Por @JoséMarioMX Fuente: https://twitter.com/JoseMarioMX
Esta semana se presentaron dos accidentes en el mar.
En el primero un barco en el que viajaban cientos de migrantes, se hundió frente a las costas de Grecia. Se considera que han muerto más de 100 personas y muchas se encuentran desaparecidas.
En el segundo, 5 millonarios que pagaron 250 mil dólares por explorar los restos del Titanic, murieron por que el submarino Titán en el que viajaban, sufrió una implosión.
Los recursos, infraestructura y apoyo logístico desplegado para tratar de rescatar a los millonarios, rebasa en cientos o miles de veces, lo que se hizo para tratar de salvar a los migrantes.
El despliegue noticioso que tuvo el evento del Titán, es miles de veces mayor que lo que se dijo de los cientos de muertes de migrantes.
La forma en la que como sociedad y como personas reaccionamos a estos dos eventos, dice mucho lo que somos y refleja la sociedad que hemos creado.
Prevalece la desigualdad en todos los sentidos y por mucho que se diga o se haga, ahí están las personas que merecen toda la atención por ser millonarios excéntricos que querían conocer los restos del Titanic y los cientos de africanos que huyen de su realidad, de su miseria, de su marginación, arriesgándolo todo, simplemente para lograr tener una mínima oportunidad de poder tener una vida un poco mejor
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