El alza de la gasolina del 20 % fue recibido en un ambiente de hostilidad por toda la clase política de la partidocracia mexicana, cual niños inocentes fueron sorprendidos por el partido revolucionario institucional, instituto que buscan cargarle todos los efectos de esta alza criminal que seguramente tendrá sus mayores efectos en las regiones más pobres del país, alza en la que ellos también son responsables del fracaso de la reforma energética, la cual si estuviera en sus manos en este momento la abrogarían para lavarse la manos como poncio Pilatos de tan vil atraco a la ciudadanía; la pregunta que se les debe de hacer, cuanto recibieron sus diputados y senadores para alzar la mano en sus respectivas cámaras, porque hoy además hablan de bonos y mochadas con lo cual aceptan que son parte del sistema corrupto del que son parte y responsables de los desastres del actual gobierno.
Mientras el gobierno llama a la calma y a no asustarse por este aumento a este insumo a través de la secretaria de hacienda y crédito público, apostándole a la liberalización del precio de este producto como parte fundamental de la reforma energética impulsada por el actual gobierno y aprobada por el congreso de la unión, precio que se regularizara a través de la oferta y la demanda del mercado nacional y mundial, esquema que permitirá al gobierno en turno dejar de subsidiar la compra y distribución de la gasolina por más de 300 mil millones de pesos, los cuales según el estado mexicano solo beneficiaban a la clase alta y media, recursos que se pueden aplicar en programas de combate a la desigualdad social que vive el país.
Por su parte el partido acción nacional ha llamado al gobierno a buscar alternativas para amortiguar este golpe a la economía familiar y a buscar mecanismos para que el aumento raquítico del salario mínimo no se pulverice nuevamente ante el alza de los precios de los productos de la canasta básica, que por hecho también subirán por el alza del combustible, mientras el partido de la revolución democrática llama a la ciudadanía a la rebelión para parar esta política antisocial, la cual generara más pobreza en el país, argumentando los altos costos del quehacer político, en bonos, aguinaldos, gastos de representación y moches que fomentan desde las altas esferas la corrupción que tiene al estado mexicano en una crisis constante.
Es cierto que el aumento al precio de las gasolinas genera malestar en el grueso de la sociedad mexicana y que la partidocracia está preocupada por los efectos de esta en las próximas elecciones, quienes de hecho están contra la pared por las malas decisiones en la que se han involucrado en la búsqueda de sacar al país adelante, por lo que la sociedad no les cree en lo mínimo de sus preocupaciones mucho menos a sus llamados a la rebelión en contra de los que cada mes les surten sus tarjetas bancarias y abonan sus cuentas discrecionales en los bancos como parte de los moches que desde las coordinaciones de sus partidos distribuyen sus líderes para que las cosas sigan igual.
Sin embargo la crisis por el nulo crecimiento del producto interno bruto, la corrupción y la impunidad desmedida que impiden el crecimiento y la falta de impacto de las políticas estructurales que aprobaron todos los partidos políticos que son un fracaso, hoy los tienen en la antesala de una posible rebelión ciudadana que es realmente lo que preocupa a la partidocracia y no los efectos de este gasolinazo, porque entienden que le han fallado a todos los mexicanos y que son parte del sistema político económico que tiene atorado el desarrollo y bienestar de todos, por lo que responsabilizar a quien dirige los destinos del país es profundizar aún más el engaño que ha sometido la clase política al pueblo mexicano al no concretar políticas que realmente saquen al pueblo del atolladero en que esta hundido.
Ante esta situación incierta la ciudadanía ha iniciado una campaña de inconformidad en las redes sociales dando por hecho todos los efectos que los voceros del gobierno manifiestan en los medios de comunicación, las desgracias y acusaciones mutuas que solo están profundizando la fractura de la ciudadanía, porque aquí no se trata de ver la paja sino lo que esta abajo que es lo que los políticos no quieren que el pueblo se entere, sus acuerdos y el reparto que los obliga a mantener la estabilidad política a causa de las desgracias que viven millones de ciudadanos que dicen representar, por lo que la acusación mutua de las responsabilidades no llevara a ningún puerto sino la discusión seria de la realidad que se avizora como premisa para encontrar los puentes de comunicación en una sociedad fracturada por interés de la burguesía gobernante, donde el pueblo es arrastrado y dividido para seguir en lo mismo situación que no se debe permitir se siga dando.
Ahora no es el tiempo de la partidocracia ella ya tuvo su tiempo y momento de componer las cosas su voz es hueca y falaz, su aptitud lastima y humilla, el poder la ha envilecido y la ha empobrecido éticamente, pero aún más ha dividido y profundizado el odio entre nosotros los mexicanos, toda esta carga imposibilita a la actual clase política para llamar a la unidad nacional ante la ausencia de una moral sólida, todo esto representa el PRI, PRD, PAN, MC, PVEM, PANAL, PT, MORENA ya lo dijo el presidente de la republica “ que tire la primera piedra el que esté libre de pecado” cuando hace alusión a la corrupción e impunidad en que vive el país; hoy no se trata de buscar salidas falsas o llamados a la rebelión para negociar, mucho menos de confiar en las voces que han saqueado a la nación.
Es la hora de los liderazgos sociales, la depuración y el rompimiento en el interior de los institutos políticos para construir los puentes necesarios que habrán de poner en la mesa los principales temas que tienen atorado el desarrollo, es la rebelión de una ciudadanía que no debe sujetarse a los caprichos de una burguesía que lejos de fomentar la unidad nacional la flagela para seguir disponiendo de nuestro recursos naturales, es el momento de hacerle frente desde abajo a la crisis y poner en el banco a los responsables de esta barbarie que amenaza con más corrupción e impunidad, pobreza, violencia ignorancia e insalubridad, la crisis económica y política demanda nuevos liderazgos para hacerle frente a los grandes retos de nuestra nación, no esperemos los acuerdos de la actual clase política porque estos luego se pagan caros.
Para muestra la opacidad y contubernio entre los políticos, el impuesto que se ha agravado a los combustibles, si no hubiera inconformidad en la ciudadanía, no habría nerviosismo en la partidocracia y no se habría sabido el gravamen de impuesto a cada litro de gasolina, que según los informes de los senadores azules es hasta de cuatro pesos por litro que se paga cada vez que un usuario va la estación de gasolina, el cual permitirá al estado recaudar más de 300 mil millones equivalente al subsidio que supuestamente se otorgaba los años pasados de 300 mil millones de pesos a este insumo, es simple pues el razonamiento si la liberalización le permitirá al estado ahorrar el subsidio, la pregunta porque gravar más impuesto, el cual generara una escalada de alza de precios en todo el país que lo llevara a la desestabilidad económica y social, porque no combatir decididamente a la delincuencia organizada que se dedica a ordeñar los ductos, que genera pérdidas por las mismas cantidades, será que son parte de estas organizaciones, porque esto permite recaudar casi medio billón de pesos para combate a la desigualdad social; esta arbitrariedad debe unirnos en contra de estos ladrones que desde el congreso nos someten a sus caprichos; por ello urge construir puentes que nos lleven a la unidad nacional para el cambio real y desterrar la corrupción e impunidad.
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