Las condiciones académicas, administrativas y de internado de la Normal Rural de Ayotzinapa, son anacrónicas. Establecida en otra época, cubriendo necesidades diferentes, atendiendo a un sobreseído régimen político, el establecimiento sobrevivió como un retablo inserto en el presupuesto público, a veces en el olvido, o bien aceptado como un mal menor al que hay que subsidiar.