LECTURA POLÍTICA
En Acapulco convergen dos movimientos con intereses diferentes: los maestros que piden seguridad para regresar a las aulas ante las amenazas de extorsión y secuestro por parte de los grupos delictivos que operan en el puerto y parecen no tener intenciones de irse; y un grupo de estudiantes que se empeñan al costo que sea, en ingresar a la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), pese a que ya demostraron su bajo coeficiente intelectual.En los hechos, ambas protestas se politizaron. Porque de perseguir un objetivo inicial, ahora cambiaron las peticiones. Y ninguno de los dos quiere levantar su protesta, hasta en tanto no le cumplan todo lo que piden. Lo cual resulta un exceso. Porque de toda negociación deriva forzosamente, un acuerdo. En el que ambas partes tienen que dar algo a cambio, a fin de terminar el conflicto. Para los israelíes, negociar es ceder cosas que duelen a cambio de cosas que se valoran más. Pero ni los maestros ni los estudiantes de la UAG parecen entenderlo. Y eso habla de una sola cosa: son otros intereses los que los mueven a permanecer en la protesta, desvirtuándola. El repaso de los hechos es sintomático de lo anterior.
EL FONDO POLÍTICO DE LAS PROTESTAS.- Los maestros de Acapulco cumplirían hoy viernes, 36 días sin acudir a impartir clases. Desde luego y como son mayoría, creen tener la razón. Pero no siempre es así. Un hecho es referencial: las mayorías son siempre manipuladas por unos cuantos. Y el desafío de los maestros hacia el gobierno estatal y la propia ciudadanía porteña, parece instalarse en una vertiente similar a como hacen los intransigentes e insensibles: arrasando a los demás. Hay algunas lecturas emblemáticas de lo anterior:
1.- El proceso electoral del 2012 apenas se está abriendo. Los intereses de los grupos de interés incrustados en los principales partidos políticos ya comenzaron a operar. Destacan en esta vertiente dos personajes: la maestra Elba Esther Gordillo –dueña del SNTE y del Panal- quien con el movimiento magisterial intenta poner de rodillas al gobernador Ángel Aguirre, a fin de facilitar posiciones de poder a sus operadores en Guerrero -sobre todo el dirigente de la sección 14, Emiliano Díaz Román-. Y el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, quien intenta por su lado, abrir una ruta política negociadora –al parecer, negada hasta hoy- con el mandatario estatal perredista.
2.- Los líderes magisteriales y los representantes sindicales inconformes estarían en la senda ya no de exigir seguridad, sino de prolongar el conflicto con fines eminentemente políticos, dada la cercanía del proceso electoral. Porque el gobierno estatal ya ha instalado cámaras de vigilancia, botones de auxilio y emergencia, así como el incremento de patrullajes, retenes militares y policiacos. Pero los mentores alegan que el problema central es la falta de recorridos de los elementos de seguridad de los tres niveles de gobierno, en especial en la zona de la periferia y rural de la ciudad. Es decir: piden casi seguridad personal, algo que ningún ciudadano común goza.
3.- En cierto modo, Aguirre Rivero ya se dio cuenta que los mentores le quieren tomar el pelo. Y que permanecen ocultos tras este movimiento, otros intereses. Por eso anunció que, la de ayer jueves, sería la mesa de acuerdo definitiva. O se vería obligado a requerir de los maestros jubilados a fin de garantizar el regreso a clases. Con ello, intenta desenmascarar a quienes juegan a la inestabilidad a golpes de chantaje.
4.- En la UAG, los estudiantes inconformes adoptan y se mueven en una cancha parecida. Porque abriendo la negociación y logrando que once de los inconformes ingresaran a las aulas universitarias –pese a no haber aprobado el examen de admisión-, los demás se niegan a levantar la huelga de hambre. Es obvio: salieron a relucir otros intereses políticos ligados a la obtención de beneficios laborales por parte de trabajadores universitarios adversos a la corriente Fredeuag, la misma a la que pertenece el rector de la UAG, Ascencio Villegas, quien no ha movido nada para destrabar el conflicto. Apelando desde luego, a la tutela política del gobierno estatal. Como se ve, ambos movimientos de protesta –el de los maestros y el de los estudiantes de la UAG-, fueron contaminados por otras manos y otros intereses ligados al naciente proceso electoral local y federal. Bertrand Russell decía que “la fe fanática en la democracia, vuelve imposibles las instituciones democráticas”. Eso ocurre hoy en Guerrero.
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