Todos los días las cifras se incrementan. Al país lo recorre un fantasma asesino que trunca destinos y acaba con existencias. Degollados, ejecutados, torturados, decapitados, la muerte tiene las variantes más perversas. Hombres y mujeres aniquilados en el anonimato de sus propios destinos. Estadísticas que crecen en numéricos pero que siguen siendo sombra en la identidad de los inmolados.
Quienes crearon el Estado de Derecho -Licurgo, Solón, Clístenes-, para eliminar la barbarie y evitar que los poderosos se salieran con la suya, están llorando su fracaso. La ley es la decoración de un trasunto de régimen que, se esfuerza por mantener con los cuerpos uniformados, latente la esperanza de que aún no ha sido vencido
En el mismo lugar y ante la misma gente hace seis años Felipe Calderón gritó en el zócalo de Acapulco, donde reincidió la semana pasada con el mismo discurso Josefina Vásquez Mota, que terminaría durante su sexenio con el crimen organizado: Que el narcotráfico sería una de sus prioridades y que la paz y la tranquilidad social volverían a México por el conjuro de su promesa electoral. ¡Oh, cuánto habéis mentido! Las víctimas se multiplican, los horrores aumentan y el temor social crece en aritmética reproducción. Quienes ciframos el siglo XXI no imaginamos nunca escenario tan desalmado. La ferocidad de la selva enmudece frente a la aniquilación diaria de los derrotados por la brutalidad de la ignominia y… en medio de la realidad estrujante, la metamorfosis de los candidatos. Ninguno afronta la enfermedad nacional de la violencia ni avizora remedios: amnistía, despenalización del consumo al adicto, federalización de la producción y comercialización del producto. Alguna luz que ilumine el oscuro túnel de la criminalidad inquisidora. Como los avestruces los políticos consideran que con esconder la cabeza dentro de la arena los problemas habrán de terminarse…
Walmart… Sólo quien no ha concurrido a una ventanilla de gobierno a tramitar una licencia, permiso, infracción, alcabala, multa, notificación u otro requisito de los miles que abundan en el universo inútil de la burocracia, sabe lo que es conocer en persona, al canalla diablo de la trácala, la extorsión y el quebranto a la economía del causante.
Gobierno es sinónimo de complicación. Es como decir embrollo, enredo, maraña, caos. Administración pública es similitud de papeleo, actas, copias, requisitos, trámites, rueda de la tortura que gira sin fin en un oscilatorio que desemboca en la locura.
Son tantas y numerosas las requisiciones para dar de alta un negocio. Es tan sinuosa la ruta de la tramitología que el único camino libre, ventajoso y fácil es el de la “mordida”. El empresario que no gana nada perdiendo el tiempo, se ve obligado a elegir entre el nosocomio de la esquizofrenia burocrática o el soborno a intermediarios de las oficinas donde tiene que agilizar sus documentos y franquicias. No se trata de un escándalo el affaire de Walmart, sino de una rutina perniciosa que día a día se realiza en los dédalos del sistema administrativo del país. Los políticos lo saben, pero nada hacen. La única forma de mejorar los índices de moralidad de México es, eliminando trámites para facilitar a los particulares, el registro y documentación de sus negocios, sin necesidad de que tengan que pagar en efectivo por la celeridad de sus permisos. La corrupción la genera tanto requisito que el gobierno le exige al industrial, comerciante y productor.
Simplificando lo burocrático se gana más que apenándose de la corrupción en el país…
Humberto… Parra es candidato por el Distrito que domicilia Acapulco y Coyuca. Zona rural mayoritaria. Terruño de economía precaria, campesinos, peones, ciudadanos que padecen el peso de la estructura capitalista en su esencia de salario mínimo, falta de créditos, economía jibarita donde todo el pueblo está lleno siempre de necesidad.
¿Quién fue el culpable de enviar a este perfumado debutante en la política a sitio tan distante de su condición de político novato?
Parra ha sido funcionario bancario, en una institución extranjera donde de por sí el estilo y las formas son de élite financiera. También ha sido copropietario de un centro escolar de educación particular, donde la enseñanza no se imparte sino se comercia, se especula con los dividendos de la escolaridad y se vende y se compra la formación educativa de niños, cautivos de la clase media en que se circunscriben las matrículas del fraccionamiento Costa Azul.
Lo que han dado por llamar “izquierdas”, en el PRD y la colcha de retazos (PT-PC), por la coalición progresista, tienen la obligación de guardar más cuidado con sus nominaciones, a menos que, como se presume, el Distrito vecino con Coyuca esté destinado a la expiación y sólo lo hayan conferido al insigne aprendiz de candidato, para que lo utilice como piedra de sacrificios, donde vayan a quedar mutilados todos sus sueños de llegar al Congreso Local, para medrar con la jugosa mensualidad que se cosecha por ser un obediente simulador de la representación popular. Perder una candidatura es también el precio de un riesgo mal calculado…
PD: “Quien no transa no avanza”. Refrán.
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