Hace muchos años aprendí que la justicia es hija del amor, y el amor implica, entre otras cosas, empatía, compasión, solidaridad, respeto, honestidad y coherencia con nuestros valores; conlleva por sí mismo, en nuestras relaciones personales y profesionales cotidianas, el deber de confrontar dilemas éticos y la importancia de reflexionar como cada quien los enfrentamos de acuerdo a como somos y pensamos. Por ello, la importancia de la ética y de la integridad.
A La falta de credibilidad de un gobierno inmerso de leyes que se emiten pero que no se cumplen como regla y a la perversa descomposición del estado de derecho ,ante una oligarquía envestida de poder público , a un sistema de partidos incapaces de permea la ciudadanía , que ha perdido esperanza y se ha caído en un círculo bifronte de dependencia y temas , que esto permite manejar las variables de poder ante la ciudadanía , que no entendido que por décadas se ha perdido la calidad de vida y de bienestar: la aprobación la legislación que daba vida al Sistema Nacional Anticorrupción, como un paso inicial para atender los graves problemas sistémicos que nos preocupan y ocupan: impunidad, corrupción y acceso a la justicia, temas que afectan a una gran mayoría de ciudadanos. El valor de ser tú: Que quien No valora lo que tiene, algún día se lamentará por haberlo perdido y quien hace mal algún día recibirá su merecido. Si quieres ser feliz haz feliz a alguien, si quieres recibir, da un poco de ti, rodéate de buenas personas y sé una de ellas. ¡Recuerda, a veces de quien menos esperas es quien te hará vivir buenas experiencias! Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene futuro
Los fraudes y las prácticas ilícitas no tendrán cabida frente a un compromiso ético de cumplir con las leyes y propiciar el desarrollo individual y colectivo. Cuando la sensación de que hacer algo que atente contra la dignidad y la integridad de las personas nos genere la percepción de que será descubierto y sancionado, puede suceder que sus valores superen a la tentación de cometer un acto de fraude o corrupción. http://www.elregionaldelacosta.com.mx/sociales/trapitos-al-sol/8416-nuestra-juventud-hacia-donde-va.html
Fernando Savater nos invita a reflexionar si sólo vamos a ser éticos con unos pocos, pero no con otros: a los de afuera, sí les miento y dejo los “valores” para la familia. Es fácil tener una pauta moral para un pequeño grupo, lo difícil es extenderla. La integridad es la cualidad de poseer y adherirse firmemente a altos principios morales o estándares profesionales. Es un modo de vida de los individuos y de las organizaciones que se vive y se ejemplifica, que permea en nuestro entorno personal y laboral. Por tanto, la conducta esperada de todos los que conforman una organización no solo se debe establecer en manuales, códigos, políticas y lineamientos, sino difundirla y extenderla. Aquí juega un papel fundamental una sólida cultura organizacional, porque finalmente son los individuos quienes las integran y le dan vida. Hasta cuando percibir que la honestidad forma parte de nuestra cotidianeidad, que nos fortalece, recompensa y nos orilla a evitar y denunciar la injusticia, la colusión, los sobornos o una burocracia apabullante. Si cuando se establezcan leyes anticorrupción justas con instituciones imparciales, se implementen reglas claras, mecanismos y controles de prevención y detección, sanciones, castigos y difusión, medios para incentivar la denuncia, se promueva una cultura ética y se propague el mensaje de actuar bajo principios de integridad, hasta entonces estableceremos las bases sólidas de un programa de integridad.
La pérdida de gran parte del sentido del nacionalismo de un alto porcentaje de los gobiernos y de los mexicanos explica la indiferencia frente a los frecuentes cuestionamientos y sugerencia de las autoridades de los Estados Unidos a México por la práctica de tortura y violación de los derechos humanos, un asunto interno del país. Estos problemas existen, pero deben resolverlos las autoridades mexicanas competentes no por presiones del exterior, sino por obligación constitucional y convicción de la necesidad de mantener y fortalecer la vigencia del Estado de Derecho, agraviado y debilitado por la inseguridad pública con su larga serie de delitos: secuestros, homicidios, lesiones, robos en sus distintas modalidades, extorsiones y violaciones sexuales y violencia en distintos grados y formas e impunes el 98% de ellos.
La nebulosa descrita no se está atendiendo cabalmente por las instituciones nacionales y estatales; al contrario, en no pocas ocasiones contribuyen a fracturar ese Estado de Derecho con actos de violencia como la tortura para obtener confesiones, la invención de cargos, los jueces de consigna, las extorsiones, la corrupción, abuso de poder, cinismo e impunidad, como lo denunció en España Fernando del Paso. La vigencia del Estado de Derecho, la procuración e impartición de justicia a las víctimas de la delincuencia y el respeto de los derechos humanos de los agraviados principalmente, pero también de los presuntos autores de los delitos.
La criminalidad es la forma de desorganización estatal y de las políticas preventivas, por lo que a éste le corresponde restaurar dichos daños referentes a la salud hasta que logre llevar o por lo menos alcanzar una vida estable o igual a la que llevaba previo al hecho delictuoso. La violencia escolar se relaciona con el deterioro de la familia, la pérdida de autoridad de los profesores, el impacto de la inmigración extranjera y la falta de atractivo de muchos programas de estudio, sobre todo en su conexión con los problemas de la vida real. La violencia juvenil, va en aumento y probablemente lo hará aún más en el futuro. Se trata de que hay más conductas violentas y, sobre todo, de que son más graves en este sector de la población.
La disgregación familiar, el consumo abusivo de alcohol y drogas (especialmente cuando se mezclan el alcohol y los estimulantes, como la cocaína, o el alcohol y el hachís) y la falta de integración social de jóvenes fracasados escolarmente y no absorbidos por el mercado de trabajo o de inmigrantes extranjeros no integrados llevan a muchos jóvenes inadaptados a adoptar conductas violentas (agresiones, violaciones, etcétera), delictivas (hurto de vehículos, robos, etcétera) o que representan un desafío a las normas vigentes (conducir a gran velocidad, hacer gamberradas, etcétera) en un intento de mostrar un consumismo al que no tienen fácilmente acceso por vías legales o de buscar emociones fuertes (por ejemplo, grabar en vídeo o hacer fotos de sus fechorías y enviarlas por el móvil o por Internet) que, de alguna forma, les hagan huir de una realidad cotidiana gris.
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