* Julio Fernando Smithers Jiménez, presidente de la Asociación Nacional de Almacenes Fiscalizados (ANAFAC) advierte que no hubo recortes de personal; asegura que i-Commerce creció con la pandemia Covid-19
Ciudad de México, a 2 de julio de 2020.- La actividad del comercio exterior ha seguido su curso normal pese a la pandemia Covid-19 y, si bien se redujo hasta 40 por ciento en el primer cuatrimestre comparada con años anteriores, los almacenes fiscalizados la han podido paliar sin recortes de personal y ya desde mayo comenzó a levantar, expresó Julio Fernando Smithers Jiménez, presidente de la Asociación Nacional de Almacenes Fiscalizados (ANAFAC).
“El trabajo dentro de una aduana es super importante para cualquier país porque gracias a eso no se para el comercio internacional, ni la exportación ni la importación. Puede disminuir, pero no se detiene. Hemos trabajado todo este tiempo; no ha habido un solo día de descanso, no ha habido horas de descanso, porque los recintos trabajan las 24 horas el día, porque los vuelos llegan las 24 horas del día”, expresó Smithers Jiménez, quien realizó un “reconocimiento a todas las personas que trabajan en el recinto”.
“En los recintos fiscalizados el valor más importante son nuestros colaboradores”, añadió el dirigente empresarial al asegurar que desde el inicio de la pandemia han preservado su salud y cuando el gobierno federal declaró que a la población vulnerable había que tenerla confinada en sus casas, “todos los asociados los mandamos a sus casas; no se han disminuido sueldos ni recortado personal”.
Hicieron pruebas para ver si salían positivos, para mandarlos a sus domicilios a ellos y a las personas que habían tenido contacto con ellos. Han hecho acciones para prevenir y cuidarlos como la entrega de guantes, gogles, caretas, cubrebocas y, con otras asociaciones como Canacar y Anacarga, además del gobierno federal, pusieron un filtro detector de temperatura dentro del recinto. “Gracias a ellos el comercio internacional no se detuvo”.
La Asociación Nacional de Almacenes Fiscalizados (ANAFAC), creada en 1993, tiene 23 asociados; 18 en la aduana en el aeropuerto de la CDMX, además de Piedras Negras, Guadalajara, Monterrey, Colombia en Nuevo León y Querétaro, donde manejan aproximadamente el 80 por ciento de la carga aérea internacional.
El cese de la actividad comercial de varios países por cierre de fronteras, la disminución de vuelos y reducción de la carga internacional de manera drástica llevó a una caída de hasta 40 por ciento, principalmente en abril. Sin embargo, apuntó Smithers Jiménez, se dio un fenómeno como el aumentó el i-Commerce durante esta pandemia; “llegaron más paquetes con menos peso”.
El recinto fiscal es el inmueble donde la autoridad aduanera hace las funciones de almacenaje, custodia, manejo y maniobra de mercancía del comercio exterior, mientras que el recinto fiscalizado es aquel que se otorga a un particular mediante una concesión o autorización, para hacer las mismas funciones, explicó el dirigente de los concesionarios.
Julio Smithers reveló que seguramente se mandó a casa de manera temporal hasta al 20 o 30 por ciento de trabajadores para cuidarlos; incluso hoy que se han semiabierto las actividades, muchos siguen en sus domicilios porque están dentro de la población vulnerable. Quizá algún almacén tenga aún al 10 por ciento en sus domicilios, pero el almacén o recinto sigue funcionando y a sus colaboradores se les sigue pagando. “Disminuimos un poco la plantilla para cuidarlos, no para recortarlos”.
El universo de trabajadores de los recintos en el aeropuerto Internacional de la Ciudad de México debe rondar en unas 4 mil personas, explicó. A ellos hay que sumar a los agentes aduanales, a los transportistas, a los maniobristas para alcanzar una cifra de alrededor de hasta 7 mil u 8 mil personas.
Asimismo, agregó que la vinculación entre los concesionarios de almacenes fiscalizados y los agentes aduanales es muy importante, “somos una pieza importante de la cadena logística de la importación y exportación”.
Los almacenes fiscalizados son los responsables de conservar y cuidar el contenido de las cajas mientras el agente aduanal va al recinto, abre las cajas y realiza un reconocimiento previo de las mercancías; después hacen el cálculo arancelario, lo pagan, se hace el pedimento y ya con el pedimento el almacenista da salida a la mercancía.
A nivel nacional, dijo, existen alrededor de mil agentes aduanales como Grupo Enciso, entre otros, con quienes la colaboración es fundamental porque “son ellos los que nos proveen de carga y las facilidades para llevar a cabo los despachos aduanales”.
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