Le falló el olfato político. O deliberadamente, sabía al escenario electoral de desastre al que se enfrentaba. Ya lo había pulsado y pese a ello, decidió correr el riesgo. Porque a sabiendas de que Puebla, era una entidad perdida para el PRI, el senador perredista-priísta, Sofío Ramírez Hernández, quiso sacar el boleto que lo reivindicara como el hijo pródigo que, tras su aventura política en la oposición –la cual sin embargo, lo invistió como Senador de la república-, regresaba arrepentido al redil tricolor. Debía ser aceptado nuevamente. Para lograrlo, estaba obligado a ganarse esa legitimidad política. Las cosas al final, no se le dieron. Y como muchos otros políticos en desgracia, su futuro político se tornó incierto. Basta con observar el mapa político completo.
REPARTO DE PODER CONDICIONADO.- Si bien es cierto que el actual gobernador tricolor Héctor Astudillo Flores, arribó al poder estatal con el apoyo político de los cuatro últimos ex gobernadores –Rubén Figueroa Alcocer, René Juárez Cisneros, Zeferino Torreblanca Galindo y Ángel Aguirre Rivero-, al final quedaron pocos sobrevivientes en el esquema de las presiones y los pagos de favores políticos. Porque la pasada elección los debilitó sustancialmente. Y en ese carril, podría ocurrir una reconfiguración en el reparto del poder público estatal. Se lee así:
1.- Con la derrota en Puebla del senador Sofío Ramírez Hernández, el gobernador Astudillo se quitó de algún modo, cierta presión política del grupo político liderado por el ex gobernador Ángel Aguirre, quien al parecer, pretende jugar sus canicas para la elección de julio de 2018, tanto en el PRI como en el PRD. De entrada, Sofío Ramírez, estará imposibilitado para exigir una candidatura a diputado federal por el PRI, que lo mantenga con oxígeno político. Porque demostró que no pudo revertir el escenario de desastre electoral para su partido el PRI, durante la pasada elección de gobernador en la vecina entidad. Es probable en todo caso, que Astudillo le ceda una subsecretaría en su gabinete. Pero no más. En cierto modo, Sofío jugó su última carta política para asegurar su futuro político. Y la perdió.
2.- La elección del pasado 5 de junio favoreció de rebote, al grupo político del ex gobernador Rubén Figueroa. Porque al operar fallidamente el ex edil de Acapulco y actual secretario de Operación Política del CEN del PRI, Manuel Añorve Baños, es evidente que reducirá sus presiones sobre el gobernador Astudillo. Y éste último por simples valores entendidos, tendría que neutralizarlas. En este contexto, el grupo Figueroa serviría como cuña política para ayudar a quitárselas. Incluso, podría darse el regreso político de Rubén Figueroa Smutny, hijo del ex mandatario estatal. Y podría caerse la eventual candidatura tricolor a la alcaldía de Acapulco, de la diputada federal, Julieta Fernández Márquez, la esposa de Manuel Añorve.
3.- El ex gobernador René Juárez se mantuvo quieto en esta elección, pese a que también fungió como delegado regional del PRI en Puebla durante 2014. Y no logró impulsar a ese partido y a través de su trabajo político-electoral, hacia un escenario de triunfo electoral en 2016. Además, de nada sirvió que tanto Manlio Fabio Beltrones, René Juárez y Manuel Añorve, operaran para expulsar del CDE del PRI en Puebla, a Ana Isabel Allende Cano, pues finalmente la candidata tricolor Blanca Alcalá Ruiz, perdió la elección.
Con todo, René Juárez intenta impulsar a su hijo, René Juárez Albarrán, hacia una diputación local en 2018, pese a los antecedentes de excesos de poder mostrados en un incidente vehicular en Querétaro, que terminó con el asesinato de una persona.
El ex gobernador también se debilitó. A ver si “la reflexión” del gobernador Astudillo sobre la elección del 6 de junio, no frustra el eventual arribo de Juárez Albarrán, como diputado local.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Si el edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, despidió a más de cien aviadores de la nómina municipal, resulta extraño y sospechoso que lo descubra a casi nueve meses de haber tomado posesión. Y lo que es todavía peor: pese a ese supuesto ahorro, ni siquiera instrumenta un programa de bacheo en los cráteres lunares en que están convertidas las calles de la capital. Leyva Mena sigue instalado en la incompetencia absoluta.
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