Luego de la marea perredista que pintó de amarillo el escenario político del Estado, en las elecciones recientes, tanto federales como locales, sobresale la ceremonia en la que hace dos días, recibió David Jiménez Rumbo su acreditación como Diputado local electo. Fue numerosa la asistencia de bienquerientes que estuvieron presentes en ocasión tan pertinente.
Es el primer paso de la caminata que de seguro lo llevará a la presidencia de la Mesa Directiva del Congreso.
Joven con ímpetu notoria, no es despreciable su experiencia en las lides legislativas, en niveles incluso extraordinarios, como fue su paso por el Senado de la República en este sexenio terminante.
Ser y estar con participación activa en los dédalos de la función senatorial nacional, es un aprendizaje práctico que ninguna teoría puede superar en el aspecto de madurez política.
Servidor Público no hay política; se hace política al andar. Se podría parafrasear El Caminante de Antonio Machado, puesto que la costumbre hace al monje, no el hábito.
Dinámico, hiperactivo, fue desde muchacho-estudiante cabeza del liderazgo universitario. Heredó del finado Armando Chavarría Barrera el interés ulterior por el servicio público. Fue fundador del PRD, porque su visión de izquierda es atávica. No tiene ningún paréntesis en otras doctrinas. Hizo el recorrido que sustenta su carrera pública siempre en los proscenios de la lucha contra el partido de Estado, el autoritarismo, la violencia, el monopolio de los caciques, el abuso y la arbitrariedad. La consecución de la democracia fue siempre uno de sus objetivos.
Se desempeñó como diputado local y coordinador de su fracción parlamentaria en el Congreso local por tres años, luego accedió al Senado, de donde intentó ser candidato a gobernador, declinando a favor del actual gobernante Ángel Aguirre Rivero.
En esta administración ocupó la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social. De la cual solicitó su separación, para poder participar en las elecciones primarias de la alianza PRD-PT-MC y conquistar un sueño digno del sacrificio: ser candidato a presidente municipal de Acapulco.
Vale la pena decir que fue el primero que declinó a favor de Luis Walton Aburto para que las izquierdas concurrieran al proceso electoral con un candidato concentrador de los esfuerzos de todas las corrientes y partidos.
Por su trayectoria y lealtad al PRD fue distinguido con una nominación de representación proporcional, lo que le asigna una curul en la próxima Legislatura del Estado.
Jiménez Rumbo es en el concepto platónico, animal político: conocedor de los altibajos y claroscuros del quehacer público. No le es ajena ninguna circunstancia. Sabe como el pez en el agua deslizarse en turbulencias o quietudes.
Tiene experiencia y ha padecido regímenes como el de Zeferino Torreblanca -insípido e incoloro-, y ha mantenido garbo y figura, sin mella de las rabias ajenas ni los vituperios gratuitos.
Es estridente pero reconoce límites. Tiene conciencia y paciencia. No es ajeno a la negociación. Sabe ceder y presionar, pero entiende que es mil veces mejor un mal arreglo que un buen pleito y, haber recorrido las entretelas de los congresos le servirá como amortiguador en los debates que tengan que darse por los diferentes interesen que se presentarán en los encuentros y desencuentros de la tarea parlamentaria, porque sabemos que no hay unanimidad en los partidos ni fervor patrio alguno entre los políticos.
Antes el Congreso se llamaba Arena: sitio de pleito, camorra, lanza y espada. Hoy esperamos un ateneo campeón del saludo, la paz y la divergencia civilizada.
En tus manos y corazón está, no fallarles a los votantes.
PD: “Que el Congreso emita leyes que corrijan la opulencia y la
indigencia”: José María Morelos y Pavón.
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