Desde mediados del siglo XIX la voz de las mujeres en México se empezó a escuchar en demanda de sus derechos; salud, educación, trabajo y participación política eran las reivindicaciones fundamentales. Para 1915 se convoca el primer Congreso Feminista en Yucatán, el movimiento de las sufragistas empezaba a tomar forma, el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres se va a haciendo causa fundamental.
Si bien la Constitución promulgada en 1917, no negaba la ciudadanía a las mujeres tampoco la otorgaba solo cabe recordar el texto original del artículo “Son ciudadanos de la República los mexicanos que….” Esta indefinición se repite en las discusiones del Congreso Constituyente. En ningún momento se hace alguna referencia acerca del voto femenino. Se interpreta como un hecho la negativa.
Diversas Ligas Feministas empiezan a organizarse, en Yucatán a instancias de Felipe Carrillo Puerto fueron las primeras, se suman San Luis Potosí; Chiapas, Puebla, Guerrero y todos estos movimientos empezaron a dar algunos avances.
En 1917 se expide la Ley de Relaciones Familiares, según la cual las mujeres y los hombres tienen derecho a considerarse iguales en el seno del hogar; en 1923 San Luis Potosí logra que el gobernador expidiera un decreto mediante el cual se concedía a las mujeres votar en elecciones municipales; en Chiapas se da dos años después; Puebla concedió este derecho en 1936; en 1928 en la redacción del Código Civil se dispuso “…la mujer no queda sometida, por razón de su sexo, a restricción alguna en la adquisición y el ejercicio de sus derechos; y al llegar a la mayoría de edad tiene la libre disposición de su persona y sus bienes, estando capacitada para celebrar toda clase de contratos”. Guerrero logra en 1938 las primeras presidentas municipales; surge en 1941 siendo Presidente Manuel Ávila Camacho el primer cargo público para una mujer la Jefatura de Previsión Social con Matilde Rodriguez Cabo, cuya gestión permitió integrar a las mujeres como beneficiarias del servicio del IMSS. Sin embargo, estos mandatos no eran suficientes.
Registran las historiadoras que las sufragistas en México no se rindieron, hicieron visible su intención de ejercer su derecho pleno al voto y se formaban en las filas de las casillas aun cuando sabían que no era permitido.
Cuando se funda el PNR (hoy PRI) en 1929, se incorpora a su Declaración de Principios el pronunciamiento de “ayudar y estimular el acceso de la mujer mexicana en la vida cívica” con ello, se impulsa la creación de la Dirección Femenil presidida por Margarita García Flores -recientemente fallecida- que va agrupando a las mujeres en el país, con esta organización, en 1935, socialistas y militantes del Partido Nacional Revolucionario fundaron el Frente Único Pro Derechos de la Mujer. Esta unión de mujeres de diversas posturas ideológicas en la que participaban 800 agrupaciones femeninas que integraba para esa fecha a 50 mil mujeres, lograron dar batallas históricas.
Dos años después, Lázaro Cárdenas presentó una iniciativa para otorgarles el voto sin que prosperara en el Senado. Mientras esto sucedía, mujeres campesinas se organizaron en ligas femeninas dirigidas por Refugio Rangel Olmedo, Lucina Villareal y Aurora Fernández, quienes presionaron a la Cámara de Diputados solicitando la modificación del artículo 37 de la Ley Electoral de Poderes Federales que señalaba como ciudadanos sólo a los varones.
En la década del 40 la lucha se acrecentó. Desde intelectuales como Rosario Castellanos hasta luchadoras sociales como Benita Galeana, salieron a las calles tomándolas como tribunas.
Para 1940 existían al menos dos organizaciones femeninas con suficiente fuerza para ejercer presión política: Comité Nacional Femenil y Alianza Nacional Femenina, integrada por las mujeres de las secretarías femeniles de las grandes organizaciones corporativas forjadas por Cárdenas, como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y Confederación Nacional Campesina (CNC), que demandaban además del goce a plenitud de sus derechos políticos, mayores oportunidades de trabajo y educación, entre otros puntos.
En el PNR, después PRM las mujeres fueron incorporadas en la designación de candidatos y por primera vez a las Convenciones del Partido.
Dieciséis años después, el 24 de diciembre de 1946, la Cámara de Diputados aprueba la iniciativa del entonces presidente Miguel Alemán para que las mujeres pudieran participar en las contiendas municipales en todo el país.
Para este momento al celebrarse la Segunda Convención Nacional Ordinaria que crea al hoy PRI, la Dirección Femenil se convierte en Secretaría de Acción Femenil y las mujeres empiezan a ocupar posiciones en los órganos de dirección de este partido político.
Seis años más tarde Adolfo Ruiz Cortines se comprometió -el 6 de abril de 1952-- ante 20 mil mujeres reunidas en un mitin de campaña, a otorgar la ciudadanía sin restricciones, misma que se hizo efectiva el 17 de octubre de 1953 mediante la reforma al artículo 34 constitucional. A este encuentro acudieron mujeres de todo el país en Puebla participó con un grupo de mujeres poblanas organizadas y convocadas por Carmen Caballero de Cortes.
Después de dos siglos de lucha, las mujeres consiguieron al fin el derecho a votar y ser elegidas en todos los ámbitos de poder político.
Con ello se impulsó la participación de mujeres en el Poder Legislativo de este país. Aurora Jiménez fue la primera diputada federal, le siguieron Remedios Albertina Ezeta del estado de México, Margarita García Flores de Nuevo León, Guadalupe Ursúa Flores de Jalisco, Marcelina Galindo Arce de Chiapas.
Puebla también empieza a incorporar a mujeres postuladas por el PRI en cargos de elección popular, la primera mujer diputada federal a Esperanza Téllez por la región de Zacatlán, la primera mujer Presidenta Municipal Luz Maria Martinez en 1957 en San Martín Texmelucan, la primera Diputada Local en 1963 con Esperanza Ramos de Naranjo por el Distrito de San Martín Texmelucan, la primera Senadora de la Republica Guadalupe López Bretón en 1970 y la primera Regidora de Puebla la Señora Antonia González en 1936.
Por ello al recordar esta fecha, necesariamente tenemos que reconocer el esfuerzo de muchas mujeres, muchas de ellas anónimas, otras por fortuna muy reconocidas. Ellas pudieron rescatar y abanderar una causa común: el reconocimiento de nuestros derechos políticos que sirvieron de bandera a su lucha y un largo camino tuvieron que recorrer. Hoy todas las mujeres somos beneficiarias de este derecho.
El PRI en 1979 postula a la primera gobernadora en el país Griselda Álvarez y la organización de mujeres al interior del PRI fue impulsando algunas modificaciones estructurales con el fin de generar la incorporación creciente de las mujeres en todas las instancias partidistas, de elección popular y de gobierno.
Al interior del PRI la Secretaría de Acción Femenil es modificada por el Consejo Nacional para la Participación de la Mujer (1984), teniendo como característica ser un organismo mixto; después se convierte en Consejo para la Integración de la Mujer (1990) como organización adherente al PRI con el propósito de lograr independencia y decisiones propias; posteriormente en 1993 se transforma en Congreso de Mujeres por el Cambio como organismo político nacional incluyente, abierto a todas las organizaciones femeniles y mixtas y a mujeres en lo individual, militantes o simpatizantes y hoy la organización de mujeres es el Organismo Nacional de Mujeres Priístas.
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