Por Noé Mondragón Norato Foto: https://bajopalabra.com.mx/
¿Se creía acaso que la democracia en el Morena sería mejor a las que aplican PRI, PRD, PAN y todos los partidos pequeños? Es claro que se impusieron corrientes y jefes de grupos políticos en la designación de los candidatos a diputados locales, federales y alcaldes. El partido presidencial se convirtió en una agencia de colocación para los consentidos de AMLO, del dirigente nacional Mario Delgado Carrillo y del propio delegado del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido, Salomón Jara Cruz, quién de plano, está fracasando por adelantado en su pretensión de convertirse en candidato del Morena a gobernador por Oaxaca.
MORENA: COCHINERO. – Mucha de la militancia del Morena se la creyó. Y de la nada, crecieron filas enormes de aspirantes a ocupar esos cargos de elección popular. En algunos casos, completos desconocidos que le apostaban a sacarse el premio mayor de la lotería sin comprar boleto. Evaluaron confiadamente que la aplicación de una encuesta «democrática», sería suficiente para adquirir ese codiciado pase. Pero en las nuevas coyunturas, las encuestas son instrumentos para legitimar imposiciones de los poderosos. El camuflaje perfeccionado del añejo «dedazo» inaugurado por la escuela priista. La radiografía es elocuente:
1.- En su libro «Adiós al PRI» —publicado en 1995—, el escritor e intelectual Gabriel Zaid establece uno de los principios básicos que rigen las relaciones de poder en el partido tricolor. Y que, en el actual momento político, fue trasladado al Morena: «No se ganan votos abajo para ir a hablar fuerte arriba: se ganan votos arriba para hablar fuerte abajo, teniendo que repartir. Vamos a suponer que en una asamblea local del PRI todos tuvieran que pronunciarse públicamente en favor o en contra de los posibles candidatos. Eso sería la destrucción de la cargada (la adhesión unánime al ganador). Los que se equivocan al votar, desearían no haberlo hecho, porque la independencia de criterio es costosa. El ganador se sentiría con derechos frente al poder central, al haber ganado por sí mismo, no por designación presidencial, como no debiéndole nada al sistema».
2.- La irritación interna en el Morena es tal, que el delegado del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido, Salomón Jara Cruz, renunció a su cargo y tuvo que salir por piernas de Guerrero. Porque sin conocer la entidad y sin aplicar un pulso realmente democrático hacia el proceso de selección de candidatos, se dedicó a repartir nominaciones teniendo como prioridad la satisfacción de grupos y corrientes de interés. Sembró con desatino, el terreno que, en vez de dar frutos orientados a reconocer y apuntalar su imagen, se midió con el efecto contrario. Pero a alguien debía sacrificar el presidente AMLO en aras de seguir vendiendo una democracia simulada que arrojó descontento e irritación, en un gran segmento de su militancia. Y que se va a medir de alguna forma, con el eventual voto de castigo para ese partido.
3.- Y en el colmo del cinismo, el candidato a gobernador por el Morena, Félix Salgado, pidió a todos los militantes del Morena excluidos de las candidaturas «ponerse a trabajar» en beneficio de la Cuarta Transformación. O, en otras palabras: yo ya quedé como candidato a gobernador y también aquellos que estaban más cerca de grupos y corrientes internas. Ahora la peonada —que siempre pierde—debe resignarse con su infortunio político y seguir adorando y trabajando por un partido que, en los hechos, les dio la espalda. «Trabajen para ver si en la otra les toca, sigan intentándolo», parece decirles el Toro Cercado.
Por supuesto, eso no garantiza nada. Solo una promesa a fin de apaciguar las irritaciones atribuidas a las imposiciones en las candidaturas. ¿Cuál es la diferencia entre esta postura y la cultura política imperante en PRI, PRD y PAN? Ninguna. Y los que sigan creyendo en este pervertido juego, tendrán que seguir esperando. Quizá, indefinidamente. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El que parece no estar dispuesto a dejar planchado el terreno electoral del pasado a otro militante tricolor, es el ex aspirante de ese partido a la alcaldía de Acapulco, Ricardo Taja Ramírez. Como el Toro Cercado, Taja congregó abultadas cifras de «acarreados» a sus eventos en 2018. Al final, perdió la contienda. Llenar plazas públicas no significa en modo alguno, que ya se ganó la elección. Es un juego de vencidas para impresionar y doblegar por adelantado, a la masa amorfa, dixit José Ortega y Gasset.
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