El zafarrancho suscitado durante un foro sobre la reforma educativa que pretende el próximo gobierno federal, evidencia que los principales enemigos de la llamada Cuarta Transformación que enarbola serán precisamente algunos de los grupos radicales que apoyaron la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
La Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación del Estado de Guerrero (CETEG), irrumpió a sillazos y botellazos en el Centro de Convenciones reventando el foro, donde había unos 5 mil asistentes del Sindicato Nacional de Trabajadores dela Educación (SNTE).
La transformación con la que busca equiparar este momento histórico del país con la Independencia, la Reforma y la Revolución, sería “ordenada pero profunda y radical”, ha declarado López Obrador.
Al parecer algunos movimientos como el de la CETEG solo se quedaron con lo “radical” sin entender aquello de “ordenada” y menos entenderán que sus adversarios históricos como son los integrantes de la SNTE del que son una escisión quieran o no, también deben ser escuchados en sus planteamientos sobre la reforma educativa ya que López Obrador tendrá la obligación de gobernar para todos los mexicanos.
Además de que muchos de los propios “charros” como despectivamente llaman los cetegistas a los del SNTE, tampoco están felices con la reforma llevada a cabo en el actual sexenio de Enrique Peña Nieto.
La misma situación se ha dado en el Congreso de Guerrero y en el Ayuntamiento de Acapulco donde algunos legisladores y ediles morenistas vieron confrontados sus afanes absolutistas y avasallantes con la necesidad de la negociación política por parte del presidente del Poder Legislativo Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros y la alcaldesa Adela Román Ocampo, imperante para la gobernabilidad y los equilibrios democráticos.
Lo dijo el propio Andrés Manuel en Acapulco: “la campaña ya terminó”, luego de una reunión en la que el gobernador priísta de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, le facilitó el cambio de sede de la Secretaría de Salud a Guerrero al llamado Edificio Inteligente, con lo cual se le dará un uso al inmueble que por años ha sido un elefante blanco.
Si existe voluntad en la clase política para colaborar en la construcción del nuevo proyecto de gobierno, falta que descienda a las bases a las que se motivó con el discurso antisistémico, contrainstitucional y antipolítico, que paradójica y erróneamente se forjaron la idea de ser la nueva casta divina excluyente de todo aquello que no haya apoyado a su candidato.
De pronto, quienes apoyaron el cambio son quienes menos están dispuestos a cambiar. ¿Así cómo?
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