Por Alfredo Guzmán
Acudí invitado a un desayuno en la Choza del capitán. Sin serlo me sentí invitado de honor. Los meseros y el propietario me hacen sentir, como cuando los visito, de primera.
Me ubico en un rincón, no como desplazado, sino para hacer lo que me gusta, observar, sin ser visto. Al fin voyeur.
Veo a la clase política del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Guerrero. Esa clase política, vieja, anquilosada, en algunos casos parasitaria, pues críticamente los conozco y me pregunto, ¿Qué merito tienen algunos de tener y ser representantes sociales, desde hace 30 años o más?
También observo a las nuevas generaciones y a los hijos de políticos, que han sido desde gobernadores, funcionarios, diputados y senadores. Y a viejos y nuevos políticos que hacen la talacha y se fletan y trabajan en pos de sus sueños, para alcanzar y aspirar a una vida mejor.
Una mezcla humana y social, eso es el PRI, que conozco desde que era niño, pero que cuando llegué a Guerrero marqué mi distancia, pues pertenecía desde la ciudad de México al Partido Comunista (PC). En la prepa 4 de Tacubaya de la UNAM, ya tenía mi célula y círculo de estudios.
Todos los partidos son iguales, ollas sociales, que se integran por gente sana, aspiracionista, soñadora, abusiva, pícara y en algunos casos corrupta.
Inusualmente recibí saludos de muchos, que en ocasiones ni saludan. Hoy huérfanos del poder, son más humilditos. Pero hay saludos, que se sienten por tener fuerza de reconocimiento laboral.
Por momentos mi rincón, se convirtió en romería. El viejo voyer, era identificado y hubo gritos desde lejos que se hacían presentes. Quería pasar desapercibido y no pude.
Pero mi tema no soy yo, es el evento que observo, les hacía falta. Me desayuno un aporreadillo con un vídeo que circula, donde Mario Moreno Arcos, no agradece, sino establece que no hubo piso parejo para participar en la contienda, cuando no dijo nada por ser electo como candidato, habiendo cometido a ojos de algunos, acciones contra el PRI, en otros momentos.
Eso liberó la crisis que algunos avizoraban, al suponer que hubiera dos candidatos en un partido que no sabe manejar la democracia. Había alegría y algarabía que explota cuando llega Alejandro Bravo Abarca el candidato, al lugar y todos reviven el besamanos, que es naturaleza priista, pero que hoy reciclan todos los políticos y partidos.
Los contingentes en reducido porcentaje en comparación cuando hay poder, derivado de la falta de recursos financieros, llegan a la explanada de su partido y muchos buscan refugio en las pocas zonas con sombra. Eso hace ver más pequeño el grupo que se presentó a vitorear a su nuevo liderazgo.
Hacen el protocolo del registro, mientras el animador, menciona el nombre del virtual presidente del nuevo PRI, al estilo de la lucha libre.
La novedad, es el discurso fresco, emotivo, a grito pelón e inteligente que realiza guardando la formalidad, la líder de Acapulco Pilar Vadillo Ruiz, en su calidad de candidata a la Secretaría General, con un tramo largo, ya recorrido como líder, diputada y representante de su partido. Experimentada en lides políticas, resalta que van a recuperar lo que el PRI ha dejado de lado, La esencia del PRI, que hace de su militancia, la fortaleza y que se ha ido afectando y recogiendo otras organizaciones.
Y les recuerda a aquellos ex camaradas que nacieron en hospitales y han ido a escuelas que proyectó su partido y que hoy reniegan de la organización, por quedar bien con sus nuevos partidos. Muchos ven resplandecer a quien los puede llevar a nuevos derroteros.
El tema era el discurso del nuevo líder Alejandro Bravo Abarca, quien inteligentemente recupera para bien o para mal, un reconocimiento a Mario Moreno Arcos y un agradecimiento por su actitud de no convertir una visión de aislamiento en reto que generará crisis institucional partidaria.
Hasta donde se logró conocer, el CEN del PRI fue quien hizo posible, que a regañadientes, hubiera acuerdo, para no hacer olas y el ex candidato a gobernador, lo asumió. Acuerdos de la política.
Una líder agitadora y un líder mesurado, hasta en ocasiones parece muy pausado, pero se observa una mezcla que bien aceitada, organizada, con estrategia inteligente, trabajo y unidad, puede darle a los priistas la posibilidad de volver a ser lo que hoy no son, gloria política arrebatada por ex priistas, que saltaron de la nave, cuando vinieron vientos tormentosos y se espantaron.
Vamos a esperar.
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