El hombre se movía a sus anchas por todo el municipio de Cocula. Daba órdenes y controlaba la plaza. Confiaba en el despliegue de sus lealtades armadas. Tenía el olfato desprevenido. Acostumbrado a la confianza. Centrado en los cobros por derecho de piso y las extorsiones. Y durante mucho tiempo nadie hizo nada para detenerlo, a pesar de que la PGR había ofrecido desde octubre de 2015, 1 millón y medio de pesos para dar con su paradero.
Porque presumiblemente, era el eslabón perdido en torno a los 43 estudiantes normalistas desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre de 2014. Pero la madrugada del pasado lunes 12, un numeroso grupo de agentes federales detuvo por fin, a Érick Uriel “N”, La Rana. Justo ahí, en el centro de Cocula, su propio nido y guarida. La suerte se le acabó. Pero las lecturas perturban.
¿CAPTURA EN PERIODO ELECTORAL?- En el equipo del presidente priísta Enrique Peña Nieto, debieron calcular el poderoso efecto mediático de esa detención. Por la complicada coyuntura del poder: el candidato presidencial tricolor, José Antonio Meade, no levanta en las encuestas. Y una adelantada disposición presidencial para resolver en definitiva el caso Ayotzinapa, implicaría entre otras cosas, la transformación de los escenarios. Pero hay puntos que en realidad, lo enredarían más:
1.- Las campañas electorales inician de acuerdo al calendario del INE, el próximo 30 de marzo. Para que el priísta Meade, levante en las encuestas y se ubique en una posición de competencia real con el peje López Obrador, el gobierno de Peña Nieto, tendría que resolver y agotar las tres líneas de investigación que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) propuso para resolver en definitiva ese polémico caso:
A) La ruta del tráfico de heroína Iguala-Chicago a través de autobuses de pasajeros; B) El acceso a los celulares de los estudiantes desaparecidos, impedido por miembros del Ejército con sede en Iguala, además de negarse también, a proporcionar fotos, videos y bitácoras de la noche del 26 de septiembre; y C) El desenmascaramiento de tres personajes anónimos claves, en toda esta trama sangrienta y criminal: El Caminante, El Patrón y El Chucky. ¿Tendrá Peña Nieto, la voluntad política para agotar todo lo propuesto por el GIEI? ¿Hasta dónde podría politizarse e impactar en la elección presidencial el caso Ayotzinapa? ¿O acaso la captura de Erick Uriel, es otra cortina de humo?
2.- El 21 de octubre de 2016, el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, anunció la detención del ex secretario de seguridad pública municipal de Iguala, Felipe Flores Velázquez. Se le ubicó como un personaje “clave” para esclarecer el caso de los 43 estudiantes desaparecidos. Pero nada pasó. Entre su captura y la de Erick Uriel, transcurrieron poco más de un año y cuatro meses. Incluso, antes de la detención de éste último implicado, falleció el pasado 4 de febrero, Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello, uno de los normalistas desaparecidos. Y cuando el pasado 26 de septiembre de 2017 se cumplió un total de tres años de esos funestos y condenables sucesos, la PGR no había logrado establecer sentencia condenatoria contra los más de 130 detenidos por los sangrientos hechos ocurridos en la noche de Iguala. La mayoría, pertenecientes al grupo delictivo Guerreros Unidos. Por eso, la justicia se advierte lejana en un país donde la impunidad se ha enseñoreado. Y el tiempo corre en contra no solo del PRI y del presidente Peña Nieto, sino del candidato presidencial tricolor, José Antonio Meade. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Este miércoles se cumple el plazo fijado por el dueño de la tribu perredista Grupo Guerrero (GG), David Jiménez Rumbo, para quedarse o renunciar al PRD. ¿Lo hará escudado en su falsa convicción democrática? ¿O porque su poder político acabó en el PRD y ahora quiere recuperarlo en el PRI o en otro partido político menor? Al tiempo.
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