La etapa de prueba que significa para políticos y gobernantes la pandemia del Covid-19, ya prendió focos rojos en el mapa de quienes hasta antes del coronavirus avanzaban sobre expectativas favorables: la solicitud de licencia del Senador Félix Salgado Macedonio para separarse del ejercicio legislativo, se localiza entre los daños colaterales detonados por el elevado deterioro que la pandemia ha generado en el espectro social de los guerrerenses.
En el fondo, desde el momento en que las familias se quedaron sin ingresos por el cierre de la economía, el daño a las propuestas políticas de quienes sostenían su proyección electoral se apreciaba inevitable. El riesgo mayor vino cuando quienes se movían como precandidatos antes del coronavirus, no encontraron una respuesta institucional al reclamo social y dejaron en el vacío las necesidades de sobrevivencia diaria.
El primer impacto vino cuando diputados, regidores y senadores carecieron de visión de liderazgo y se conformaron con llenar espacios promocionales en base a entregar unas 15 o 20 despensas. El problema es que nunca midieron el impacto real de la crisis: el confinamiento lleva ya sesenta días y ha generado la pérdida en Guerrero de cuarenta mil empleos aproximadamente.
El cálculo político de los aspirantes a contender en el 2021 radica, en el caso de Morena, en la explotación excesiva de la imagen lopezobradorista que los colocó en el poder en el 2018. Y las figuras de la oposición, -PAN, PRI, PRD, MC-, en capitalizar los incumplimientos sociales y tropiezos funcionales de los personajes morenistas, pero casi ninguna de los precandidatos de esas fuerzas ha sabido encontrar una estrategia de enlace interinstitucional que logre atenuar el tamaño de la asistencia alimentaria que encaran cientos de miles de guerrerenses.
Apenas unos dos o tres diputados y alcaldes cubren esa carencia con la instalación de comedores comunitarios.
Lo que se advierte en el caso de Salgado Macedonio es la necesidad de reorientar su proyecto en la etapa más crítica de la epidemia, ante el desplazamiento gradual y silencioso del que ha sido objeto el Senador en preferencias hacia la gubernatura, debido a su incapacidad para asumir un liderazgo constructivo desde el Senado durante el derrumbe de la economía.
De hecho, Félix Salgado había anunciado en noviembre pasado su idea de separarse del cargo en febrero de este año para dedicarse a recorrer el estado y mantener una mayor cercanía con la población, pero ante la inesperada crisis de la pandemia decidió posponer su solicitud de licencia hasta que la compleja realidad del Covid-19 se atenuara.
En este contexto, Macedonio prefirió guarecerse mientras pasaba la tormenta, por lo que no percibió el empequeñecimiento adquirido en su carrera hacia la gubernatura hasta que El Heraldo de México publicó hace tres semanas una encuesta sobre preferencias electorales, en la que el calentano es ligeramente rebasado por el empresario acapulqueño Luis Walton Aburto.
La crisis del Covid-19 revela otros datos que seguramente no desconoce Félix Salgado; la pandemia motivó una caída en la aprobación presidencial durante las primeras tres semanas de la emergencia sanitaria debido a las indecisiones iniciales del gobierno federal para operar el sitio de cuarentena.
La actuación del presidente López Obrador frente a la crisis bajó su popularidad de un 60 a un 49 por ciento, lo que preocupó a sus operadores de imagen después de que inició la presidencia con un índice del 70 por ciento de aceptación ciudadana, pero a quien más inquietó esa perspectiva fue a personajes de Guerrero que buscan cargos de elección popular en el 2021 pero carecen de un modelo de reconstrucción social de la talla de Guerrero.
Sin López Obrador, y sin la imagen del ahora presidente en la boleta, resulta difícil repetir el milagrito del 2018.
Paradójicamente, lo que pudiera significar un espacio de oportunidad para que PRI y PRD recuperen terreno frente a Morena, es también motivo de rezago para una oposición disminuida plagada de personajes con elevada carga de negativos, quienes han promovido su imagen durante la pandemia y ni aun así crecen en confiabilidad.
El peor escenario por el que transitan priistas, panistas y perredistas es que además de no operar estrategia alguna de auxilio social durante la presente emergencia, no han podido revertir la percepción de que gran parte del desastre observado en el renglón de la salud nacional, es producto de la corrupción acumulada durante sexenios en el gobierno federal.
Al final de cuentas, a Félix Salgado lo que le preocupa no es la oposición a Morena. La clave de su inquietud para separarse del Senado, se localiza en el temor de esperarse al final de la pandemia para pedir licencia, ya que ello implica un riesgo de ser arrastrado hacia abajo por una hipotética pérdida de popularidad de su partido.
Hay 283 invitados y ningún miembro en línea