Por Noé Mondragón Norato Foto: https://www.agenciairza.com/
En las vertientes del poder, todo es posible. Y en política resucitan hasta los que ya se daban por muertos. Eso es justo lo que está ocurriendo en la actual coyuntura: el ex gobernador perredista y actual personaje sin partido, Ángel Aguirre Rivero, volvió a mostrar no solo el músculo, sino que en la operación política es eficaz y sigue moviendo piezas rumbo a las definiciones en la prospectiva de los reacomodos y las reconfiguraciones de aquí al 2021. El pulso es elocuente.
AGUIRRE: RETORNOS. – Al ex gobernador oriundo de Ometepec, sus adversarios políticos le endilgaron una participación en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa que, hasta hoy, está sin comprobar. De otro modo, el presidente AMLO ya hubiese ordenado una investigación a fondo en su contra. El refrán popular dice que ‘lo que no mata te fortalece’, y Aguirre Rivero apareció instalado de pronto, en esa coyuntura. Se lee así:
1.- En el PRD operó para que su tribu, Izquierda Progresista de Guerrero (IPG) se quedara con la dirigencia estatal de ese partido. Apenas el pasado sábado 15, el diputado local Alberto Catalán Bastida fue ungido en el cargo. Sin ser militante de ese partido, el ex mandatario hizo valer su condición de mayoría en el número de afiliados y esta vez, la tribu los chuchos de Nueva Izquierda ―noqueada como está por los adversos resultados electorales del 2018—, le respetó las cifras. Se entiende que Catalán Bastida, es un mero objeto decorativo porque hasta el momento, no ha logrado como presidente de la Mesa Directiva del Congreso local cuando menos dos cosas: reactivar el trabajo legislativo traducido en la nada grata etiqueta de ser la 62 legislatura local, la más improductiva de las últimas cinco. Y empujar acuerdos con las demás fracciones a fin de generar los contrapesos políticos reales hacia el actual mandatario estatal, Héctor Astudillo.
2.- Catalán Bastida podría instalarse en la vía de operar, a cambio de su reciente designación en la dirigencia estatal, como picaporte para abrirle la puerta al ex edil perredista de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, en su pretensión de convertirse en candidato a gobernador por ese partido. Una melodía que ya estaba cantada, dado que el ex diputado local y cuasi propietario del municipio de La Unión, Carlos Reyes Torres, se enfrió notablemente después de iniciar muy acelerado en 2019. Y, por otro lado, darle certeza a una posible alianza partidista entre PRI y PRD, lo cual pondría en ese carril, el eventual sacrificio político de Evodio, en aras de designar un candidato de consenso entre ambos partidos políticos.
3.- En Acapulco, fue designado como dirigente del PRI municipal, el ex senador Sofio Ramírez Hernández ―el principal operador político de Aguirre―, quien se había mantenido en la banca política desde que concluyó como senador en 2018, pese a pronunciarse abiertamente por la candidatura de Héctor Astudillo en el 2015. Desde luego, el arribo de Sofio se lee como el anticipo de lo que viene en materia de competencia electoral. Porque ni el PRI ni el PRD tienen un prospecto fuerte para competir y medirse en Acapulco, con el eventual aspirante del Morena. Y si se considera que ya no irá AMLO en la boleta electoral, el propio Aguirre estaría mandando señales de ungirse como candidato a esa alcaldía bajo la eventual alianza PRD-PRI. Con la adhesión de otros partidos políticos bonsái que solo esperan la oportunidad de ver donde habrán de cobijarse. Y encarecer la negociación.
El punto es justo ese: con una adecuada operación política —el ex gobernador es experto en eso― y dado el deficiente trabajo de la actual alcaldesa morenista, Adela Román, el desplazamiento del partido presidencial de la alcaldía de Acapulco, se torna enteramente posible. El punto negativo de esa hipotética alianza partidista, sería que el abanderado para la disputa por el gobierno estatal, fuera el senador Manuel Añorve Baños, el más conocido de todos los priistas que aspiran a la candidatura a gobernador, pero también, el que más pasivos negativos arrastra. Como sea, Aguirre está operando. Y esos son los temores fundados del Morena, cuyos aspirantes están reñidos justamente, con la operación política.
HOJEADAS DE PÁGINAS… De los 32 millones que el rector de la UAGro Javier Saldaña Almazán aseguró tener bajo resguardo para ‘compensar el descuento del ISR al salario de los trabajadores’, no aplicó ni un solo centavo en la pasada quincena. Significa una sola cosa: en su momento utilizó la cifra para salir del atolladero en que solito se metió. El punto positivo es que el presidente AMLO, en su reciente visita a la entidad, anunció que investigará «dónde están esos dineros» descontados por el ISR. A ver si es cierto.
Hay 345 invitados y ningún miembro en línea