Por Noé Mondragón Norato Foto: https://replicaguerrero.com/
En ocho meses van a ocurrir muchas cosas. Es el tiempo exacto que resta para la elección del 6 de junio de 2021. Pero en el Morena dan como un hecho consumado que van a ganar el gobierno de la entidad. Soslayan que las crisis políticas por la ausencia de resultados, comienzan a menguar la credibilidad del propio presidente López Obrador. No les perturba el antecedente de que la primera alternancia en Guerrero en 2005 con el ex gobernador perredista Zeferino Torreblanca, se midiera como un rotundo fracaso en materia de desarrollo social, combate a la corrupción, abatimiento de la pobreza y despegue económico de la entidad. Hay que ir al fondo de algunas coyunturas para entenderlo mejor.
CRISIS ACUMULADAS. – Lo que Guerrero necesita es un estadista en el gobierno de la entidad. No un improvisado que aplicará el deleznable principio de echar a perder, para aprender a gobernar y administrar la hacienda pública. De eso es justo de lo que los votantes están fastidiados: el reciclamiento de los ciclos de las simulaciones por parte de los actores que buscan el poder. De todos los partidos políticos. No hay nadie que acepte la parte esencial de esta repetida y desgastada película: ninguno de ellos sacará del atraso a la entidad. Quieren poder y dinero. Nada más. Hay que ir por partes:
1.- La alcaldesa morenista de Acapulco, Adela Román, embistió al ex delegado federal, Pablo Amílcar Sandoval, quien renunció a esa dependencia para buscar la candidatura a gobernador. Dijo que apenas conoció la entidad cuando fue designado en ese cargo. Y luego de una manera sutil, el también aspirante externo por el Morena, Luis Walton, completó el ataque: «es muy importante conocer el estado, y los problemas complejos del estado, pero fundamentalmente que haya nacido en Guerrero», dijo en Iguala.
La mayoría de los ex gobernadores han nacido en la entidad, pero ninguno a medido en los hechos su desempeño, con acciones a fondo que ataquen los problemas descritos. Es decir, Guerrero sigue siendo campeón en atraso y pobreza. El punto es obvio: no es dónde nazcas, sino qué tan propenso a la ineficacia y a la corrupción seas. Y todos los aspirantes del Morena a gobernador, —en menor o mayor grado― ya han sido tocados por estos dos males.
2.- Las guerras de lodo aparecen indiscutiblemente, en cada proceso electoral. Pero nadie acepta sus orígenes. Ni cómo fueron tocados por la corrupción. Así, la alcaldesa de Acapulco, Adela Román se formó en la vieja escuela priista donde abrevó sus primeros empleos y también la manera de entender y aplicar la política. Fue cuestionada por nepotismo al favorecer a uno de sus sobrinos como magistrada del Tribunal Superior de Justicia; Félix Salgado egresó de la extinta Escuela Superior de Agricultura como ingeniero agrónomo —que nunca desempeñó―, se metió a ejercer el periodismo ramplonamente y terminó como político opositor alentado por el ex gobernador tricolor, José Francisco Ruiz Massieu, su papel como alcalde de Acapulco fue mediocre rayando en la franca incompetencia.
Luis Walton creció en la escuela política tricolor y renunció a ese partido en la elección de 2002, cuando le negaron la candidatura a la alcaldía de Acapulco.
Pero después, formó alianzas soterradas con el PRI, con el senador Manuel Añorve y con el actual gobernador Héctor Astudillo; y Pablo Amílcar Sandoval inauguró muy temprano su vocación corrupta cuando impulsó a una funcionaria señalada de haber desviado recursos en el gobierno de Michoacán —Mireya Guzmán―, no aclaró qué hizo con «los ahorros legislativos» de agosto a noviembre de 2018 en su calidad de presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, tampoco las corruptelas en el reparto del fertilizante bajo el control de la Cuarta Transformación y vendió la idea de que era doctor en Economía por la Universidad de Yale, cuando su cédula de licenciatura por la UNAM, no estaba registrada en la Dirección General de Profesiones de la SEP. Son los más fuertes aspirantes a gobernador por el Morena. ¿Atacarán realmente la corrupción con esos antecedentes? ¿Cambiará en verdad Guerrero, o será la puesta en marcha de la obra, «un paso adelante, dos pasos atrás» del ruso Vladimir Ilich Lenin?
HOJEADAS DE PÁGINAS…En el primer corte de caja, los diputados que integran el Congreso local evaluaron en casi un millón de pesos, los daños causados a esas instalaciones por parte de normalistas de Ayotzinapa —y otros delincuentes que se colgaron de la inconformidad―, el pasado 22 de septiembre. Lo que los legisladores no dijeron es quién o quiénes pagarán esos daños. Porque los normalistas no lo harán.
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