*Sin clases ni exámenes durante 9 meses de protestas, la SEG y el suplente Ortega premian a ayotzinapos con fiesta y plazas automáticas
Más allá de la polémica sobre si el gobernador suplente, Rogelio Ortega Martínez será o no el padrino de la generación 2011-2015 de la Normal Rural de Ayotzinapa, resulta cuando menos sospechoso que el secretario de Educación Guerrero, Salvador Martínez Della Rocca avale y dé el reconocimiento a esos egresados que abandonaron las aulas desde el 27 de septiembre del 2014 por sus protestas ante el Caso Iguala, es decir, luego de nueve meses sin clases, sin exámenes y sin que hayan hecho prácticas que avalen su “licenciatura”.
Tal como se lo anticipamos desde el pasado mes de mayo, en Ayotzinapa simplemente se cancelaron clases, debido a que como le consta a toda la población del estado, todo el alumnado fue convocado por los dirigentes de su Comité Estudiantil, en coordinación con los líderes de la CNTE-CETEG y otras organizaciones, a participar en protestas diarias, en las que cometieron toda clase de abusos y delitos que, si bien las autoridades no castigaron en su momento, demuestran que los normalistas en realidad no cursaron más que tres semanas del ciclo escolar 2014-2015.
De modo que la pregunta que NO han contestado el titular de la SEG ni el director de esa normal, ni tampoco funcionarios del gobierno federal –en especial de la Secretaría de Educación Pública- es: ¿Con qué criterios académicos aprobaron su 4° año los egresados que anduvieron de activistas los últimos nueve meses?
Y de allí se desprenden otras, básicas: ¿Qué pruebas existen de que hayan recuperado clases, prácticas y hayan realizado exámenes, si el propio director de la normal declaró a la prensa en mayo que no sabía cómo recuperaría el tiempo, pero que para eso “los muchachos se organizan solos”? ¿Será la pomposa fiesta de graduación que anuncian, con “padrinos intelectuales”, el recurso político para avalar con notas de prensa lo que los normalistas no obtuvieron en aulas? ¿De verdad piensan los funcionarios de la SEG, de la SEP y todos los que festinan esa innecesaria fiesta –se supone que están de luto y en pie de lucha- que esos jóvenes activistas que egresan, están capacitados para impartir clases, y de paso obtener plazas automáticas como las que les prometió el gobernador Rogelio Ortega, que declaró incluso que será un padrino generoso con sus ahijados ayotzinapos, aunque estos niegan que lo hayan invitado?
Es un gran desatino de los gobiernos estatal y federal que se haya emitido la convocatoria para aspirantes de nuevo ingreso al ciclo 2015-2016 de Ayotzinapa, cuando la generación “saliente” no acreditó sus estudios, y obviamente cuando los de primer año ni siquiera han empezado su Licenciatura en Primaria.
Por razones políticas, todos los alumnos de Ayotzinapa han sido relevados de sus deberes académicos, y todos seguirán como si nada, pese al año perdido. Pero ¿a quién le importa, si lo que todo el mundo quiere es que todo se calme y se olvide?
No se crea, ellos, como los de la CNTE y CETEG son insaciables y seguirán dando lata, porque encima de todo el actual gobierno suplente dejó una bomba de tiempo que compromete al próximo gobierno de Astudillo a darles puestos directivos, más plazas, dinero, construcción de edificios e impunidad, para salir del paso. Por lo que muy pronto los veremos de nuevo en la calle con más exigencias y muchos ya convertidos en espurios maestros incapacitados para educar a nuestros hijos…
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