Noé Mondragón Norato
El declive de Cuauhtémoc
El diputado local calentano, Cuauhtémoc Salgado Romero, ha venido de más a menos. Sus cabildeos políticos y sus apoyos a nivel central fallaron notoriamente. Se confió demasiado en ellos, cuando una de las reglas de la política es justamente, no dejar de moverse ni operar. Y esa apatía lo tiene postrado políticamente al interior de su partido, el PRI. Hay puntos concretos que lo justificarían.
TEMO: CAÍDA LIBRE.- A muchos actores políticos, las cosas no se les dan en determinadas coyunturas. Quizás, porque no es su momento. O porque de plano, no saben operar ni tejer con astucia, sus redes de poder. Y eso es justamente lo que le ocurrió al también ex dirigente estatal del PRI. Se lee así: 1.- El proceso interno priísta para designar gobernador, marcó profundamente a Cuauhtémoc Salgado Romero. Porque daba como un hecho consumado su virtual designación como candidato, en función de tres soportes políticos que parecían inquebrantables: los del presidente Enrique Peña Nieto; los del ex secretario de educación Emilio Chuayffet Chemor; y los del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer. Confiaba en que la coyuntura lo favorecería, en función de que había dos actores políticos que ya habían competido en esa elección y que en apariencia, tenían pocas probabilidades de repetir como candidatos: Manuel Añorve Baños y Héctor Astudillo Flores. El problema fue que ambos unieron fuerzas. Y por su añeja experiencia dentro de la rueda del poder tricolor, operaron soterrada y continuamente en el centro del país, para que Astudillo repitiera y ganara la elección. Temo Salgado se conformó con encabezar la lista de diputados locales plurinominales. Luego, no vio más allá. 2.- Salgado Romero envió notorias señales de flaqueza y debilidad política, cuando prácticamente se tuvo que ir de la dirigencia estatal del PRI el pasado 28 de agosto, apurado y acosado por el diputado federal Manuel Añorve. Incluso, a varios días de que tomara posesión como diputado local. Añorve -con el apoyo del dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivero- empujó a un delegado con funciones de dirigente estatal: José Parcero López. Después vino lo demás. 3.- Salgado Romero fijó su objetivo en la siguiente posición de poder que debió negociar antes de aceptar su declinación como aspirante a gobernador: la presidencia de la Comisión de Gobierno en el Congreso local. Y con 11 diputados locales de su lado, otra vez Manuel Añorve le ganó la partida. E impuso a la ex diputada local, Flor Añorve Ocampo. Nuevamente, el ex dirigente estatal del PRI se observó carente de tablas y cabildeos políticos exitosos en el centro del país, a fin de revertir los agandalles sistemáticos de Añorve. 4.- Vino finalmente, la última estocada política añorvista a fin de enfriar en definitiva, a Salgado Romero. Meterlo a la curul local a fin de que pasara desapercibido. Porque su grupo de diputados forcejearon hasta ubicarlo en la presidencia de la Comisión de Estudios Constitucionales y Jurídicos. En corrillos políticos legislativos corrió fuerte la especie en el sentido de que aspiraba a ocupar la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. Pero falló de nueva cuenta. 5.- El liderazgo político de Salgado Romero como dirigente estatal del PRI, no le sirvió de mucho, pese a que logró regresar a ese partido al poder durante la pasada elección del 7 de junio. Ni supo cómo negociarlo. En este carril, el que sí creció fue el otro diputado local calentano, pero del PRD: Isidro Duarte Cabrera, quien a pesar de no lograr la coordinación de fracción en ese partido, pudo encaramarse como presidente de la Comisión de Desarrollo Agropecuario y Pesquero. Y estaría al acecho para lograr otras cosas más importantes. Pero Cuauhtémoc Salgado se desinfló. Y no se ve la forma de que pueda retomar aire para volar de nuevo.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Los alcaldes de Acapulco, Chilpancingo e Iguala -el perredista Evodio Velázquez Aguirre y los priístas Marco Antonio Leyva Mena y Esteban Albarrán Mendoza, respectivamente-, recibieron sus respectivas administraciones municipales en medio de la violencia y la inseguridad proveniente del crimen organizado. Es decir, los grupos delictivos les mandaron mensajes cifrados. Y los asesinatos ya elevaron la estadística en forma alarmante en dichos municipios, ante los impertérritos ojos de tres ediles neófitos que no alcanzan a entender qué es lo que está pasando.
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