A pesar de la determinación oficial de prohibir que se tomaran fotografías o grabaciones que evidenciaran la turbiedad y escasa sensibilidad con que se operado el programa Tres por Uno para Migrantes, la sesión del Comité de Validación y Atención a Migrantes, (Covam), 2018, dejó bien claros los criterios autoritarios y la opacidad con que es operado en Guerrero este renglón durante el último año del gobierno peñanietista.
De hecho, el resultado de la reunión encabezada por la encargada de despacho de la delegación de Sedesol en Guerrero, Cristina Elizabeth Rodríguez Díaz, y en la que participaron alcaldes y representantes de organizaciones de migrantes de Las Vegas, Nevada; Houston, Texas y Chicago, Illinois, es indicativo de la asfixia padecida al final del sexenio por gran parte de los programas sociales federales.
La interpretación inmediata del Covam 2018 es la destacada sordera oficial padecida por funcionarios de un gobierno federal que revela síntomas de paranoia ante el riego de perder la elección presidencial del primero de julio.
De ahí que cuando los representantes de la Federación de Guerrerenses Radicados en Chicago y Clubes Unidos del Medio Oeste americano, Etelverto Bustamante y Erasmo Salgado, respectivamente, reclamaron la falta de sensibilidad de Sedesol federal para escuchar a los migrantes, la respuesta de Cristina Rodríguez siempre fue evasiva y errática: “las decisiones se toman en oficinas centrales de ciudad de México, nosotros nada más somos intermediarios”.
Etelverto Bustamante la cuestionó sobre el porqué mientras a los migrantes se les exige que hagan el depósito de su aportación económica desde que es aprobado su proyecto, los gobiernos federal y estatal entregan el recurso que les corresponde hasta cinco meses después.
La funcionaria respondió: -enviaremos su opinión a oficinas centrales.
Erasmo Salgado le increpó sobre el carácter unilateral, autoritario, con el que ha actuado la Sedesol al realizar modificaciones a las reglas de operación del programa Tres por Uno, sin tomar en cuenta la opinión de los migrantes y sin proporcionar la información suficiente para actualizar a los integrantes de clubes de paisanos en la unión americana.
La funcionaria respondió: -enviaremos su opinión a oficinas centrales.
Los migrantes señalaron la falta de sensibilidad de la Sedesol federal en cuanto a la integración de expedientes técnicos, ya que de un proceso sencillo que se nutría con la participación de los migrantes en la realización de obras de mejoría social en sus comunidades de origen, los funcionarios han hecho un laberinto burocrático en el que destaca la opacidad e irregularidades oficiales.
La funcionaria respondió: -enviaremos su opinión a oficinas centrales.
En realidad ningún funcionario de Sedesol en Guerrero, o en oficinas centrales ha dimensionado el alcance que en la práctica asimilará este renglón que permite la mezcla de recursos de los tres niveles de gobierno con las aportaciones de los clubes de migrantes.
La aplicación de la fórmula Tres por Uno, un dólar por cada dólar que aporten los migrantes, ha permitido dotar de infraestructura social a decenas de comunidades rurales cuyo desarrollo ni siquiera figuraba en los planes sexenales durante décadas. De no ser por este programa la mayoría de los pueblos localizados en la sierra de la zona Norte de Guerrero se mantendrían incomunicados y en condiciones precarias.
Establecer disposiciones burocráticas y unilaterales a un programa colectivo, significa desalentar la participación voluntaria de los migrantes, particularmente ante el riesgo de quiebre generacional que se cierne sobre el 3 X 1 frente a la perspectiva de que casi la totalidad de los hijos de migrantes son ahora jóvenes nacidos en territorio norteamericano cuya idiosincrasia los aleja del lazo afectivo que mantienen sus padres con la tierra que los vio nacer, por lo tanto prevalecen indicios de que quienes intenten dar continuidad a este programa pierdan todo interés ante el burocratismo excesivo al que fue conducido.
La base del programa es que las obras a realizar y los recursos los proponen los migrantes. De ahí se detona lo demás.
Lo peor del asunto es que en un intento de descargo, la encargada de despacho de la delegación afirmó que Sedesol envió un formato para recopilar opiniones sobre las adecuaciones que debía tener el programa Tres por Uno, por lo tanto los migrantes no pueden decirse sorprendidos o ignorados.
Sin embargo, la aclaración de Etelverto Bustamante fue contundente: “esa hoja fue solo fue para aparentar que tomaban en cuenta la opinión de los paisanos, pero en realidad ninguna de las aportaciones sugeridas por nosotros se tomó en cuenta, las cosas hay que decirlas como son”.
Los migrantes advierten que no piden un trato privilegiado, pero por lo menos una atención en la que se valore las aportaciones económicas que hacen los paisanos para sostener la economía de regiones enteras en el estado.
Al final de cuentas, el Tres por Uno si requiere una revisión total que permita identificar errores y mejore sus objetivos. Pero lo fundamental es que el análisis parta del punto esencial: la participación de los migrantes y no desde un escritorio en Chilpancingo o Ciudad de México.
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