Por César González Guerrero Foto: https://anews.mx/
La historia de nuestro estado nos enseña que por las confrontaciones internas y externas, desde su creación en 1849, el desarrollo integral sigue estancado.
No han sido suficientes los escasos 60 años de estabilidad política y social, con los gobernantes guerrerenses que han cumplido sus periodos, para terminar con la marginación. Aunque sí se deben reconocer los avances alcanzados hasta esta fecha en materia de salud, educación, comunicaciones, electrificación, etc., con todo y sus deficiencias que se puedan señalar, están a la vista. Con mucho sacrificio y esfuerzo se han hecho realidad gracias a la acción conjunta y decidida de los guerrerenses.
La actividad más importante para la economía estatal que es el turismo, continua como la de mayor impacto, los sectores productivos de las diversas áreas mantienen un dinamismo favorable y por si esto no fuera suficiente, las actividades agropecuarias han logrado subsistir en los niveles aceptables del bienestar social. De persistir la conjugación de esfuerzos federales y estatales, Guerrero estará mejor.
Es por esa razón que la experiencia del enfrentamiento entre los guerrerenses no se debe repetir. Las nuevas generaciones no debemos permitirlo y sí se debe promover la unidad de los guerrerenses como el principal objetivo en estos momentos difíciles.
Es bien sabido que la unidad genera desarrollo mientras que los pueblos confrontados viven en la desgracia y la pobreza. Los conflictos se resuelven con la concertación y los acuerdos, no con la violencia; por lo que se deben evitar las pugnas estériles entre nosotros mismos y avanzar en la coordinación de esfuerzos.
En todos los pueblos del mundo son los problemas quienes perjudican a la población y es la armonía social quién beneficia. Los enemigos de México y de Guerrero no somos nosotros, son aquellos que promueven la confrontación y el divisionismo para seguir formando parte de los países dependientes de las grandes potencias y apuestan al conflicto para detener el avance del desarrollo económico.
Sabemos muy bien que el carácter del guerrerense es bronco y rebelde y es por ello que a nadie conviene un conflicto entre los propios hermanos. En estos momentos es una obligación moral pugnar por la unidad de los guerrerenses y sería injusto que alguien, por intereses desconocidos, aliente la confrontación. Guerrero no se lo merece y los guerrerenses menos.
Hoy, precisamente cuando el Gobierno de la República reconoce el trabajo y liderazgo del Gobernador Héctor Astudillo Flores, voces y personas anónimas pretenden opacar. Por supuesto que no lo podrán lograr porque afortunadamente los hechos hablan más que las palabras. Hay paz y tranquilidad social, hay armonía y resultados que muchos pueden avalar, en cada una de las 7 regiones el estado.
En México, y en Guerrero menos, no tenemos tiempo para estar en una situación de luchas internas. Tenemos que buscar las mejores condiciones de convivencia pacífica y trabajar todos en armonía. No se vale que las transformaciones sean motivo de atraso o retroceso para mantener pueblos subdesarrollados y confrontados.
Después de que el presidente de México reconoce el trabajo ejemplar de Héctor Astudillo, alguien lo contradice y posiblemente hasta reta al ejecutivo federal, actuando en contra del gobernador Astudillo. No se vale. Sobre todo, cuando el Gobernador confiado en su trabajo, de buena fe, se presenta a inaugurar obras de salud en tiempos de crisis sanitaria en una de las regiones con varias necesidades como es la Costa Chica.
Tampoco se vale. Quienes lo hayan hecho, por voluntad propia o por presiones de otro tipo, deben recapacitar y valorar que bien o mal es una obra realzada con toda la buena intención, con los mejores deseos de apoyar a la población en condiciones de enfermedad. Es necesario investigar los hechos y actuar de la mejor manera para aclarar quiénes son los enemigos del presidente de México o también saber si el presidente utiliza un doble discurso.
Hoy son tiempos de tolerancia, cordura, respeto y cordialidad, no hay otra alternativa, de lo contrario se estaría fomentando el odio y el rencor que conduce a un enfrentamiento que no beneficiaría a nadie. Es tiempo de reflexionar qué se quiere para México y para Guerrero: desarrollo o atraso, riqueza o miseria, marginación o progreso, unidad o división. Héctor Astudillo no se equivoca, Guerrero nos necesita a todos. Ya veremos.
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