Quiero iniciar este artículo con un gran reconocimiento a todas las instituciones sociales y políticas que existen en nuestro país, el problema es que al caer en manos de personas corruptas y ambiciosas, logran que la gente pierda la credibilidad en las propias instituciones, es el caso de los partidos políticos y el IMSS del cual vamos a comentar: uno de los grandes éxitos sociales y económicos del principio del siglo XX fue el esfuerzo conjunto para establecer leyes sustanciales de seguridad social. En los años 30 ser viejo significaba frecuentemente ser pobre; muchas personas de ambos sexos confrontaban lo que llegó a llamarse "el horror absoluto de una vejez sin un centavo y sin esperanza". En Estados Unidos, la Ley del Seguro Social de 1935 llegó a cambiar todo eso. Cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt firmó la ley original dijo: "La civilización de los últimos cien años, con sus increíbles cambios industriales, ha tendido a hacer la vida más y más insegura. Los jóvenes han empezado a temer lo que será de ellos cuando les llegue la vejez". Hoy, gracias al Seguro Social, la gente sabe que tendrá una base de ingresos fija cuando se jubile; solamente 11 por ciento de los habitantes de ese país están en la pobreza. Igualmente importante es que, desde 1935, los programas del Seguro Social se han incrementado para incluir sobrevivientes, incapacidad, salud y ajustes automáticos del costo de vida. Es un programa dinámico que ha ido cambiando con el tiempo para ajustarse a las circunstancias. Y, debido a esa flexibilidad, se ha convertido en el programa doméstico de más éxito y más popular en la historia de esa nación. Pero esto no lo entienden en Guerrero el delegado Filiberto Salmerón Suárez y el jefe de Afiliación y Cobranzas, Martín Ruiz Brito, quienes se dedican a hacer arreglos bajo el agua, y amasan fortunas gracias a toda la corrupción posible. Son peores que patrulleros de tránsito que se agazapan en calles oscuras a la espera de que algún distraído conductor cometa una falta o una torpeza para caerle encima y sacarle una buena mordida, o hacerle ver su suerte. Peores, porque no se detienen en los límites que les marca la ley, sino van más allá, hasta hurgar en las cuentas que por ley ya prescribieron, para sacarse auditorías de la manga y amagar con embargos a los empresarios, sin importar si aún lo son o ya dejaron de serlo para convertirse en empleados (gracias, entre otras cosas, a los despojos que comete el IMSS contra los ciudadanos que hacen avanzar la economía). Mientras tanto, el servicio que presta la institución es, en la mayoría de los casos, pésimo. No se enferme usted de algo sencillo, como una gripe, porque se pasará horas esperando en la sala de la clínica a ser atendido por su médico familiar. No importa si su patrón y usted, a lo largo de muchos años, han pagado religiosamente sus cuotas, que pueden sumar decenas de miles de pesos. Si se enferma de algo más complicado, tendrá que esperar meses para una cita con el médico especialista. Y los servicios de análisis clínicos o rayos X no están mejor que digamos. La farmacia es peor. Siempre le salen a uno con que no hay tal o cual medicamento, que debe uno comprarlo con su dinero y, como dice el anuncio de la tele, que si uno gusta, puede llenar un formulario para quejarse. Como si eso remediara algo. Y cuando se trata de que el IMSS deba hacer una devolución por un gasto que el paciente haya hecho para subsanar una deficiencia del Instituto, éste no está obligado a reponer lo gastado así como así, sino que puede ajustar esa obligación a sus posibilidades. O sea que puede reponer menos de lo que el paciente gastó. Ah, pero que los patrones no se atrasen en el pago de las cuotas, porque el organismo les puede aplicar recargos. ¿Acaso no es injusto? Y si le sigue buscando, encontrará mucha más tela de donde cortar. ¿Por qué el delegado Filiberto Salmerón, en vez de acosar a los empresarios, no transparenta los servicios subrogados para mejorar la atención a los pacientes? ¿Ha hecho algo para resarcir a la madre primeriza que parió en el excusado del hospital Vicente Guerrero el 4 de abril porque los médicos se tomaron a la ligera su caso? Para José Luis Santos Neri, “la única manera que la clínica del IMSS otorgue los servicios de salud para los que fue creada es que despidan a todo el personal ineficiente, déspota y prepotente que al parecer han reclutado y concentrado en este lugar”, empezando con el delegado y el jefe de afiliación y crédito. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) determinó que, a causa de ausencia de mecanismos efectivos de control de sus inventarios, el IMSS tuvo pérdidas por más 164 millones de pesos por la vía del robo hormiga de sus empleados o de cómplices de éstos. Respecto a las recetas médicas, descubrió que el IMSS desconoce cuántas son surtidas en su totalidad. En el Instituto, lo único seguro son las quejas y deficiencias. Y los usuarios sufren pobre atención médica, cancelación de cirugías, falta de medicamentos y fallas en el sistema de citas telefónicas. La Auditoría Superior de la Federación debería iniciar un proceso serio y profundo de investigación al delegado del estado y a su cómplice, el jefe de afiliación y crédito, que entre tantos actos de corrupción, están llevando a cabo una sucia estrategia, que consiste en enviar a los patrones un oficio en el cual les comunica que a partir de la fecha que ahí se indica el Instituto ha modificado los salarios de los trabajadores y que de entonces en adelante el patrón debe pagar sus cuotas a partir de esos nuevos salarios. Esto raya en lo absurdo: ahora es el IMSS el que fija los salarios que se supone convienen el patrón y el trabajador. Y no crea usted que actúa así por hacer justicia a los trabajadores. No; lo hace así para poder cobrar cuotas más elevadas. Sus verificadores entran al domicilio del patrón con engaños de supuestos censos, para acosar a los trabajadores. Con funcionarios así en el gobierno federal panista, es comprensible que la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota vaya en picada en sus aspiraciones de conquistar el voto ciudadano para llegar a la presidencia de la república. El PAN y Felipe Calderón no pudieron acabar la corrupción, como no pudieron contra la delincuencia organizada, porque debieron empezar por sus funcionarios corruptos, que en muchos casos como en Guerrero, son delincuentes bien organizados. Porque las escaleras se barren de arriba abajo (frase popularizada precisamente por un panista). Continuaremos informando de las pillerías de este tipo de funcionarios, ya que hay mucha cola que les pisen.
Lic. Alberto Mojica Mojica
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