Por Noé Mondragón Norato Foto: https://www.etcetera.com.mx/
Si la sociedad apela a los cambios en los gobiernos, como esperanza de que mejoren las cosas, lo anterior está convertido en franca utopía. Un sueño inalcanzable y solo altamente benéfico para quienes adquieren el poder. Los demás, la masa amorfa, son simples instrumentos para lograr sus objetivos. Porque quiérase o no, las prácticas de la corrupción continúan inalterables. No se terminan por decreto ni por discurso. Solo cambian los actores y las siglas partidistas. El repaso a los hechos recientes lo ratifican.
CAMBIAR PARA QUEDAR IGUAL. – La vox populi confirma su enojo e irritación con el sistema aplicando una frase contradictoria: «hay que dejar que roben otros», es la cantaleta que defienden. Pero en el fondo, apelan a que un conocido o familiar se enquiste en el poder justamente para eso: para seguir saqueando las arcas públicas. Beneficiarse de prácticas que critican con fiereza, pero que anhelan reproducir. Al final, la mayoría de los ciudadanos se quedan igual que antes: sin gobiernos eficaces que ponderen el avance en la modernidad y el desarrollo social. Se lee así:
1.- En el Morena se festejó a tambor batiente, el arribo de Evelyn Salgado —la hija del Toro Caído— como candidata a gobernadora. Lo cual no refleja sino un acto de nepotismo, una variable de la corrupción política. Es decir, adquirir cargos públicos por derechos de sangre y no por mérito individual. Con ese acto inaugural, se entiende que, como eventual gobernadora, la corrupción será su principal carta de presentación, pues ya predicó con el ejemplo alentada por su padre. Además de que gobernarán juntos, si es que gana. Hay un punto adicional que lacera a ambos: su designación como delegada de la Secretaría de la Mujer en Acapulco, en el actual gobierno priista de Héctor Astudillo. Y el generoso convenio publicitario que cobra el periódico La Jornada-Guerrero —propiedad de Félix Salgado y cuya franquicia habría adquirido presumiblemente, en 10 millones de pesos, tras su salida como edil de Acapulco en 2009—, en la Dirección de Comunicación Social de la actual administración estatal priista. Es claro que el gobernador Héctor Astudillo, por el irrompible esquema de las complicidades de los actores del poder y por favores políticos hechos, será protegido por una eventual administración estatal del Morena encabezada por Evelyn y el Toro Caído. ¿Será ese el cambio cacareado por una inexistente Cuarta Transformación? ¿Se encaminará el discurso de campaña de Evelyn a cuestionar y prometer investigar al gobierno de Astudillo? ¿Hacia dónde caminaría una eventual gobernante que no conoce las verdaderas entrañas de la administración pública? ¿Cuánto tiempo duraría antes de caer, como cayó el ex gobernador Ángel Aguirre?
2.- El discurso de la moralidad se derrumbó aparatosamente en el Morena. El presidente AMLO prometió no dar paso a los actos de nepotismo. Pero lo hizo con Félix. También con la familia de Pablo Amílcar Sandoval. Los mexicanos esperábamos una diferencia sustancial respecto de esa cultura enquistada en PRI, PAN y PRD. Y en la bazofia y cáncer de los partidos políticos pequeños. Pero caímos en lo mismo. Así, si el candidato al gobierno estatal de la alianza PRI-PRD, Mario Moreno, no representa la diferencia porque se votaría por «más de lo mismo»; la candidata del Morena no establecerá ninguna diferencia. Sólo el cambio en las siglas partidistas.
El mismo perro, con distinto collar. Félix Salgado está tan ligado al PRI y se entiende a la perfección con sus grupos de poder, que decirlo y admitirlo de parte suya, sería como darse un balazo en el pie.
La opción para los escépticos y defraudados con esta nociva y reiterada práctica política, respaldada por esa fauna depredadora que habita en todos los partidos políticos, y que aparece indispuesta a modificar su percepción en el ejercicio del poder, sería, en definitiva, abstenerse de votar. O hacerlo, tachando la boleta electoral. Porque el cambio sencillamente, no será.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Uno de los que se encuentra en el «ojo del huracán», es el coordinador estatal del Morena, Marcial Rodríguez Saldaña. Primero, porque por olvido o indolencia, se olvidó de notificar los gastos de precampaña ante las instancias electorales, que le tumbó la candidatura al Toro Caído. Y luego, porque amagó con apuntarse como aspirante a gobernador por el Morena. Pero como Félix patrimonializó esa candidatura a favor de su familia, Marcial se encuentra ahora en capilla. Hasta la regiduría se le puede caer.
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