El de Armando Chavarría, fue un crimen político. Este lunes se cumplen nueve años de aquel ataque que terminó con su vida. Y los beneficiarios políticos de ese homicidio hoy están literalmente, de capa caída. Lo peor no es eso, sino que se ha quedado en la más absoluta impunidad. El recuento lo dice todo.
CHAVARRÍA: AFECTAR INTERESES.- En la rueda del poder guerrerense, el finado perredista nunca previó el escenario de desastre que él mismo creó a su alrededor. A pesar de que pactaba invariablemente, con PRI y PRD. Esa proclividad insana para negociar con Dios y con el Diablo, lo fueron haciendo vulnerable. Y la riqueza que acumuló producto de esos acuerdos inconfesables, se mostraron demasiado evidentes. Instalado en la ruta de pretender convertirse en candidato a gobernador por el PRD, afectó demasiados intereses. Ello explica las razones por las que, hasta la fecha, su crimen no se ha resuelto. Se lee así:
1.- Cuatro gobernadores han conocido del caso Chavarría. Tuvieron el expediente completo en sus manos. Y ninguno lo ha resuelto. Ni lo harán. Porque a estas alturas, la teoría del chivo expiatorio ya no funciona. Eso sí: el crimen fue politizado a lo largo de todos estos años. Una y otra vez. Manoseado groseramente por exprocuradores y ex fiscales. Para justificar su chamba y tener una coartada para medir su popularidad o ineficacia ante los medios de comunicación. Por ese lado, Chavarría no debe descansar en paz. Los beneficiarios de ese crimen, hoy están en la banca. Rozando el epílogo del ostracismo. Cuatro son visibles. Primero, el senador Armando Ríos Piter, quien era la carta natural de exgobernador perredista Zeferino Torreblanca Galindo, en la competencia para renovar el gobierno estatal en la elección del 30 de enero de 2011. No llegó debido a la propia división interna perredista, promovida con afán por el propio exgobernador, quien no ha salido de la banca política desde la elección del 7 de junio de 2015, cuando, arropado por el PAN, pretendió regresar a la alcaldía de Acapulco. Y en la pasada elección del 1 de julio, volvió a intentarlo por el PT. Ríos Piter declinó por su parte, competir por el gobierno estatal en ésta última elección, a pesar de que llevaba la delantera en todas las encuestas. Y fácilmente, pudo ganarle al actual gobernador priísta, Héctor Astudillo. Hoy, apelaría al pago de compromisos políticos, pues dejó al descubierto y por segunda vez, su verdadera naturaleza priísta, al apostar en la reciente elección presidencial por el excandidato perdedor, José Antonio Meade. No sería nada extraño que Astudillo, lo designe en alguna cartera al interior de su gabinete. De otro modo, Ríos Piter, borda el ostracismo. Igual que su exjefe político, Zeferino Torreblanca.
2.- El segundo beneficiario de rebote, fue el exgobernador perredista y hoy político sin partido, Ángel Aguirre Rivero. Derivado del crimen de Chavarría y de la insensibilidad de Zeferino Torreblanca, pudo llegar fácilmente como candidato a gobernador por el PRD, la posición que pretendía Chavarría. Y como el propio Zeferino ha refrendado una y otra vez, que no es político, sino administrador, Aguirre se le metió hasta la cocina. Sin embargo, hoy el exgobernador Aguirre, también está fuera de la rueda del poder. Intenta influir en PRI y PRD. Pero no ha logrado mucho.
3.- Finalmente, el tercer beneficiario de la muerte de Armando Chavarría, es el metamorfoseado, David Jiménez Rumbo. Este personaje se adueñó del legado político de Chavarría. Excluyó de las decisiones políticas incluso, a los hijos del malogrado perredista. Y para darle identidad a su ambicioso proyecto de poder, cambió el nombre de la tribu Izquierda Progresista Guerrerense (IPG), ha Grupo Guerrero (GG). Su última jugada le falló: apostó por el excandidato priísta a la alcaldía de Acapulco, Ricardo Taja Ramírez. Perdió. Para cuando acabe su desempeño como diputado federal plurinominal, su única opción es que el PRI de Manuel Añorve, lo arrope. Porque en el PRD ya cerró la puerta. Y ciclo. Chavarría no alcanza ni descanso ni justicia.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La puja por la coordinación de la mini bancada priísta en el Congreso local, creció. Trasciende que Heriberto Huicochea, quiere imponerse sobre Héctor Apreza, apelando a la fuerza de su padrino político, René Juárez. Y cobrarle algunos compromisos políticos pendientes al propio Héctor Astudillo. Se verá si el gobernador se sacude al exgobernador. O sigue siendo su rehén político.
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