*Piden se investigue dónde quedaron esos recursos.
* Miembros de FAT se presentaron y desvirtuaron las declaraciones de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, de que les dieron bonos “sin excepción”, lo que no ocurrió y demostraron que miente.
Ciudad de México, a 6 de junio de 2022.- Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) presentó esta mañana en el Zócalo a por lo menos 100 concesionarios miembros de las rutas que conforman el movimiento, quienes con sus documentos en la mano desvirtuaron las afirmaciones de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, sobre la entrega “sin excepción” entre el año 2020 y el día de hoy, de un bono de combustible a 17 mil 431 concesionarios que presuntamente conforman el padrón vehicular de la Ciudad de México, lo cual es “una mentira”.
Por otro lado, Francisco Carrasco terció y dijo que a los transportistas no les quieren incrementar 3 pesos para poder prestar el servicio y evitar la crisis económica en la que se encuentran, mientras que quienes impulsan la austeridad como el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador el año pasado tenía un salario de 108 mil pesos, pero ahora subió a 166 mil pesos, que corresponde a 53 por ciento superior de un año a otro, mientras el salario general en 2017 era de 80.04 pesos y ahora es de 172.87, que es superior 115 por ciento.
Con el anuncio de que el gobierno de la Ciudad ha entregado los bonos a 17 mil 421 transportistas, “sin excepción”, ya son dos afirmaciones realizadas por Claudia Sheinbaum Pardo que los transportistas han demostrado en menos de una semana ser falsas y con el único interés de generar simpatías, pero sin sustento.
El pasado jueves 2, tras el bloqueo en diferentes zonas de la capital del país, los transportistas recordaron que desde el inicio de su lucha por incrementar la tarifa su solicitud ha sido de 3 pesos y no de 5 como lo expresó la gobernante.
“No sólo no nos han otorgado a todos el bono de combustible los 17 meses en que convirtieron las tres etapas en que nos lo dieron, sino que hay compañeros a los que simplemente no les llegó ese bono. Aunque hubo algunos a quienes les entregaron la tarjeta para recibirlo, nunca les depositaron”, expresó su vocero Nicolás Vázquez.
La Jefa de Gobierno ha repetido en infinidad de ocasiones que su administración entregó mil 303 millones de pesos en bonos de combustible, pero los concesionarios dicen no saber dónde están.
“Y para muestra, hoy nos han acompañado un buen número de compañeros de las diferentes rutas de la Ciudad de México que, pese a tener sus papeles como concesionarios, como aquí nos los muestran, no recibieron tan llevado y traído bono de combustible que tanto cacarea el gobierno de la Ciudad”, expresaron los transportistas.
Por lo que exigieron a Claudia Sheinbaum, a través de la Contraloría del Gobierno de la Ciudad de México y al Congreso local que realicen una auditoría para conocer dónde quedaron todos esos recursos que son precisamente de los ciudadanos que están siendo afectados por la irresponsabilidad de la actual administración, así como de todas aquellas que las antecedieron desde hace 25 años.
Los transportistas dijeron también que el gran rezago en el precio de la tarifa es lo que ha propiciado la falta de mantenimiento preventivo y correctivo a las unidades, pues si la diferencia entre el precio del pasaje y el precio de un litro de combustible era de sólo 49% en 1995, al día de hoy es de 360%, por lo que le solicitaron a la ciudadanía tener empatía y ver el asunto desde la piel de quienes cada día mueven a la mayoría de la gente que necesita trasladarse a sus actividades cotidianas.
Pusieron de ejemplo que ellos han cooperado y han querido cambiar, cuando recordaron que a principios de los años 90 todo el parque vehicular fue nuevo con la llegada de los “microbuses” para impulsar la movilidad en la Ciudad, pero el rezago en la tarifa hoy inevitablemente los ha convertido en peligrosas carcachas rodantes.
“La ciudad se llenó de “micros”. Alrededor de 20 mil, todos nuevos, sin excepción, comenzaron a circular en la Ciudad de México a principios de la década de los años 90 del siglo pasado. Vehículos con una vida útil de 10 años que debían comenzar a cambiarse a principios de este nuevo milenio, pero que hoy aún siguen circulando por la ciudad con la evidente falta de mantenimiento porque ya no hay refacciones, pero tampoco la fortaleza económica suficiente para cambiarlos”, expresaron.
A este empobrecimiento al que nos han sometido, agregaron los transportistas, se debe que el mantenimiento no sea el necesario y, mucho menos, que nos permita cambiar los vehículos a unidades de nueva generación con filtros Euro V o VI amables con el medio ambiente.
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