Por Andrés Arias Jurado Foto: https://www.milenio.com
Lo que sucedió ayer en la zona poniente de Acapulco es algo que ha venido ocurriendo sistemáticamente en las últimas semanas en casi todo el país, bloqueos carreteros, filas kilométricas y luego la quema de vehículos que provocan caos y terror entre la población.
En esta ocasión le tocó al puerto de Acapulco ser la nota nacional y de paso embarrar nuevamente la imagen del estado de Guerrero, ya que se dejó crecer el conflicto por las autoridades municipales, las que prácticamente se paralizaron, igualito a lo que le sucedió a la alcaldesa de Chilpancingo y si no es por el buen actuar de los policías estatales, el conflicto hubiera escalado a otro niveles.
El actuar del gobierno estatal en relación con bloqueos en Acapulco fue el adecuado pues actuó y liberó la vía de comunicación, sin sufrir una sola baja o lesionar a los que de manera arbitraria bloquearon la vía y quemaron unidades motrices a lo largo de 7 kilómetros además de detener a cuatro de los participantes de estos lamentables hechos.
Las cuatro personas fueron detenidas, entre ellas una mujer, tras los bloqueos realizados por transportistas en la zona poniente del puerto de Acapulco, en Guerrero, confirmaron autoridades estatales.
Además, se logró asegurar diez armas largas, más de cinco mil cartuchos de diferentes calibres, aproximadamente seis kilos de drogas, chalecos tácticos y dos computadoras personales, así como otros objetos.
¿Pero qué pasa con el gobierno de Acapulco? El puerto sigue ocupando el cuarto lugar a nivel nacional en homicidios dolosos dentro de los 50 municipios prioritarios, es decir sigue siendo muy alta la incidencia delictiva.
La estrategia de rentar 100 patrullas y llamarles “¿Fuerza Acapulco” no está funcionando, por lo que cabe preguntar si esto solo fue un tema mediático para impulsar la campaña de Marcelo Ebrard Casaubón?
Sin embargo, hay esperanza en los guerrerenses ya que tienen confianza de que la política social implementada por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda en todo el estado de resultados y delincuencia siga su tendencia a la baja, desde luego si los presidentes municipales asumen su responsabilidad y dejen de paralizarse, no es válido que deban atenerse a los resultados únicamente de la federación y del estado.
Esta probado que, para lograrlo, las diversas corporaciones necesitan llevar a cabo una mejor coordinación y segundo, que los municipios hagan la parte que les corresponde, especialmente en la capacitación de quienes deberían garantizar la tranquilidad de los ciudadanos a los que gobiernan.
Las estadísticas no mienten y Acapulco sigue estando entre los 10 primeros lugares de las ciudades más peligrosas del mundo, pero al menos no va solo porque ahí otras 9 ciudades igual o más violentas se encuentran en nuestro querido México.
La mayoría de ellas se ubican al norte del país y en la zona del bajío, como: Colima (Colima), Zamora (Michoacán), Ciudad Obregón (Sonora), Zacatecas (Zacatecas), Tijuana (Baja California), Celaya (Guanajuato), Uruapan (Michoacán), Juárez (Chihuahua) y en el Sur, Acapulco sigue en este ranking mundial arrastrando a Guerrero que esas cifras.
En Acapulco ocurren por lo menos 3 crímenes violentos por día, ya no se respeta a nada ni a nadie, ejecutados a plena luz del día, descuartizados dejados en todos los puntos de la ciudad y en consecuencia la ciudadanía tiene ahora una elevada percepción de inseguridad tanto en sus hogares como en las calles.
Lo que sucedió ayer mostró tan solo la punta del iceberg de lo que ocurre en Acapulco y por lo que lo que se ve es sumamente enorme y oscuro, ojalá que realmente se logren coordinar esfuerzos y atacar de frente la violencia, alejados de todo tipo de politiquería y devolverle así el brillo que le han robado a Acapulco a nuestra hermosa “Perla del Pacifico”.
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