Noé Mondragón Norato Foto: https://suracapulco.mx/
Lo que los trabajadores universitarios necesitan para recuperar el poder adquisitivo de su salario, no son los dos presuntos bonos —uno de 10 y otro de 15 días— que, con bombo y platillo e inusual alharaca se vendieron mediáticamente como logros de la administración central y de ambos sindicatos, sino una reforma laboral a fondo que impacte directo sobre el Contrato Colectivo de Trabajo, un documento descontinuado y rebasado por las necesidades laborales universitarias y usado como parapeto por ambos dirigentes sindicales sin escrúpulos, quienes desde la crisis estallada por la aplicación del ISR a prestaciones, no han intentado acercarse a los trabajadores afectados. Basta ver como se intenta intercambiar espejitos por oro. Y se intentan blindar proyectos de poder.
ENGAÑO DELIBERADO. – Si se mira bien, el rector de la UAGro, Javier Saldaña, ya se va. Le quedan ocho meses despachando en la rectoría. Lo único que demanda en la actual coyuntura de riesgo para sus proyectos de poder, son cuando menos tres cosas:
1.- Oxígeno político para aguantar de aquí a marzo de 2021, cuando se desarrolle la elección para cambiarlo. Se entiende que, si no logra sortear la crisis derivada de la aplicación del ISR a prestaciones, su corriente política el FREDEUAG llegará diezmada, repudiada ampliamente por la base laboral universitaria y sin adeptos que respalden al aspirante. Más aún si es impuesto como candidato por el propio rector, como la Ley Orgánica y el Consejo Universitario lo dotan de esa «arreglada» prerrogativa. El FREDEUAG estaría llamado de antemano, a perder la elección de rector. Y dotar a los trabajadores de dos bonos económicos no significa en modo alguno, que estos serán permanentes. Pero el descuento por ISR seguirá siendo quincenal. Para que el beneficio fuera real, se necesitaría que ambos bonos fueran pagados cada mes. Y ni el rector ni ambos sindicatos lo harán. Es decir, el anuncio para pagarlos es una táctica política efímera, marrullera y de corto plazo a fin de ganar tiempo para desactivar la protesta.
2.- Enderezar el proyecto por la candidatura a gobernador. Muy en el fondo, Javier Saldaña sabe que, con la crisis del ISR, la posibilidad de disputar la candidatura a gobernador como aspirante externo, se le está cayendo. Si durante siete años mantuvo el férreo control sobre ambos sindicatos universitarios y vendió publicitariamente la idea de haber modificado planes de estudio, gestionar reconocimientos de maestrías y doctorados en los padrones de excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y posicionar a la UAGro, dentro del ranking de las 200 mejores universidades del país, al final todo eso se le está diluyendo entre las manos. Como el agua misma. Para regresar a esa pelea necesitaría no solo contrarrestar el ISR con bonos engañosos, sino otorgar a los trabajadores otros beneficios prorrogados reiteradamente durante su gestión. Como los 90 días de aguinaldo y el incremento de prestaciones no gravables con ISR, como los bonos de despensa y otros. Se requiere en este punto, una revisión a fondo del Contrato Colectivo de Trabajo, que ni ambos sindicatos ni el propio rector parecen dispuestos a emprender. Pero de ahí a la debacle política hay un solo paso.
3.- No ser sometido a revisión financiera por la Secretaría de la Función Pública (SFP). Así como están cayendo muchos personajes corruptos del priismo, el rector no tardaría en poner sus barbas a remojar. Imposible a estas alturas, esconder su condición de personaje acaudalado. Mas cuando su apuesta política presidencial en la elección de 2018, fue a favor del frustrado aspirante priista, José Antonio Meade Kuribreña. Y el gobernador Héctor Astudillo también empacará maletas para esas fechas. No habrá protección ni cobija política donde guarecerse. Así, si hay pasajes oscuros y poco claros en la aplicación del ISR, la SFP se encargaría eventualmente, de ventilarlos. El rector necesita y trata de blindarse. Pero el tiempo corre en su contra.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El crimen de la doctora, Mélida Honorato Gabriel, del hospital Básico Comunitario de Huamuxtitlán, confirmó por enésima ocasión, que la palabra más querida y apreciada de la actual administración estatal, se llama impunidad. Desde que se cometió su asesinato el pasado viernes, las condenas de la parte oficial y del propio mandatario estatal Héctor Astudillo, no han dejado de fluir en los medios de comunicación. Pero de lo que se precisa es de resultados, no de estéril retórica.
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