Por César González Guerrero.
Este día 6 de septiembre, pero del año 2013, falleció en Copala mi padre, Santacruz González Cortes, y con ese motivo, cada año, se llevan a cabo eventos de todo tipo para honrar su memoria, sobretodo litúrgicos, en algunas ciudades de México, Guerrero y fuera del país. Se agradece a familiares y amistades sus oraciones y evocaciones en torno a su vida y obra realizada en vida.
En Copala, Chilpancingo, Ciudad de México, EEUU, y quizá en otros lugares más, lo recordamos y homenajeamos, como se merecen los personajes que brillan por su ausencia.
Regularmente, en donde se reúnen algunas familias y amistades para tal efecto, en medio de la nostalgia, surgen anécdotas y temas alusivos.
Por supuesto que ahora ya son parte de la historia. Los pocos amigos y familias que aún viven comentan detalles a veces desconocidos, destacando los asuntos que para ellos son importantes.
En lo personal agradezco a varias personas sus aportaciones, algunas de carácter personal, otras políticas, y algunas más picarescas y humorísticas.
Particularmente, en este marco conmemorativo, deseo compartir parte de la temática que, en algunas pláticas me comentaba, en los diversos viajes que realizábamos, cuando tenía oportunidad de acompañarme a algunas reuniones de trabajo a los municipios.
Fueron varias ocasiones que, voluntariamente, viajábamos juntos. Le encantaba asistir y participar en las asambleas de los pueblos, solicitaba la palabra y con todo el respeto, se dirigía a los asistentes, auto presentándose y, opinando acerca del tema en discusión, invitando siempre a la unión y el trabajo en beneficio de sus pueblos. Sin omitir que sus comentarios eran producto de su experiencia como gestor social, hasta ocupar el honroso cargo de Presidente Municipal en su tierra Copala.
Con atención, y curiosidad, en las asambleas, las gentes le hacían preguntas. Otras veces, ya concluida las reuniones, lo abordaban para ampliar sus comentarios.
Entre otros asuntos, compartía sus actividades realizadas desde su llegada a Copala en el año 1946, a la edad de 17 años, cuando el Presidente Municipal Luz Salazar Bustos, lo nombra Presidente de la Junta Patriótica municipal de Copala, y junto a un entusiasta grupo de ciudadanos de la época: Isidro Damián Clemente, Prisco González Pacheco, Taurina Suastegui Gutiérrez y Leonor Clemente Suastegui, entre otras personas, lograron beneficios y obras sociales, como la construcción de 2 monumentos a la Bandera o también llamada Asta Bandera (uno que aún se encuentra frente al actual mercado municipal y otro que se ubicaba frente a la actual Comisaria Ejidal y que posteriormente fue demolido).
Ya en el camino de regreso a Chilpancingo o Copala, continuaba explicándome sus observaciones de las reuniones, recuerdo muy bien que una de sus principales preocupaciones, claro que había más, siempre fue el hecho de encontrar pueblos divididos y olvidados por las autoridades, siendo uno de los motivos, según su apreciación, por los cuales no avanzan.
Así como su actividad ciudadana en la Junta Patriótica Municipal, en otros eventos también compartía experiencias no muy agradables como las arbitrariedades y abusos de algunas autoridades, que lo llevaron a la cárcel por su constante lucha a favor de la población. Sin embargo, y afortunadamente, lograba su libertad inmediata por falta de razones legales.
Eso y más comentaba con quienes tuvo la oportunidad de platicar, en lo público y en lo privado. Y no conforme con ello, escribió y editó dos libros inéditos, titulados: "Cronología Histórica de la Introducción del Agua Potable en Copala, Gro.", y "Mi vida, Experiencia, Obras y Acciones ".
Esta fecha, marcada en las efemérides del mes de septiembre, es oportuno señalar que, para el pueblo lo que importa son los hechos y las buenas acciones.
En el marco de la conmemoración de los 11 años de su partida, mi padre, Santacruz González Cortés, es recordado por ello. Quienes lo conocieron y lo trataron, y más aquellos que lo acompañaron en los trabajos realizados, saben de su pasión por el trabajo y su incansable entrega a favor del pueblo.
El mejor homenaje póstumo, ahora, es continuar apoyando las causas justas.
¡¡ Honor a quien honor merece!!
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