Por Jorge Romero Rendón Foto: https://www.facebook.com/jorge.romerorendon1
La invitación pública que le hizo Luis Walton Aburto a Félix Salgado para que decline sus aspiraciones y se sume a su candidatura a gobernador por Morena, no es una ocurrencia ni un reto, sino parte de una corriente de opinión que cada día toma más fuerza en ese partido para evitar la división interna que pudiera surgir en torno a los grupos que apoyan a los diversos aspirantes, y para garantizar que sea el mejor quien contienda el 6 de junio del 2021.
De esa forma, Walton le ha pedido a Félix que se le una para formar una alianza interna en Morena, que por un lado logre la construcción de una candidatura fuerte que surja de las bases de ese partido; y por otro mantenga la unidad a lo largo de la campaña electoral para ganar una elección que será complicada para todos.
Pero además se trata de que llegue a gobernar –si el voto popular favorece al candidato que presente Morena- un hombre con experiencia, capaz, honrado y leal no sólo con su partido o con el presidente, sino con la ciudadanía, que es a la que hay que responder y la que da o no el triunfo electoral.
Hacer un buen gobierno debe ser el principal objetivo a la hora de definir al candidato a gobernador. Porque no se puede permitir que llegue alguien a aprender o a imponer ocurrencias en un estado pobre como Guerrero, y menos que haya retrocesos en lo que se ha ganado en materia de seguridad pública, salud, educación, turismo, inversión privada y desarrollo por meros arranques populistas que traten de emular lo que han hecho otros fuera del estado, y que han significado fracasos que al final paga la ciudadanía.
De ahí que sumar el Voto Útil al interior de Morena significa hacer a un lado las discordias y los intereses de grupos para sumarse al proyecto de quien pueda ser un candidato fuerte y un posible gobernador ejemplar para cumplir los objetivos de la 4T.
La reflexión en torno al Voto Útil de los militantes de Morena en la designación de su candidato a gobernador debe tomar en cuenta cuando menos tres factores, más allá de las simpatías personales o de los intereses de quienes están al frente de los grupos de apoyo de los tres principales aspirantes, Walton, Félix y Pablo Sandoval (no hay más):
1.- Experiencia de gobierno. - Walton y Félix fueron alcaldes de Acapulco, pero con la diferencia de que con Félix se generó la peor ola de violencia que haya vivido ese municipio, mientras que con Walton bajaron todos los indicadores de delitos graves; el empresario también fue superior en transparencia, en el uso correcto de los recursos públicos, en más y mejores obras públicas, e incluso en los índices de satisfacción ciudadana respecto a la calidad de los servicios públicos. Todo respaldado por datos de instituciones públicas y privadas de alcance nacional.
En este rubro Sandoval no tiene experiencia, pues sólo ha fungido por menos de dos años como delegado federal, y tres meses como diputado local.
2.- Carácter y capacidad de gobierno. - Durante su trienio como alcalde, Félix fue un gobernante de medio tiempo, pues a los 4 o 5 de la tarde se desaparecía del ayuntamiento y se encerraba en su suite alquilada en el hotel Crown Plaza, con órdenes de no ser molestado. Walton asumió un compromiso de tiempo completo, a pesar de sus actividades empresariales, de las que se ausentó para dedicarse a su labor como alcalde. Incluso vendió algunos de sus negocios para evitar distracciones y disipar cualquier duda sobre su honestidad por favoritismo hacia sus intereses.
Sandoval tampoco pudo demostrar nada al carecer de experiencia de gobierno, pues su papel como delegado lo ocupó sólo de distribuir los recursos que enviados por el gobierno federal.
Un mal candidato será castigado con votos en contra…
3.- Credibilidad y sentido común. - Por los factores anteriores, Walton goza de buen nombre por su seriedad y honradez personales, y por haber sabido cumplir a cabalidad su cometido como alcalde. En su gobierno no se presentaron denuncias en su contra ni dejó cuentas pendientes con los órganos fiscalizadores del estado y de la federación. Félix, en cambio, dejó deudas pendientes de los recursos que manejó, e incluso quien lo sucedió le ayudó a comprobar casi 100 millones de pesos para evitar la cancelación de programas federales como Hábitat. Se le acusó de mantener nexos con grupos criminales y de acumular una riqueza personal inexplicable.
Mientras que Pablo Sandoval tiene señalamientos sobre desvío de recursos en el Congreso del Estado, y sobre presuntos negocios ilícitos con la adquisición y distribución de fertilizantes del ciclo 2019-2020. Actualmente se le acusa de violar la ley con una precampaña anticipada para pelear la candidatura a gobernador.
En ese contexto, el candidato natural de Morena a la gubernatura es Luis Walton Aburto, quien encarna los valores que el presidente Andrés López Obrador enarboló desde su campaña del 2018. Por lo que el Voto Útil de los militantes de ese partido debe decidirse en torno a esos valores, desde la encuesta hasta la designación en el Consejo estatal, pues la candidatura morenista no debe tener puntos negros ni cuestionarse por sospechas de ilícitos cometidos por quien sea el candidato. Si este resulta cuestionable, el costo en votos para Morena será del tamaño de perder un gobierno que algunos de sus dirigentes ya ven como suyo, sin recordar que del plato a la boca se puede caer la sopa…
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