JULIOTECA
Si bien construir frentes o coaliciones para ganar batallas ha sido siempre una posibilidad de la izquierda mexicana y un asunto de táctica, su correción ha dependido de la coyuntura. No se trata de exportar modelos, eso siempre ha sido el talón de Aquiles de la izquierda: Cuba y la URSS fracasaron en sus intentos por exportar la revolución y eso en su tiempo, le costó la vida a personajes tan emblemáticos como el Ché Guevara que murió en Bolivia, con la ilusión de hacer una revolución con el mismo modelo cubano.
Así en México, la izquierda ha necesitado de hacer alianzas, aún con fuerzas de la derecha, como el PAN o como Convergencia, para avanzar en aquellos sitios donde el cacicazgo se ha mantenido en el poder usando todas las armas a su alcance incluyendo la represión y el control corporativo y donde la izquierda no ha podido crecer al grado de estar en condiciones de disputar el poder por si sola.
Eso ha ocurrido en lugares como Oaxaca, Sinaloa y Puebla, donde era impensable que la izquierda ganara y por ende ésta se sumó a personajes que al menos permitiera echar del poder a los caciques más retrogradas y autoritarios.
De hecho en esos estados, no ganó la izquierda, pero se avanzó en sacar al PRI más rancio del poder político, no importa que para ello la izquierda haya tenido que ceder parte de sus postulados, los resultados representaron un avance para las fuerzas progresistas.
En cambio en Guerrero, la izquierda ha optado por la regresión.
Al aliarse con uno de los caciques del viejo PRI, un cacique bueno quizá argumenten, porque tiene el viejo estilo del apapacho y de encompadrarce con medio mundo, el PRD y el PT están desconociendo el avance que tuvieron en el 2005 al hacer ganar al candidato ciudadano Zeferino Torreblanca, quien encabezó en ese entonces una alianza amplia que incluyó al PAN.
En Guerrero la izquierda no sólo había echado del poder a los viejos caciques priistas sino que puso en el gobierno del estado a un ciudadano sin partido que terminó por afiliarse al PRD y que si bien no gobernó como muchos hubiéramos esperado, promovió a una nueva clase política en el estado y la izquierda se fortaleció en los ayuntamientos, en el congreso y en su representación en el senado de la república
La izquierda ahora tenía la obligación de avanzar, es decir, de proponer un cambio hacia la izquierda, de profundizar aquellas acciones iniciadas por Torreblanca Galindo que llevarán a fortalecer una política social con claros tintes progresistas.
Por el contrario, la izquierda en Guerrero ha optado por desandar el camino, por romper con su propio proyecto ciudadano y ayudar a una parte del PRI, la que no se vio favorecida con la candidatura en su propio partido, a regresar al poder, por la puerta izquierda.
La izquierda puede pues parecer hoy un cangrejito playero, dio un paso adelante en el 2005 y ahora da dos pasos atrás…o mejor dicho, un paso al vacío.
Ahora veremos a los ex luchadores por el socialismo, a los ex detractores del caciquismo, de matraqueros de un político del viejo PRI, que se enfrenta a otro del PRI, para más señas su propio primo, como en un asunto de familia.