1839; Juan Álvarez hijo de hacendados de Atoyac, ocupa provisionalmente el mismo cargo en 1855; y si Hermenegildo Galeana no hace carrera política ―aunque en el ejército llega a Mariscal― es quizá porque no tuvo escuela, ni siquiera supo leer, y sobre todo porque muere en combate en 1814. Pero si el joven insurgente no vive para disfrutar de sus laureles, la familia se encarga de capitalizar su meteórica carrera, apropiándose de casi toda la Costa Grande».
B) Juan Álvarez es beneficiario directo de la muerte de Vicente Guerrero en 1831 que, a su vez, había encabezado el primer triunvirato que obligó a abdicar al trono de México, a Agustín de Iturbide. Álvarez —o la Pantera del Sur―, se enfrentó a Antonio de Santa Anna y por eso llegó a la presidencia del país. En Guerrero tuvo confrontaciones con dos herederos de Nicolás Bravo: Florencio Villareal y Vicente Jiménez. El general Canuto Neri es un cacique menor a Álvarez y Bravo, pero se convierte en brazo armado de todos los cacicazgos regionales. «Tres bandos destacan en el paisaje político del estado: el maderista-constitucionalista encabezado por Julián Blanco, pero sobre todo por los hermanos Ambrosio, Francisco y Rómulo Figueroa Mata, ―originarios de Huitzuco— cuyas bases están en el centro y en el norte. Francisco fue gobernador de Guerrero en 1911 tras la revuelta maderista.»
C) Si se mira bien, todos los personajes mencionados —más otras decenas de ellos que la historia registró― llevan hoy impresos sus nombres en escuelas, calles, puentes, avenidas, recintos legislativos y municipios.
Si la gobernadora electa Evelyn Salgado quisiera recomponer toda la historia de Guerrero, eliminando apellidos de caciques y caudillos, entonces la iniciativa de quitar el apellido Figueroa al municipio de Huitzuco, tendría que desaparecer también a Juan Álvarez, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Hermenegildo Galeana, Canuto Neri, Julián Blanco, Florencio Villarreal, entre otros.
Pero el antecedente es inocultable: el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer le ganó la primera elección de gobernador en que compitió, a Félix Salgado Macedonio. Y es nieto de Eufemia Figueroa Mata, hermana de los tres caudillos revolucionarios. Hay pues, un prurito de venganza política detrás de lo propuesto por Evelyn, y no de borrar de la historia del país, los nombres y apellidos de todos los viejos caciques y revolucionarios guerrerenses. Y eso contraviene cualquier llamado a «la reconciliación» política tras su triunfo electoral.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Con el fallecimiento de José Manuel Zamacona, cantante y primera voz del grupo musical Los Yonic´s, tanto Félix Salgado como su hija Evelyn, se han limitado a dar las condolencias a su familia. Olvidan que dicho personaje se contagió de Covid-19 en los mítines organizados por el propio Toro sin Cerca. Con todos los recursos financieros que recibió para su campaña electoral, es codicia y mezquindad, no aportarle nada a su compañero caído en desgracia. Y luego, en muerte. ¿Qué pueden esperar entonces los pobres de Guerrero?
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