No se sabe con mucha certerza si esos rumores eran verdad o si eran la conclusión lógica a la que llegaron varios observadores después de ver el celo con que los representantes populares guardaban en secreto ciertas deliberaciones, con el argumento de que los reporteros todo lo echan a perder al hacerlo público.
Lo que sí se sabe –pero tampoco en esto hay mucha certeza– es que tal premio no pudieron concedérselo, pero no porque no quisieran o porque de repente cobraron conciencia acerca de lo que es políticamente correcto y lo que no lo es, sino simplemente porque no hubo dinero, pues Manuel Añorve se encargó de vaciar las arcas del ayuntamiento y de llevarse todo lo habido y lo por haber, al hipotecar al gobierno municipal por quién sabe cuántas generaciones con una deuda de más de mil millones de pesos.
Pero el hecho es que hubo rumor, y, como dice el refrán, cuando el río suena es porque agua lleva.
El incidente sirvió para mostrar qué imagen tiene la sociedad de los regidores, pues, acto seguido, se sucedieron manifestaciones de grupos sociales que exigían a la alcaldesa Verónica Escobar Romo no ceder ante la presión de sus compañeros de cabildo, y no pagarles el referido bono, pues esos ediles, además del jugoso salario de 30 mil pesos quincenales, reciben cada mes 110 mil pesos para gestoría y tienen derecho a contratar cinco colaboradores de su entera confianza con cargo a las finanzas municipales (que es como si recibieran el dinero de sus sueldos indirectamente).
Nunca, ni siquiera en el –ése sí– honorable y legendario gobierno municipal de Juan Ranulfo Escudero Reguera, los regidores han gozado de buena fama. En general, impreparados académicamente, suelen llegar al cargo no por méritos cívicos, artísticos o intelectuales, sino porque conocen el tejemaneje del clientelismo político, porque saben cómo aportar votos para su partido, porque solo tienen capacidad para manipular ciertos sectores sociales y ponerlos al servicio de un partido o de un gobernante.
Pero estas virtudes, por llamarlas de algún modo, no siempre son suficientes, y a veces ni siquiera son necesarias, sobre todo ante el sistema de cuotas –que ha existido desde tiempos inmemoriales, pero que en el PRD se volvió a poner de moda debido al uso abusivo que de él han hecho las tribus de ese partido–: ahora basta con decirse jefe de alguna corriente interna para tener derecho a una porción del pastel, de tamaño directamente proporcional a la fuerza numérica que dicha corriente tenga o aparente tener.
Y el sistema es tan flexible que no es imprescindible que sea el jefe de la tribu quien ocupe la regiduría. Él toma nota de las que le corresponden y luego designa a quienes las han de ocupar. Y con esto de que en el cabildo cualquier mequetrefe puede medrar –si da con el modo de hacerlo–, el jefe de la tribu puede hacer regidora a su esposa, a su amante o a su sirvienta.
Es el caso del dirigente estatal de la corriente perredista Nueva Mayoría, Evodio Velázquez Aguirre, quien acaba de dejar el cargo de diputado local del PRD, que desempeñó mientras también ejercía el de secretario general de ese partido en el estado, en abierto desacato a los estatutos perredistas, que prohíben tener simultáneamente puestos públicos y puestos partidistas.
Y ahí donde usted lo ve, tan circunspecto él, tan formal, tan a cargo de tan pesadas y graves obligaciones sobre sus hombros, a la hora de definir quién ocuparía las dos regidurías que le fueron asignadas a su corriente en Acapulco –la séptima y la octava en la planilla encabezada por Luis Walton Aburto–, se decidió, para la octava, por su concuña Candy Eunice Ascencio Román, cuyo oficio nos revela que lo suyo, lo suyo, no es la política, pues es pedicurista, si bien en su página en Facebook afirma que estudió Administración de Empresas y Mercadotecnia en el Tec de Acapulco y que fue directora del Colegio de Bachilleres plantel 16 (y entonces, con esos títulos, ¿por qué es pedicurista?).
Para la séptima eligió a Verónica Melo Marino, quien no tiene más mérito que ser esposa de uno de sus amigos y ser militante perredista de nivel medio tirándole a básico, según se ve en Internet. ¿Por qué la colocó como regidora? Ojalá que no haya sido con la condición de que “se moche” con la mitad de su paga, como suele suceder.
Son éstos algunos ejemplos de los representantes que han padecido los acapulqueños y que, por lo que se ve, seguirán padeciendo durante largo tiempo, quizá porque no hay democracia perfecta –y la mexicana no sería la excepción– o quizá porque como sociedad nos falta mucha evolución, mucha maduración y mucho crecimiento. Afortunadamente, ya se autorizaron las candidaturas independientes, por un lado, y por el otro, Andrés Manuel López Obrador ya trabaja en transformar su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en partido político, con lo cual se vislumbra difícil el panorama para todos estos vivales que se dicen de izquierda, pero cobran con la derecha.
Hay 544 invitados y ningún miembro en línea