En una cosa le asiste la razón al ex gobernador perredista, Ángel Aguirre Rivero: a diferencia del gobernador priísta con licencia de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, que está prófugo de la justicia y cuenta con una orden de aprehensión girada por la PGR, por delincuencia organizada y lavado de dinero; Aguirre no abandonó el país ni la ciudad de México, por los hechos criminales ocurridos la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre, que culminaron con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala. Y su posterior expulsión del gobierno estatal. Pero su problema más visible es la complicidad y la excesiva tolerancia mostrada hacia el ex edil perredista de ese mismo municipio y actual presidiario del penal del Altiplano, José Luis Abarca Velázquez. Hay puntos que es preciso desglosar al respecto.
AGUIRRE Y SUS LASTRES.- Al priísta Javier Duarte lo protegió el mismo sistema priísta que en la actual coyuntura, lo condenó mediática y legalmente. Y uno de sus principales defensores políticos es el coordinador de la fracción tricolor en el senado de la República, Emilio Gamboa Patrón, quien hoy calla y enmudece ante la desaparición del ex gobernador veracruzano. Aguirre Rivero no llegó a instalarse en ese carril. Pero su hermano Mateo, pagó con cárcel parte de sus errores. Hoy que intenta regresar a la arena política guerrerense, los escenarios le cambiaron diametralmente respecto de 2011. Y se le complicarán todavía más, cuando el reloj político alcance la fecha decisiva: el 1 de julio de 2018. Hay que ver por qué:
1.- Aunque opere al interior de los grupos de la izquierda para lograr posicionamientos electorales, al final de cuentas el ex gobernador no puede asumirse como parte de ella porque renunció al PRD. El punto sin embargo, es que la gran coalición de las izquierdas que pretende amarrar para esa fecha, encuentra puntos complicados: A) De entrada, el Partido del Trabajo (PT), ya anunció que jugará la elección presidencial de 2018, al lado de Andrés Manuel López Obrador. “Estamos nosotros convencidos que de nuevo en el 2018 habremos de tener la madurez para ir juntos y que no haya lugar a dudas: el Partido del Trabajo se la va a volver a jugar con Andrés Manuel López Obrador”, dijo Alberto Anaya Gutiérrez, dirigente nacional de ese partido. B) El dirigente nacional del partido Movimiento Ciudadano (MC), Dante Delgado, ofreció en su momento, el apoyo de ese partido, a la candidatura de Unidad de las izquierdas para 2018, llevando como candidato a López Obrador. Aunque de entrada AMLO ha rechazado los apoyos de ambos partidos señalando que representan y son parte íntegra de “la mafia en el poder”. C) Y con el PRD y la tribu los chuchos de Nueva Izquierda (NI), de plano no quiere nada. “No queremos nada con los corruptos, que quede claro”, respondió apenas en mayo pasado al ofrecimiento hecho por el dirigente estatal del PRD, Celestino Cesáreo Guzmán, en el sentido de que AMLO abandere a las izquierdas para la presidencia del país en 2018. Se entiende que su rechazo a la eventual coalición electoral Morena-PRD-PT-MC, se encamina a encarecer la negociación política en el último momento. Pero si Morena va solo, entonces no se entiende la forma en que Aguirre Rivero logrará “la unidad de las izquierdas” para esa fecha.
2.- Lejos AMLO del PRD, MC y PT en Guerrero, Aguirre le apostaría en realidad, a la unidad de estos tres partidos para la competencia electoral de julio de 2018. De hecho, es su escenario más favorable. El punto es que entre PRD y MC hay resabios políticos derivados de la elección de junio de 2015. Y el MC es aliado político en la actual coyuntura, del gobernador priísta Héctor Astudillo. Como sea y de concretar esa alianza: ¿Podrá ganarle al PRI que está en el centro del debate político nacional por las corruptelas de varios de sus gobernadores y ex gobernadores? ¿Podrá triunfar sobre el Morena de López Obrador, que viene fustigando y atacando discursivamente la corrupción de la que Aguirre, el PRD, MC y PT han disfrutado y padecido?
HOJEADAS DE PÁGINAS…Lastimosamente, el edil de Chilpancingo, el priísta Marco Antonio Leyva Mena, se presentó ayer en la Facultad de Comunicación y Mercadotecnia de la UAGro, para disertar sobre una actividad frívola: “¿Qué onda con tu presidente?” Y en el colmo de su ignorancia, se atrevió a extender constancias con valor curricular. Como si el alcalde fuese un agente capacitador. O especialista en un tema educativo. Y así, en vez de evolucionar, el edil involuciona.
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