También hubo lágrimas por la aprehensión de Pinochet en Londres, luego que el juez Garzón, pidiera su extradición para condenarlo por el asesinato de piadosas españolas.
No hay sátrapa o ladrón que no tenga su abogado. Barrabás fue liberado por la multitud, para pedir a cambio en Jesús el martirio de la crucifixión. La maldad tiene sus adoradores y prosélitos.
Hoy que la autoridad competente documenta el latrocinio del reciente régimen pasado, cunden los llorosos que incomprenden que este gobierno no los encubra, ni les deje disfrutar en absoluta impunidad, el saqueo que hicieron de las arcas públicas de nuestro desdichado y pobre pueblo, saqueado y envilecido.
Zeferino regresa. Sigue creyendo que su nepotismo-despotismo fue un mal necesario. Que cerrar los ojos al corrupto trasiego de su gabinete, era parte de la magia de su tecnocracia. Pensó que la cáfila de grumetes, con que integró el peor de los sexenios tendría para la eternidad agradecimiento y aplausos. Nunca supo que todo lo hizo mal. Sólo hizo bien la rapiña, el encubrimiento, el saqueo.
Sus funcionarios cometieron ilícitos que superan mil millones de pesos en ministerios de educación y salud, finanzas, compras, obras, servicios y toda clase de oficios por los que se pagara algún documento a la vista y al portador.
Tiene agendado para esta semana, dar a la cara y asegurar su inocencia. Quiere que las peras crezcan en los olmos. Con frases y palabras, iracundia y exasperación, como fue su estilo, pretende ocultar el sol con un dedo. Lástima que los hechos lo traicionen, los documentos lo inculpen y sus acólitos lo infamen. En añicos su reputación, lo único que le queda a sus sicofantes, es el llanto.
PD: “Cuando sembré rosales, coseché siempre rosas”: Amado Nervo.
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