Con el pago de compromisos políticos, el gobernador Héctor Astudillo Flores, se liberó de ciertas presiones, camino a la elección del próximo 1 de julio. Así, cedió la candidatura a Senador al ex edil de Acapulco, Manuel Añorve Baños; promovió el pase por segunda vez de su ex secretario de Finanzas, Héctor Apreza Patrón, a la diputación local por la vía plurinominal –su primer arribo fue por elección directa, con lo que acumularía tres ingresos como legislador local-; pactó la candidatura tricolor por Acapulco a favor del grupo político del ex gobernador René Juárez Cisneros; y acomodó como pudo, a muy pocos de sus cuadros en la competencia electoral. Lo cual significa una sola cosa: el debilitamiento anticipado del grupo político astudillista. Las variables políticas así lo estarían confirmando.
ASTUDILLO: DESGASTE POR TODOS LADOS.- El momento político no resulta favorable para el actual grupo gobernante. Y como Astudillo Flores, arribó al gobierno estatal saturado de compromisos políticos, la próxima elección medirá no solo los desgastes sistemáticos de una administración estatal muy alejada de generar resultados, sino cómo el pago de ellos, llevarían al fracaso electoral anticipado al PRI. La radiografía es elocuente:
1.- En el inicio de su campaña, el candidato priísta al Senado, Manuel Añorve, subió a las redes sociales un acto proselitista en Coyuca de Benítez. Todos los comentarios de ese video, fueron en su contra. Ese hecho no le quita mucha de su base electoral. Pero es evidente que es un aspirante non grato y con un plus altamente negativo, para una gran cantidad de electores. Y es un referente inmediato en el sentido de que su pase al Senado, se le dificultará significativamente.
2.- El candidato tricolor a la alcaldía de Acapulco, Ricardo Taja Ramírez –del grupo político de René Juárez-, arrastra con más eventos negativos, que positivos. Como legislador local y federal, no le aportó al proceso democrático. Es además, partidario de la cultura de la dádiva, la torta, la playera y el refresco. También, de la entrega de cemento, láminas y enceres domésticos. Esa cultura nociva ya no funciona en la actual coyuntura. Y las mantas que lo involucraron con el pago no realizado por compromisos de la pasada campaña electoral de gobernador, exhiben lo poco rentable y confiable que resulta como candidato.
3.- Finalmente, el grupo político astudillista, se percibió demasiado tibio para empujar y hacer crecer a sus cuadros. Metió solamente a dos muy visibles en la zona centro: la diputada local con licencia, Beatriz Alarcón Adame, quien será candidata a diputada federal por el distrito siete. Y el aspirante a la diputación local por el distrito uno, y ex secretario particular del gobernador, César Armenta Adame. Ninguno de los dos ha competido en urnas. Y son relativamente nuevos en la administración pública priísta. Es ventaja. Pero también desventaja. Porque el momento político y electoral favorece a Morena. Y de soslayo, al PRD. No al PRI.
Lo peor no es eso, sino que al ser identificados como parte del grupo político del actual gobernador Astudillo Flores, el escenario podría complicarse. Porque se convertirá en el mejor momento del elector para ajustar cuentas ha dicho grupo gobernante, por tanta indolencia. El disparo de la violencia en la capital. Los ríos de impunidad que lastiman a las mayorías. Perturban la convivencia social pacífica. Y laceran credibilidades y discursos optimistas vendidos reiteradamente, desde las instituciones estatales. El grupo astudillista podría desdibujarse en la próxima elección. De eso no hay ya, ninguna duda.
HOJEADAS DE PÁGINAS...La candidata priísta a diputada local por el distrito 25, Alicia Zamora Villalba –del grupo político del ex gobernador René Juárez-, admitió que no solicitará seguridad para hacer campaña en ese distrito, un territorio disputado feroz y sanguinariamente, por los grupos delictivos Los Rojos y Los Ardillos. ¿Hay acuerdos inconfesables? ¿O de plano, la ex funcionaria es muy ingenua y trata de vender ingenuidad a todos?
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