Sin duda, hay alcaldes que no tendrán nada o muy poco que informar en su primer corte de caja. Otros de plano, parecen estar en la senda de empacar maletas para irse, dada su visible incompetencia, que también debería tipificarse como delito en la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos y en la propia Constitución Política local. Sin embargo, la dinámica en la que se mueve la mayoría de las 81 comunas es una sola: no poder contra la presencia del crimen organizado. Basta con leer una parte de la radiografía para entenderlo mejor.
INFORMES VACÍOS DE CONTENIDO.- A estas alturas, la mayoría de los ayuntamientos cumplen con una sola función: la de recabar los impuestos ciudadanos. Las multas e infracciones vehiculares. Cobrar los servicios de agua potable y alumbrado público.
Pero la esencia del municipio libre –autonomía financiera y atención a la ciudadanía- ya se perdió desde hace varios años. Y está libre…pero de responsabilidades.
Es decir, no salvaguarda el bando de policía y buen gobierno. Tampoco la seguridad pública. Arrastra déficits en obra pública. Y hay algunas comunas que gritan muy fuerte, la propia ineficacia de sus alcaldes:
1.- La de Chilpancingo, está inmovilizada. Como nunca había servido como autoridad, el edil tricolor Marco Antonio Leyva Mena, reflejó de golpe todos sus vicios, lastres y debilidades: autoritarismo y prepotencia en el trato con los ciudadanos que lo impelen a cumplir con su labor; una nómina inflada por familiares del alcalde y colaboradores suyos que desemboca en nepotismo, una variable de la corrupción criticada hasta la saciedad por el gobernador Héctor Astudillo, pero que extrañamente tolera a su edil capitalino; ausencia de cabildeo político con el lioso y corrupto alcalde de Tixtla, el perredista Hossein Nabor Guillen, para accesar la basura al relleno sanitario de Metlalapa, situación que convirtió a las calles de la capital en un monumental basurero; nula obra pública y calles despedazadas y con grandes hoyancos, amén de una inseguridad pública que lo rebasó por completo. Por esa razón, Leyva Mena es de los alcaldes que podría decirle adiós a la alcaldía una vez que pase su primer desinforme de gobierno.
2.- El alcalde priísta de Iguala, Esteban Albarrán Mendoza, está obsesionado con meterle orden a los vehículos mal estacionados o a las motocicletas que circulan sin placas. Abusa con las multas a los ebrios impertinentes de barandilla. Pero renunció de plano, a dotar de servicios, obra pública y seguridad a todos sus habitantes. Esa incompetencia suya la admitió en una declaración el pasado 5 de agosto: “es mejor tener a la Policía Federal, a la Policía Estatal y al Ejército, a no tener nada”. Es decir, al paso de casi un año –porque hasta el pasado 7 de septiembre se reintegraron 40 agentes a la Policía Municipal-, el edil igualeteco no fue capaz de acelerar el funcionamiento de su propia policía. Y dependió en absoluto, del gobierno estatal y federal. Los resultados de Esteban simplemente no se ven. Y la violencia está desbordada en su municipio.
3.- El edil tricolor de Chilapa, Jesús Parra García, está asfixiado por el crimen organizado. No puede con él. Y la prueba más tangible de lo anterior, ocurrió el pasado 5 de septiembre cuando el director de Obras Públicas de ese ayuntamiento, José Luis Parra Jiménez, fue encontrado muerto junto con su chofer y otra persona que fungía como su escolta, en el basurero de Tixtla. El 13 de mayo también fue asesinado por hombres armados, el director de Gobernación, Miguel Ángel Eligio Andraca. Y en julio pasado, el regidor del PRI, Miguel Ángel Salmerón Nava, fue atacado a balazos cuando se dirigía a Chilpancingo. Esa comuna está más nerviosa por el crimen organizado, que por resolver otros problemas atingentes. Por eso, algunos informes municipales carecerán de contenido. Es real.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El historiador e intelectual mexicano, Enrique Krauze, recibe hoy la presea Sentimientos de la Nación en la catedral de Santa María de la Asunción. De Krauze, se recuerda aquel pasaje escrito en su libro Tiempo Contado en el capítulo Guerrero: los machetes o los libros. “¿Cuándo se respetará más al hombre que enseña que al que mata?”. La respuesta no pudo ser más contundente: “A estas alturas de su historia, es hora de que los guerrerenses respondan a la pregunta de Ocampo con una palabra definitiva: ahora”.
(FOTO: www.sustenta.org.mx)
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