*Discrepan Candidatos Sobre Petróleo
El primer debate de los cuatro candidatos a la presidencia de la República fue superior a lo que se esperaba. Esto es, que no aburrió a nadie y sí en cambio provocó que se abriera una serie de programas pos debate, dónde los analistas políticos de las televisoras y la radio nacional que difundieron el evento, hicieran un ejercicio a bote pronto donde pusieron en la mesa de discusión el desempeño de los participantes, la forma como se presionaron y fueron presionados.Las encuestas de opinión sobre este primer debate presidencial que se dieron a conocer dieron resultados positivos y el rating de audiencia superó a los debates anteriores que se han efectuado en México a partir del año de 1994.
Las preguntas sobre quién ganó y quien perdió, parecen mas bien hechas para que los que tengan mayor posibilidad de acceso a los medios masivos de comunicación se sirvan con la cuchara grande y puedan afirmar que su candidato o su partido se llevaron las palmas y que el candidato de enfrente fue el que perdió definitivamente. Estas simplezas son hasta cierto punto inverosímil y lo que queda suspendido en el aire es el raciocinio que hicieron cada uno de los que vieron o escucharon el debate y que finalmente lo concretarán en el uso de su sufragio el día de la votación el primero de julio próximo.
Pero con todo y ello, se pueden rescatar algunas cuestiones que son interesante, entre otras la forma como el puntero de las encuestas de opinión, Enrique Peña Nieto del PRI, perdiera la compostura, se tornara titubeante y fuera de sí al recibir una serie de señalamientos en su contra de parte de sus contrincantes, particularmente, del candidato de las ‘izquierdas’, Andrés Manuel López Obrador y de la candidata panista, Josefina Vázquez Mota.
Si los cuestionamientos de los dos contrincantes de Peña Nieto se hubiesen presentado en otro país, por ejemplo, en los Estados Unidos, Peña Nieto hubiese sido enterrado definitivamente en sus aspiraciones presidenciales, pues los señalamientos de corrupción, de su nula atención a cuestiones de feminicidios, procuración de justicia e incremento de la pobreza durante su administración en el Estado de México fueron contundentes y no tuvieron por parte del candidato priista aludido, respuestas puntuales.
Recuerdo muy bien el debate que se dio en el año 2000 entre los candidatos Cárdenas, Labastida y Fox. En ese momento, Labastida tildó a Fox de mentiroso por prometer algo que no iba a poder cumplir. Pero como eso de las mentiras en México es praxis cotidiana, no le hizo mella alguna al panista y sí en cambio tuvo repercusión la descalificación del guanajuatense contra el priista a quien llamó ‘mariquita’.
Lo que debemos puntualizar es que mientras los mexicanos no demos un peso específico a los valores morales y éticos en el desempeño de la actividad política gubernamental, seguiremos teniendo candidatos mentirosos, corruptos y convenencieros. No solo me refiero a Peña Nieto sino también al ex jefe de gobierno del Distrito Federal quien se negó a transparentar los recursos destinados a la construcción de los segundos pisos.
Durante este primer debate presidencial lo que quedó en claro es que la mayoría de los temas puestos a discusión tuvieron coincidencias plenas, particularmente en lo que se refiere a la guerra contra el crimen organizado, la permanencia del ejército en las calles, la formación de una policía nacional, sean éstos similares a los carabineros o gendarmería. El hecho es que cada uno de los candidatos aceptó tácitamente la corrupción existente en las policías municipales y estatales, con lo cual se le ofertó un espaldarazo a la política del presidente en turno, Felipe Calderón Hinojosa.
También, sin ponerse de acuerdo, coincidieron los candidatos presidenciales en la necesidad de realizar reformas estructurales como son la fiscal, hacendaria, laboral y energética.
Quizá en esta última reforma (energética) hubo discrepancias entre el concepto neoliberal de los candidatos Peña y Vázquez y del ultra neoliberal Quadri contra el nacionalismo de López Obrador, pero de ahí en fuera, no hubo mayor discusión.
Y es que México es uno, su realidad es incontrovertible y sus rezagos son inmensos y conocidos por todos. Lo verdaderamente interesante es conocer los cómo hacer para ir disminuyéndolos y eso es lo que no dijeron.
Nuevamente queda un hueco que no lograron llenar los que aspiran a gobernarnos o quizá lo hagan el 10 de junio próximo cuando se realice el segundo debate, desde el estado de Jalisco.
Josefina Vázquez Mota no logró articular bien sus propuestas ni contrastar como es debido lo hecho por el PRI cuando gobernó el país y lo que ha realizado en 12 años el panismo. Dejó ir una gran oportunidad de señalar sobre los diques para llevar adelante la reforma educativa con todo y la evaluación magisterial y la calidad de la enseñanza, así como los porqués en algunas regiones del país la pobreza se agranda y agrava y en otras regiones va a la baja.
La contradicción de los candidatos fue bastante obvia al señalar que México sigue siendo un país de pobres, mientras que, cuando les conviene decirlo, promueven que somos un país de clase media, comprando la idea a algunos académicos y politólogos que inclusive han hecho su agosto con la venta de libros al respecto, manejando las cifras a su real antojo.
El formato del debate fue un tanto rígido, aunque sí dinámico. La falta de movimiento en las cámaras dejó mucho que ver, particularmente las gráficas y fotografías presentados por los candidatos.
El Instituto Federal Electoral (IFE) deberá corregir los errores para hacer que el próximo debate sea mucho mejor pues seguramente la audiencia se verá incrementada exponencialmente.
Andrés Manuel López Obrador no dijo mucho más de lo que debió decir. El iba preparado para hacer constar que el candidato Peña Nieto era producto de los grupos de poder y de las televisoras principales de México y exhibió números donde apoyaba su argumento. Se vio un candidato firme y convencido de que si es presidente hará un papel mejor o similar al que realizó en el Distrito Federal, poniendo la política social como punta lanza de su gestión. Estos argumentos no fueron cuestionados y mucho menos desmentidos.
Para Gabriel Quadri, candidato del Partido Nueva Alianza, un ultra neoliberal redimido todo fue miel sobre hojuelas. Hizo su tarea. Se dedicó a responder las preguntas y no desvió la atención con los dimes y diretes de los demás participantes, a quienes incluso llamó a la cordura y los exhibió como los ‘políticos a quienes solo les interesa lo suyo y no lo que está en juego’. Por lo mismo, la audiencia le dio un punto a favor y fue quien se alzó como la ‘estrella’ del evento, pero sin mayores posibilidades de triunfar en las urnas.
Hablar de los temas que abordaron durante el debate es hasta cierto punto chocante pues la mayoría de los que están interesados en la política, seguramente lo vieron y sacaron sus propias conclusiones. Lo que aquí estamos haciendo es nada mas poniendo en la mesa de discusión nuestro punto de vista sin mayor afán que el seguir debatiendo ideas de un México que requiere de nuevos liderazgos y nuevos proyectos que lo pongan al frente de los países de la región y que sus habitantes puedan superar los problemas que no son pocos y que bien pueden ser atendidos si logramos imponernos como sociedad y hacer que los políticos actúen en consecuencia.
Periodista/Analista Político*
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