Pese a la imparable espiral de la violencia, con saldo diario de muertos, existe un tema que no puede eludirse: La sucesión presidencial del 2018. ¿Quiénes serán los candidatos a la presidencia de la República? Es la pregunta que muchos se hacen.
Los partidos ya tienen sus aspirantes más visibles, pero alguien soltó un escenario: Habrá que hacer una “gran alianza” capaz de derrotar y sacar al PRI de Los Pinos.
El PAN pretende que se forme un Frente Amplio Opositor (FAO); el PRD, un Frente Amplio Democrático (FAD), capaz de convencer al resto de los partidos e ir a la batalla contra el PRI para vencerlo. Tal propuesta está sujeta al debate.
Un alud de ácidas críticas ha lanzado hacia el PAN y PRD el dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien se opone a tal alianza. ¿La izquierda junto con la derecha? ¡El agua con el aceite!
El tabasqueño desearía encabezar el Frente Amplio con todos los partidos opositores al PRI. Si eso llegase a ocurrir… Adiós tricolor.
En política nada está escrito. La sucesión del 2018, ya se advierte: será atípica, inverosímil, caliente y hasta explosiva.
El PRI, no dejaría fácilmente el poder. El PRI está engolosinado con el poder; como a los drogadictos: les creó adicción.
El PRI le apuesta a la polarización de las izquierdas; que Morena choque con el PRD, y que éste no haga alianza con el PAN ni con el resto de los partidos de izquierda.
El tricolor buscaría también la pulverización del voto, sacudiéndose a su histórico aliado: el PVEM. El Verde, como el Kleenex: Úsese y tírese.
El PRI está pensando que Morena vaya solo con su candidato AMLO, y que ningún otro partido de izquierda lo acompañe en el 2018.
Ante tal escenario, el PRI tendrá serios problemas para construir a un candidato ofertarle y rentable para “venderlo” al electorado.
El PRI necesitaría de un verdadero equipo de expertos en Marketing Político, para maquillar al candidato presidencial y convencer al electorado que voten por el tricolor.
Los del tricolor y su candidato nada tendrían que presumir los logros del presidente Enrique Peña Nieto. Los dañaría.
Los niveles de aceptación de Peña Nieto se desplomaron. Quien resulte candidato presidencial tricolor, no podría presumir a EPN; sería factor de rechazo.
En Morena, al falso Mesías AMLO ya le restriegan en la cara la aceptación en sus filas de dos tenebrosos personajes: Manuel Bartlett y Lino Korrodi.
El primero, artífice de la “caída del sistema” durante las elecciones del año 1988 cuando hicieron fraude al ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, y se le dio el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.
Lino Korrodi, fue operador financiero del ex candidato presidencial Vicente Fox. Ambos personajes -Bartlett y Korrodi- apestan a fraude y corrupción, pero AMLO ya los “purificó” y admitió en Morena.
Hasta el primer semestre del presente año y días de julio, los actores políticos siguen siendo los mismos de acuerdo con encuestas.
Morena -dicen- va en la punta con un 30%; Margarita Zavala del PAN con 28% y Miguel Osorio Chong tiene 24%.
Argumentan las encuestadoras que a Zavala de Calderón, le siguen Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle. Difícil de creerlo.
Al puntero priista Osorio Chong, le siguen: Luis Videgaray, Juan Antonio Meade, Aurelio Nuño y José Narro. Omiten a Eruviel Ávila, gobernador de Edomex.
MASACRE, PARA GOLPEAR A ASTUDILLO.
“Recibí la administración en una profunda crisis, crimen organizado, corrupción, impunidad, narcotráfico, endeudamiento y desorden urbano”, es lo que ayer dijo el gobernador Héctor Astudillo Flores en su cuenta de Twitter sobre la situación real que vive el estado de Guerrero.
La masacre de 28 presos del penal de Acapulco les sirve –y mucho- a los adversarios y enemigos gratuitos del mandatario, quien es atacado desde todos los flancos, a través de redes sociales, pero también lo hace la rencorosa e inmadura ex candidata perdedora del PRD, Beatriz Mojica. Parece francotiradora.
Pese que el gobernador Astudillo ha informado con puntualidad y objetividad sobre la matanza de 28 reos en el penal de Acapulco, ciertos sectores aún no están convencidos y exigen la comparecencia –ante el Congreso Local- de funcionarios del gabinete, para que expliquen sobre los sangrientos hechos.
Lo más factible es que el titular del Ejecutivo autorice que comparezca el Secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán Cervantes y el Subsecretario Miguel Ángel Orihuela.
Este último es el encargado de supervisar el funcionamiento de todos los penales de Guerrero. Ambos, tienen mucho que explicarles a diputados y a la sociedad en general sobre la masacre de 28 presos en el penal de Acapulco… Punto. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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