Por Noé Mondragón Norato Grafica: https://www.infobae.com/
El presidente López Obrador fue contundente: al cumplir dos años como gobernante, entregaría resultados convincentes sobre el caso Ayotzinapa. Pero hasta el pasado 7 de julio, la Fiscalía General de la República (FGR) se limitó a identificar los restos del estudiante Christian Alfonso Rodríguez, justo en la misma zona del municipio de Cocula, donde la PGR de Peña Nieto, había encontrado el de otro de los sacrificados: Alexander Mora Venancio. Es decir, los cuerpos de uno y otro estudiante estaban relativamente cerca de la zona donde presumiblemente, habían incinerado sus cuerpos. Y las reacciones no esperaron.
SEIS AÑOS SIN RESPUESTA. – El próximo 26 de septiembre se cumplirán seis años de la desaparición física de los 41 estudiantes de Ayotzinapa ―en función de que ya se localizaron dos de ellos―, y a poco más de dos meses de que se cumplan dos años de la alternancia de «izquierda» en la presidencia del país. Los resultados se miden, pero de forma negativa. Se lee así:
1.- Muchos de los presuntos responsables de la desaparición de los estudiantes, ya están en libertad. Incluso, el ex edil perredista de Iguala, José Luis Abarca Velázquez y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, promovieron un amparo a fin de ser liberados. Y también están a punto de lograrlo. La lógica por absurda, se entiende: al derrumbar mediáticamente «la verdad histórica», creada por el ex titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, el gobierno de la Cuarta Transformación tuvo que liberar a todos los involucrados que capturó inicialmente la desaparecida PGR. Y entonces comenzaría de cero. Pero como en México nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito, las cosas se tornan altamente complicadas para el presidente, quien aparece sólo ante el problema. Sin detenidos ni consignados, difícilmente se llegará a la verdad real con relación a dónde están los estudiantes que restan.
2.- A pesar de contar con mayoría legislativa del Morena en el senado de la república y el Congreso de la Unión, ese partido no ha logrado impulsar reformas prioritarias al Poder Judicial, que le resten no solo altas y beneficiosas prerrogativas salariales a ministros y jueces, sino que tampoco han podido legislar para impedirles el manejo y aplicación torcido de la Ley. El ataque a la corrupción debió comenzar con la desintoxicación de los poderes legislativo y judicial. Pero hasta hoy se observan continuismos e inercias arrastradas por los gobiernos panistas y priistas del pasado. Porque la fauna política es la misma. Cambiaron de camiseta, pero no de conductas ni de vicios. De otra forma, no se entienden razones relacionadas con la liberación de muchos ‘testigos clave’ del caso Ayotzinapa.
3.- Hay una irritación justificada por parte de los padres de los 41 desaparecidos. Porque al igual que en el gobierno priista de Peña Nieto, en estos dos años los han sobrellevado. Algunos temen de plano, que no les den respuestas convincentes en relación a la ubicación de sus hijos. Por eso se han movilizado. Tomado casetas de cobro de la Autopista del Sol. Se han plantado en el Congreso local y el palacio de gobierno. Bloqueado calles y marchado por avenidas de la capital, pese a la pandemia. Es decir, la promesa presidencial por encontrar a los estudiantes va colapsando progresivamente. 4.- Para el presidente López Obrador, el próximo sábado y domingo podrían ser decisivos en un carril político concreto: el gane anticipado del Morena, en la elección para renovar el gobierno de la entidad del 6 de junio de 2021. O no llegar a cristalizar ese sueño. Porque las desgracias masivas en Guerrero, guardan esos cobros de facturas: en 2014 se la cobraron al PRD con el retorno del PRI al gobierno estatal en la elección de 2015. Y al no entregar los resultados prometidos sobre el caso Ayotzinapa, el gobierno de AMLO borda peligrosamente la posibilidad de erosionarse sin la posibilidad de recuperar plusvalías. El punto fino de todo lo anterior, es que el golpe mediático y político tendría que ser realmente espectacular. Pero no se avizora que así sea. La derrota o el gane electoral del Morena en 2021 juegan el próximo 26 y 27.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Mientras los del Morena y los del PRD muestran tendencias demasiado ambiciosas y se desgañitan en medios de comunicación y redes sociales, los del PRI se la llevan de a muertito. Observan desde lejos y arman sus propias estrategias. Es evidente que, al renunciar a los reflectores en una coyuntura en la que el discurso se les cayó, lo único que les resta es apelar al silencio como forma de blindarse.
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