Los focos rojos comienzan a encenderse. Pero no hay reacciones. Ni de la federación ni del gobierno estatal. Estas señales preocupantes para todas las instituciones, entraron por Acapulco, el puerto turístico más importante de la entidad, pero también, el más castigado por la penetración del crimen organizado. Ahí, los taxistas decidieron ante la notoria ausencia de autoridad, tomar las armas para enfrentar a los delincuentes. El Fiscal, Xavier Olea Peláez, guardó silencio. Y el gobernador Héctor Astudillo, también. Enviaron señales de que no les interesa ese infecto estado de cosas. De ahí se abren algunas lecturas.
DESOÍR EL CLAMOR SOCIAL.- El clima social se descompone cada día más. No hay lugar donde el conflicto no estalle. Pero las autoridades lo perciben como algo normal. Desoyen deliberadamente, el clamor social de la irritación y el cansancio. Y se lee así:
1.- En Acapulco, el edil perredista, Evodio Velázquez Aguirre, no ha revertido la inseguridad heredada tanto de Luis Walton, como de Manuel Añorve y Félix Salgado. Ni se ha puesto a trabajar en el asunto. Y el reflejo de esa apatía y abulia lo dieron los taxistas porteños, quienes decidieron armarse para enfrentar a la delincuencia organizada. Ya se enfrentaron a balazos con los delincuentes. Pero el alcalde no reacciona. Ni su policía municipal funciona. El puerto vive en un vacío de autoridad que sin embargo, se llena con el cobro de impuestos y las infracciones a los negocios y a los automovilistas. Al igual que Marco Antonio Leyva Mena, el edil priísta de Chilpancingo, Evodio ya hipotecó su futuro político a la ineficacia e ineptitud para gobernar. La alcaldía porteña está convirtiéndose en su sepultura política.
2.- Por su parte, el gobernador Héctor Astudillo, asume que el faltante del 5 por ciento de policías federales, explica el repunte de la violencia. Pero calló misteriosamente sobre el cacareado Mando Único –que luego pasó en el discurso oficial a Policía Única-, el cual supuestamente, se pondría en marcha en junio pasado. No hay ninguna explicación convincente al respecto. Simplemente, gobierna con la improvisación a sus espaldas. No se le advierte estrategia. Menos inteligencia política para enfrentar los escenarios de desastre. Con toda su parafernalia zalamera que lo rodea y protege, Astudillo Flores sin embargo, vendió ruidosamente la puesta en marcha del Acabús. Pero la prioridad de los habitantes porteños es que la paz que les vendió como slogan de campaña electoral, llegue hasta sus calles y hogares. En contraparte, han encontrado el incremento de la violencia, el miedo y la muerte. Y hoy, un posible baño de sangre ante el desafío de los choferes de taxis para armarse y enfrentar a la delincuencia, ante la falta de interés del gobernador para cumplir con la palabra empeñada. Lo cual por supuesto, le agrega un plus negativo a su propio valor como político tricolor.
3.- El presidente Peña Nieto decidió mover a muchos miembros de la Policía Federal concentrados en la entidad, con el fin de contener la protesta magisterial disidente que ya anunció cuatro marchas para este miércoles y se adueña progresivamente, de algunos espacios importantes en la ciudad de México. Y ese déficit, de acuerdo al gobernador Astudillo, explica la violencia. Pero el punto es que en ningún momento se ha logrado frenarla. Ya lo hicieron desde hace tiempo, Peña Nieto y Astudillo, pero en el discurso. Porque viven y ven los hechos desde su burbuja y su propio confort. Pero en los hechos, el Fiscal, Xavier Olea Peláez ha pasado grotescamente de investigar los delitos como debe cumplir y es su deber hacerlo, a convertirse en simple vocero de la estadística criminal. Y si los taxistas se armaron, no tardarán en seguirlos otros sectores ciudadanos igual de irritados ante tanta indolencia gubernamental. El país y el Estado, son una bomba de tiempo. Y solo los ciegos y los beneficiarios del poder no lo ven.
HOJEDAS DE PÁGINAS…A los guerrerenses no les interesa saber si el crimen organizado ha tratado de infiltrarse en el Registro Civil para obtener muchas identidades, tal y como lo reconoció el gobernador Héctor Astudillo; sino qué acciones está tomando el gobierno estatal para impedirlo. ¿O es que acaso la modernización de los nuevos formatos de las actas de nacimiento son suficientes?
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