Buenavista de Cuéllar, Guerrero, 13 de julio.- La máscara tiene facciones de un anciano. La peluca es de un rubio chillante. Esta aparición toca la mandolina y lleva medias negras, con un vestido rojo brillante.
Otro más pasa haciendo alharaca al oído. Toca una mandíbula de mula percutiendo las muelas. Usa una máscara de cerdo, a la que se le salen colmillos de poca extensión por el hocico.
Una procesión de fantasmas, diablos, ángeles y la muerte, siempre en un extremo de las formaciones, ocupa la calle principal de Buenavista de Cuéllar.
La Danza de los Diablos de Tlacotepec es un proyecto que inició cuando las Caravanas Culturales por la Paz visitaron la región de la Sierra, en la cabecera del municipio de Heliodoro Castillo, gracias a la gestión del maestro Víctor Figueroa.
Este proyecto enseñó a los participantes la Danza de los Diablos, que representa la lucha de fuerzas contrarias encarnadas en las figuras de los ángeles, la muerte y los diablos. Su aparición se lleva a cabo principalmente el 25 de julio, día de Santiago Apóstol.
“La Danza de los Diablos en Tlacotepec es un elemento identitario. Por tal motivo era importante armar el proyecto y compartir algo de la bueno que tiene Tlacotepec, sobre el que se habla más de drogas y balas, y no de expresiones culturales como esta danza que tiene más de 150 años. Para compartir esta tradición, se conformó un equipo”, explicó el maestro Figueroa.
En Azoyú, municipio de la región Costa Chica, se efectuó también un taller de danza de Los Diablos de Tlacotepec.
En esa zona del estado el encuentro de esta expresión con el temperamento festivo y el cuerpo costeño, cadencioso por complexión natural y cultural, pronto al baile, fue de gran riqueza.
En el municipio de Buenavista de Cuéllar, en la región Norte del 14 al 24 de junio, también se organizó el taller, con el objetivo de lograr un encuentro cultural del que se desprenda una mejor convivencia entre las regiones del estado.
Arturo es de Tlacotepec. Es parte de la quinta generación de integrantes de la Danza de los Diablos.
El señor Andrés Aldain fue quien le enseñó a Arturo la coreografía completa. Don Andrés es bisnieto del Diablo Mayor, el principal actor y también participa en las actividades de las Caravanas Culturales por la Paz.
“Yo soy el que toca y pone coreografías y hace las máscaras junto a otros compañeros. Hemos tenido un buen resultado con nuestra participación en las Caravanas Culturales. Hemos podido crear lazos culturales con otras danzas de Diablos en el estado, en un proceso de enseñanza-aprendizaje. Este taller lo hicimos también en Azoyú, para unos alumnos del Colegio de Bachilleres, buscando perpetuar esta danza y motivar a que otras comunidades la retomen”, comentó.
Arturo lleva un mensaje a cada lugar en el que ha trabajado: “queremos que a los Diablos se les reconozca, como se reconoce a los Diablos de Teloloapan, a los de Tixtla o los de la Costa”.
Además de contribuir a pacificar los municipios de Guerrero, las Caravanas Culturales por la Paz buscan el intercambio entre las regiones y el libre tránsito de las expresiones tradicionales para enriquecer a las comunidades.
La cultura es comunicación entre miembros de la comunidad, así como entre las distintas localidades. Las Caravanas Culturales por la Paz buscan ayudar precisamente a que se recuperen los lazos de convivencia armoniosa entre los individuos y los pueblos.
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