Luego de la imposición del candidato del PRD a la presidencia municipal de Acapulco que provocó protestas, renuncias y salidas de grupos perredistas hacia el PRI y Morena, el dirigente del Grupo Guerrero, David Jiménez Rumbo anunció que su estructura completa apoyará a los candidatos del PRI en el estado, especialmente al aspirante a la alcaldía, Ricardo Taja Ramírez, y al Senado, Manuel Añorve Baños, desfondando aún más a un PRD condenado a ser el gran perdedor de julio próximo.
Con lo que el PRD se queda sólo con un cascarón de media docena de grupos, ya que organizaciones como la CODUC renunciaron en masa hace unas semanas, y otras se han visto reducidas por el éxodo a Morena –IDN-, a pesar de que oficialmente permanecen en ese partido. Lo que le ha abierto verdaderas grietas a las estructuras perredistas, por el descontento que ha provocado el agandalle de candidaturas en favor de los grupos Nueva Mayoría, de Beatriz Mojica y Evodio Velázquez, y ADN, de Héctor Bautista, Carlos Reyes y el efímero senador Celestino Cesáreo, operado por el dirigente estatal de ese partido, Ricardo Barrientos.
Por si fuera poco, tanto las fuerzas internas que apoyaron a exprecandidatos como Víctor Aguirre (IPG), y los aliados del Partido Movimiento Ciudadano, se aguantaron y aceptaron negociar cargos como regidurías para aquel, y una diputación para Ricardo Mejía Berdeja. Aunque en los hechos se resquebrajó la unidad entre grupos y partidos, por lo que muchos de sus operadores electorales llevarán a cabo una protesta pasiva, es decir, no trabajarán en favor de un candidato que consideran ajeno, y serán sujetos de invitaciones a colaborar con los adversarios de otros partidos.
En ese contexto, la protesta de Jiménez Rumbo es significativa, porque puso en evidencia las mentiras y manipulaciones de la cúpula perredista, y aunque no abandona al PRD junto a sus bases militantes, ha identificado en los candidatos del PRI a los más viables operadores de un cambio político en Acapulco y en favor del proyecto social y económico del estado que conduce el gobernador Héctor Astudillo, que apoyan Taja y Añorve.
De ahí que Rumbo ha establecido un precedente de realismo político, al identificar también la debacle del PRD y el previsible triunfo del PRI en las urnas en julio próximo. Y establece también una ruta para enfocar el descontento entre los perredistas hacia la promoción del voto útil, dado que por un lado Ricardo Taja representa un cambio positivo para combatir la corrupción, la ineficiencia y la inseguridad pública representada por el gobierno saliente del perredista Evodio Velázquez.
Mientras que ve también en la figura de Manuel Añorve un liderazgo que debe apoyarse para cerrarle el paso a los antivalores de aspirantes al Senado como Beatriz Mojica y Félix Salgado, que personifican la corrupción personal y política –ambos desviaron recursos públicos, como consta en la ASE y en la ASF-, y enterrar por fin la simulación amarilla que tanto daño le ha hecho a Guerrero…
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