Por Alfredo Guzmán Foto: https://www.facebook.com/ElFinancieroMx/
Cuando ni la guerra de Ucrania, ni el fusilamiento de 17 personas en pleno día hace que nuestro presidente coordine, retome el mando de sus distracciones y continúe estableciendo una agenda, donde convenza a sus seguidores de que “aquí no pasa nada”, donde se nos dijo que ya no había masacres, sólo me queda decir, “a dónde vamos a parar”.
En otro momento, aunque la desgracia fuera en el país, como es el fusilamiento, que se pretendió esconder como elemento generador de humo distractor, hoy no funciona. Y eso debe preocupar a YSQ. Sobre todo, porque en el país, hay más muertos, que en una guerra de invasión.
Mis expectativas de que todo retorne al “Mundo feliz”, que hizo creer un presidente a millones de mexicanos, que prometió que con su sola llegada, la gasolina, la seguridad, el bienestar que cambio a todos sus programas y el tlachichol, la violencia, los militares en las calles sembrando envidias, y no resolviendo nada, cambiaría, para bien, simplemente no veo claro.
En efecto, creo y acepto, que todo cambió, pero para mal.
Entrando al 4º año de un gobierno, que hoy no encuentra formas de seguir estableciendo que las cosas cambiaron, para bien, no se ve la luz en el túnel. Las mentiras, ya no surten el mismo efecto.
Seré pesimista, pero desde que tengo memoria, todos los gobiernos, federales, estatales y municipales, asumieron que con su sola llegada muchas cosas cambiaban, hasta se daban el lujo de establecer una medida de los 100 días, que en efecto, las cosas se daban o había cosas de qué presumir.
Hoy en todos los niveles, el ingenio, el engaño, la distracción, no llega. Bueno sí, ya es chunga, el atole con el dedo.
Las principales promesas, la corrupción y la reducción de la violencia, se fueron a la basura.
La presunción de que “no somos iguales, somos diferentes”, también.
Para bien, el velo se cayó y fueron ellos, quienes nos quitaron la pena de descubrir, que resultaron peores.
No hay comparación.
No hay gobierno, no hay recursos financieros, pues la corrupción se los acabó, con la desaparición de cientos de fideicomisos, con recursos, con programas, con ideas, fueron quemados en la hoguera del “Ya basta de corrupción”, para encontrar 3 años después, que nada, ningún programa, ninguna idea, más que regalar dinero a diestra y siniestra, es lo único que saben hacer.
Bueno, han resultado un fracaso, que ni siquiera pueden desaparecer como Dios manda y como la historia nos ha dado ejemplos, de instancias o instituciones incómodas, como el Instituto Nacional Electoral (INE), que no los deja hacer el fraude que se hacía, con todo el aparato. Ni con amenazas de que van a ir a la cárcel, sino hacen lo que mandata YSQ.
Y en el colmo del desvarío y pérdida de control de crisis, como si fuera fantasma, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y un tal David Rogelio Colmenares Páramo, vienen por segundo año consecutivo a restregarnos, que este gobierno, simplemente creyó estar en la Edad Media, donde se hacía lo que la Inquisición decía y quien no lo creyera, era quemado.
Hoy queman a este gobierno, por corrupto. O es encarcelado ese tal Colmenares o pierdo la confianza a este gobierno, que al parecer no tiene poder.
Sólo 60 mil millones de pesos no se saben dónde están. Ahí van a aparecer, quizá en las fincas de Tabasco o en el rancho o en las tiendas Elektra, o en las cuentas de Bartlet. O quizá con Delfina, la actual Secretaria de Educación, que se robó los salarios de los trabajadores de Texcoco y todos sonriendo.
Vacunas desaparecidas (12 millones), tráfico de ventiladores, desaparición de licitaciones, que permita que los amigos entren a realizar obras y negocios sin problemas, sin cochupos, pero sí préstamos de casa en Texas, donde al menos un hijo, ya no vive con un par de zapatos, sino que anda descalzo por los mármoles de Carrara, y desnudo, pobre.
Con Tren Maya, rompiendo selvas, destruyendo ecologías y preparando para convertir un recorrido con “Mayas Curios”; con Santa Lucía sin aviones y militares corruptos, que las prisas tiran puentes; Dos bocas comiendo tierra, para aguantar inundaciones; y un tren Trans ístmico, que se descarrila, por la corrupción.
Y en Guerrero, al no tener qué hacer, despiden trabajadores a los que les ofrecen, una indemnización de un año y tres meses y se callan o les echan al periódico, por exigentes.
El caso, es que la fila afuera del café ubicado en Insurgentes, ya reclama pago a la inversión y no llega. Y eso puede explotar por todos lados. Y donde no se podrá detener con encuestas para establecer que es más importante aparecer ahí, que dar resultados
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