Por Noé Mondragón Norato
Hace unos días, el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, hizo gala por enésima ocasión de sus «logros» al frente de la máxima casa de estudios guerrerense. Pero con la desaparición del Fondo Mixto Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt)-Gobierno del Estado de Guerrero, aprobado ya por el Congreso de la Unión, se conocerá qué tanto favorecieron los directivos del Conacyt a la UAGro con acuerdos soterrados y hasta la venta de espacios para ubicarla dentro del ranking de «las mejores universidades del país», a fuerza de magros resultados. La radiografía podría desenmascarar no solo al gobernador Héctor Astudillo, sino al propio inquilino de la rectoría en fase feneciente.
CONACYT: OPACIDAD. – Si hay algo que ha caracterizado al CONACYT, es su neoliberal tendencia a generar dinero en los últimos tres sexenios, antes que producción académica de calidad. En la revisión hecha por la cámara de diputados, se encontró que, durante el 2020, al CONACYT-Guerrero se le asignó un presupuesto de 13 millones 263 mil 615 pesos. Y si se mira bien, ninguna de sus «presumibles investigaciones» financiadas con esos recursos, han tenido alto impacto en la solución de las variadas problemáticas sociales de la entidad. Es decir, es dinero que se tiró literalmente, a la basura. Y hay más:
1.- En los últimos años y con la ayuda del mandatario estatal Héctor Astudillo y del senador priista Manuel Añorve Baños, el rector de la UAGro, Javier Saldaña, vendió ruidosa y mediáticamente, el reconocimiento de varios posgrados de calidad académica ‘reconocidos y avalados’ por el CONACYT. Ocurrió, sobre todo, cuando el sexenio de la corrupción de Enrique Peña Nieto, atravesaba su etapa floreciente. No había ninguna duda en relación a la variable que se aplicó exitosamente por los rectores de las universidades afines a ese proyecto político: con el dinero de ese Fideicomiso, se podía vender fácilmente la imagen de calidad académica. Para fortalecer proyectos en la prospectiva del poder local, de esos rectores. Aunque los hechos concretos desmintieran con creces, los destellos de aparente y simulado, fortalecimiento político.
2.- El rector de la UAGro aparece como el Plan B del actual mandatario estatal tricolor, para la candidatura de ese partido por el gobierno de la entidad rumbo al 2021. En corrillos políticos, corre fuerte la especie: Astudillo asume que la inversión hecha por el gobierno estatal a la UAGro, ha sido millonaria. De hecho, está refrendando lo anterior en la coyuntura de su Quinto Informe de Gobierno. Y esa inversión debe responder a la circunstancia de agrandar y fortalecer mediáticamente, la imagen del rector.
Pero el mandatario estatal olvida la parte fundamental de esta probable puesta en escena: no todos los grupos priistas aceptarían la propuesta del gobernador. Sobre todo, los del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer y del diputado federal René Juárez Cisneros.
Además, y ante la hipotética alianza partidista PRI-PRD, ni el senador Manuel Añorve ni el rector Javier Saldaña encajarían como aspirantes a encabezarla. Por simples valores entendidos.
3.- La federación y el Congreso de la Unión de mayoría morenista, actuaron con malicia política: desaparecieron los 109 fideicomisos justo en la coyuntura de realizarse la elección intermedia del 6 de junio de 2021, que renovará no solo la totalidad de las curules federales, sino 15 gobiernos estatales.
En Guerrero, el gobernador Astudillo no podrá disponer de los fondos de dos de esos fideicomisos desaparecidos: el Fondo Nacional de Desastres (FONDEN) y el Fondo Mixto CONACYT-Gobierno del Estado de Guerrero.
El rector de la UAGro, Javier Saldaña, también debe estar preocupado. Porque de aquí al cierre de su prolongado mandato de ocho años en la rectoría, ya no podrá presumir logros en mancuerna con el CONACYT. Y si a ello se suma que no ha logrado ninguna gestión para revertir ante la Federación y la Secretaria de Hacienda, la aplicación del ISR a todas las prestaciones laborales de los trabajadores universitarios, los negativos en su contra se robustecen.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Si al rector de la UAGro se le ha tildado de insensible por el cobro de muy altas cuotas de inscripción y reinscripción, la dirección del CBTIS 134 en Chilpancingo, cobra a cada alumno 980 pesos por semestre. Y lo peor es que no aclara en qué invierte esas cuotas. Ni el secretario de educación Arturo Salgado Urióstegui, parece notarlo. O lo soslaya. La escuela pública no ha dejado de privatizarse desde los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto. Y la Cuarta Transformación tiene pendiente esa asignatura.
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