La lumbre ya le está llegando a los aparejos. Pero el secretario de Educación, José Luis González de la Vega Otero, se mueve con parsimonia. Con franca lentitud. Y sin tener bien claro cómo operara en el contexto de la Reforma Educativa, cuyos alcances parecen inciertos. Y del clima de inseguridad que lo acorralan. Basta con asomarse a los escenarios de desastre que se ciernen sobre él.
CRISIS EN LA EDUCACIÓN.- Para el secretario de educación, la crisis en el sistema educativo guerrerense corre en sintonía con su propia incapacidad y autoritarismo. Y son dos asuntos prioritarios los que lo carcomen en forma inevitable.
1.- Muchas escuelas públicas han cerrado por la inseguridad y la violencia, que las alcanzaron en forma irremediable. Sobre todo en la región Tierra Caliente, Norte, Chilapa y Acapulco, donde el crimen organizado ya les tomó la medida a maestros y directivos con el clásico cobro por derecho de piso, las extorsiones y los secuestros. El dilema para De la Vega Otero, es que muchas de esas escuelas no concluyan el ciclo escolar tal y como lo marca el calendario de la SEP. Y en ese sentido, la Reforma Educativa se encuentra inmovilizada para revertir dicho escenario. Y De la Vega teme entregar malas cuentas.
La solución propuesta por el titular de la SEG es una sola: el resguardo militar de esas escuelas. Pero no alcanzarán todos los militares distribuidos en Guerrero, para cubrir esa demanda. Es decir, si el Ejército ya hace labores de policía desde hace tiempo, entonces la tropa tendría que concentrarse de lleno en cuidar las escuelas amenazadas por el crimen. Y desproteger las calles urbanas, las comunidades y las rancherías que integran los municipios. El titular de la SEG está errando la estrategia. Porque si la incidencia de la delincuencia organizada aumenta en otras escuelas de la entidad, ¿alcanzará todo el Ejército para contenerla? ¿Hay otra forma de frenar dicho escenario? ¿Cuál es, que no se advierte?
2.- El problema más grave que está por reventarle a De la Vega Otero, es el despido de más de mil 300 maestros guerrerenses que no se presentaron a la evaluación exigida por la Reforma Educativa. Una medida que la radical Ceteg no está dispuesta a digerir. En ese sentido, la marcha y paro laboral del próximo 15 de mayo, será una forma de enseñar el músculo no solo a él, sino al titular de la SEP y aspirante a la candidatura presidencial tricolor, Aurelio Nuño Mayer. Es previsible además, la eventual radicalización de dicho movimiento. Incluida su cauda violenta, rupestre y primitiva.
Dicho evento representará en los hechos, una de las pruebas de fuego que el gobierno de Héctor Astudillo, está llamado a enfrentar. Y el anuncio oficial en el sentido de que no se negociarán los despidos magisteriales, será la pira mojada con gasolina que encienda dicha protesta social en una entidad marginada, pobre y atrasada justamente, por un magisterio que por inercia y conveniencia le apuesta también, a que las cosas se queden como están. Y un funcionario de la educación que como las máquinas programadas, solo se limita a obedecer órdenes.
En el gobierno astudillista ya se comienza a deslizar la posibilidad de algunos cambios en dependencias estratégicas del gabinete estatal. Y la SEG con su titular González de la Vega, es una de ellas. De hecho, el tiempo y las circunstancias corren en su contra. Porque hasta hoy, la percepción que se tiene de su trabajo va del gris al oscuro. Porque amenaza reiteradamente al magisterio, pero ahí se queda. Y ese es justamente, uno de sus puntos más vulnerables.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En el inicio de esta semana, la violencia estalló grotescamente en Acapulco, Iguala, Tierra Caliente, Chilapa y Tixtla. Y desde el gobierno estatal se sigue evaluando que con discursos, buena voluntad y retórica rimbombante, se detendrá el clima de inseguridad. La realidad es que mientras no haya estrategia ni inteligencia, pero sí mucha corrupción, las cosas seguirán igual. Incluso, se agudizarán.
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