Hasta hace algunas semanas creía que las vedas eran espacios temporales que prohibían efectuar una actividad determinada. Conocía la veda de moluscos bivalvos; la prohibición de cazar animales en peligro de extinción; el consumo de frutos exóticos, la ingestión de sustancias nocivas para la salud e incluso la abstinencia de ciertas prácticas sociales, como sucedió en el primer semestre del año 2009 debido a la crisis provocada por la influenza AH1N1 en México.
Desde mediados de febrero del año 2012 la veda se extendió al ámbito político. La prohibición electoral consiste en la proscripción de los partidos y candidatos a cargos de elección popular propaguen su posicionamiento. El IFE definió al periodo comprendido del 16 de febrero al 29 de marzo como intercampaña, que se ha traducido en mes y medio de cuasi silencio, o sea, una zona “entreluces” donde únicamente está autorizada la difusión de información relativa a la organización electoral, participación ciudadana y valores democráticos.
Desde esta perspectiva aséptica, propiciada por la ley 2007-2008, los precandidatos, candidatos, partidos políticos y coaliciones tendrían la ocasión para estructurar estrategias de campaña, y por ende, ligar su entramado jurídico, con el objetivo, dicen, de que todos comiencen sus acciones proselitistas en circunstancias similares, privilegiando la igualdad y la equidad en la contienda. Ajá, decía mi padre.
¡Qué merequetengue reglamentario es éste! Las libertades democráticas se ven rebasadas por la veda política aplicada por el Instituto Federal Electoral, cumpliendo con las normas aprobadas por el Poder Legislativo, es decir, por los representantes sociales provenientes de los partidos que hoy señalan como injustas las prohibiciones. Así pues durante la intercampaña los organismos políticos no podrán exponer ante la ciudadanía por sí mismos ni a través de precandidatos y candidatos sus plataformas electorales. Tampoco podrán promoverse para llamar al voto por medio de actos proselitistas. Mutis, pues.
El denominado plazo del silencio prohíbe el acceso a los tiempos del Estado en la radio y la televisión, en virtud que serán utilizados exclusivamente por las autoridades electorales. Asimismo, partidos y candidatos no podrán celebrar debates, quedando protegidas -por la libertad periodística- las tertulias, programas de opinión y mesas de análisis político. En este maremágnum de confusiones e interpretaciones la instancia electoral permite que los medios de comunicación lleven al cabo entrevistas y transmitan noticias sobre partidos políticos, coaliciones, precandidatos y candidatos postulados, con respeto absoluto a la equidad y a las disposiciones sobre la compra o adquisición de tiempo aire en medios electrónicos.
Claro, hay miedo a las multas y pérdidas de registros o concesiones. Por esto mismo partidos y medios de comunicación guardan silencios o disfrazan propagandas a través de infomerciales, que tratan de aparecer como notas de interés general. La veda sólo permite que los partidos realicen propaganda política de carácter genérico en medios impresos siempre y cuando no promuevan candidaturas, expongan plataformas y ofertas políticas ni soliciten el voto a su favor para la jornada del próximo domingo 1 de julio, o bien, incluyan de manera expresa, mensajes alusivos al Proceso Electoral Federal.
Luego entonces el oscurantismo no fue -como han asegurado los historiadores- una fase superada en las postrimerías del siglo XVIII, ya que en pleno tercer milenio perduran métodos inquisidores que callan voces. En lugar de estar promoviendo los debates, las presentaciones de plataformas políticas e idearios, en México se eligió la prohibición legaloide para simular respeto y equidad, dejando a la democracia, o lo que se dice de ella, en la indefensión. Hay de vedas a vedas ¿Vedad?
De cualquier manera de abril a junio 2012, los partidos y candidatos utilizarán técnicas de organización política y marketing para tratar de disuadir con el videns a los electores mexicanos. Con veda o sin ella, la ciudadanía está a expensas de las voluptuosidades que imponga la partidocracia, en aras de conservar el statu quo establecido, para proteger sus intereses. Más allá de las imposiciones del sistema político, el silencio no es la vía para elevar la cultura y los principios democráticos. En el fondo del asunto se busca reproducir modelos autoritarios, que dejan muy poco margen a la horizontalidad civil que es la que puede verdaderamente construir andamiajes para el mejoramiento del entorno y esencia del país.
¿Silencio, justicia electoral, igualdad de oportunidades, respeto a la conciencia nacional? ¡Pamplinas! La propaganda continúa dándose de manera encubierta, ya que entrevistas, imágenes y discursos pueden transmitirse con la salvedad de que los medios afirmen no estar recibiendo dinero y que las noticias sean sustentadas por la “trascendencia periodística”. Los poderes políticos y económicos siguen desarrollando sus aparatos ideológicos para incidir en la psique social, independientemente de los “obstáculos” que se autoimponen como válvula reguladora de legitimación del subsistema electoral que enfrenta niveles de abstencionismo cercanos al 60%.
Asociaciones civiles fantasmas, esposas, amigos, clubes e instituciones de todo tipo han salido a la arena social para hablar sobre x ó y alternativas políticas, cuidando el lenguaje para no meterse en líos con la institución electoral. La veda no es para la clase política mexicana, sino para la ciudadanía, toda vez que en lugar de discutir abiertamente el presente y futuro de nación, hay una trasgresión conceptual y actitudinal que nos sigue sumiendo en la ignorancia y el atraso.
La estrategia del Estado y la clase dominante puede sintetizarse como la validación del pensamiento “todo ciudadano debe ejercer el derecho político como zon politikon por medio del voto, pero sólo en los tiempos marcados por los detentadores del poder”. La cultura política proclamada por las dependencias gubernamentales (brazos ejecutivos del Estado) ha hecho de los ciudadanos emisores de sufragios. El resultado final se aprecia el día de las votaciones, cuando los electores escogen a mujeres y hombres previamente seleccionados por los partidos, creyendo que con ello se hace política y se renueva la utopía del México perfectible.
Los resultados de las encuestas presentadas por la empresa GEA-ISA en la tercera semana de marzo 2012 dan cuenta de que la ciudadanía ha perdido interés en las cuestiones políticas, desdibujando la contienda política, pues quedó demostrado que el porcentaje de ciudadanos que aseguran conocer a los candidatos a puestos de elección popular y sus partidos propulsores disminuyó sensiblemente 10 puntos.
Ante la ignominia que ampara la veda propongo la lucha transversal y cotidiana, a efecto de caminar hacia un estadio de transición verdadera, como por ejemplo: 1) La generación consensuada de iniciativas ciudadanas, presionando para que sean aprobadas por los legisladores; 2) El imperativo constitucional para que servidores públicos, jueces y representantes populares estén sometidos al escrutinio público, a fin de evaluar trayectorias y eficacias; 3) La total transparencia en el uso y utilización de recursos públicos (financieros, materiales, técnicos y humanos; 4) La recomposición de los órganos electorales y judiciales que garanticen justicia e imparcialidad en los procesos políticos, y 5) La supervisión de los roles de los medios de comunicación en el ámbito político y cultural.
Pero más allá de lo anteriormente planteado, lo trascendental es asumir a conciencia un pensamiento y una actuación demócratas. No en asambleas o foros, sino en los círculos más íntimos, es decir, con nuestras amistades, con nuestros familiares, con los compañeros de trabajo y con las personas que convivimos diariamente. Esta es la mejor forma de ejercer la responsabilidad para sabernos y sentirnos entes políticos que piensan, dicen y hacen con el único afán de todos alcancen niveles de vida material y espiritual dignos.B.H.G. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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