Pocas mujeres en la política local son tan distinguidas y notorias como María Antonieta Guzmán Visairo. Una dama que pese a los diversos cargos que ha desempeñado jamás olvidó el origen que le dio a su investidura legitimidad ciudadana y nunca se convirtió en una política profesional que no escuche al pueblo.

 

Su carrera pública ha ido en un tono in crescendo. De la oficina de Imagen Urbana en dos trienios municipales, solicitó inscribirse como sindica en el régimen anterior, para finalizar compitiendo en un distrito urbano de Acapulco, desde el cual hoy asume la representación popular en el Congreso del Estado. Sensata, no es de las que siembren iras ni cosechen polvos de otros lodos.

De jerarquía femenina batalladora siempre se ha distinguido por ser una servidora pública de tiempo compartido, dispuesta a dar de sí misma lo mejor de sus servicios en aras de ser eficiente y oportuna tanto, como reconocida por sus resultados.

Quienes la conocemos sabemos que ella siempre es la misma. Sincera, honesta, servicial, atenta y comprometida en su vocación política. Carece de egoísmos, ayuda a la gente, es de las pocas asistentes al Congreso donde se tienen que diferir los asuntos por falta de quórum cada rato y todos los días.

Guzmán Visairo es el ejemplo más claro de una representación federal que expone a sus mejores mujeres. ¿Quién no estaría de acuerdo en que fuera ella la nominada para competir por esta legislatura? ¿Quién no conoce sus méritos, quien no sabe de su tesón al servicio de la comunidad? ¿Quién no sabe que se trata de una mujer honesta y, no malabarista de negocios ni  mercader que no pueda mirar de frente y con la cara al sol a la sociedad?

Porque en cuestión de género se trata de una justicia y porque son pocas las mujeres que llenan tan buena hoja de servicios, la candidatura de María Antonieta no sólo sería un acierto del PRD en Acapulco, sino también un reconocimiento a la mujer política cumplida y trabajadora, esmerada y de alta responsabilidad social.

 

PD: “Por sus frutos los conoceréis” San Mateo. La Biblia.