Por Noé Mondragón Norato
Al interior del Congreso local, los mismos canibalismos políticos que llevaron a la debacle progresiva a un PRD desfigurado, rencarnaron puntuales en esa izquierda convenenciera, retardataria y amañada, que se asume hoy bajo las siglas del Morena. Nada más es cuestión de ver la forma en que pelean con uñas y dientes, la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
DISPUTA POR LOS DINEROS. - En año electoral, los ánimos políticos se desataron en un partido que se asume arrogante y autosuficiente para ganar el gobierno estatal en la cercana elección de 2021. Pero como dicta el refrán popular: de buenas intenciones está pavimentado el camino hacia el infierno. Basta con ir a los hechos:
1.- Dos eventos marcaron la inusitada movilidad de los diputados locales del Morena, contra su actual coordinador y presidente de la Jucopo, Jesús Villanueva Vega: el abrupto deceso de César Núñez Ramos —que puso efímeramente a la cabeza de ese movimiento a su sobrino Arturo Martínez—; y la enfebrecida movilidad del ex delegado federal Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, quien busca posicionarse por adelantado, para ser agraciado con la candidatura a gobernador por el Morena.
Al quedar sin cabeza el grupo liderado por César, su sobrino Arturo lo percibió como la coyuntura que esperaba para abrir sus presiones. Y en mancuerna con Alfredo Sánchez Esquivel —además de otros nueve diputados locales morenistas inconformes con el desempeño de Villanueva Vega, por llevar impreso el sello del grupo de Pablo Amílcar—, decidieron «echarle montón».
El punto central es que ni la dirigencia estatal del Morena —cuyo secretario en funciones de presidente del CEE, Marcial Rodríguez Saldaña, también pretende la candidatura a gobernador, pero sin trabajo político que respalde sus aspiraciones— ni la nacional meten orden. Y todo se vuelve una cena de negros.
2.- Conforme se fueron dando los hechos, el diputado Sánchez Esquivel apareció rebasado por Ricardo Castillo Peña, quien se vio de pronto, al frente en la negociación con Jesús Villanueva Vega, a fin de empujar una salida «consensada y decorosa» de la presidencia de la Jucopo. Pero hay otros fierros en la lumbre. Uno es notable: la intervención soterrada del ex diputado local perredista Faustino Soto Ramos, quien mueve a su pieza, el legislador Ossiel Pacheco, como forma de alcanzar prebendas en esa oscura negociación, apelando a que el propio Faustino ya desempeñó esa función en el pasado.
Pero es clara su intención para favorecer de soslayo, al propio Pablo Amílcar, por quien ya tendió apuestas para la candidatura morenista al gobierno estatal. 3.- En ese baile apareció la directora de Comunicación Social de la 52 legislatura local, Vianey Valderrábano Sagrero, a quien los legisladores inconformes del Morena señalan como operadora política y financiera de Pablo Amílcar Sandoval desde ese recinto legislativo. La acusaron de desviar recursos a la precampaña del ex delegado. Pero si se le comprueba, embarraría necesariamente tanto al anterior presidente de la Jucopo, Antonio Helguera Jiménez, como al actual, Jesús Villanueva.
Incluso, «hace aparecer a algunos diputados como de segunda e incluso, invisibles para esa oficina. Su osadía llegó al grado de enfrentar a quien en esos momentos ostentaba el cargo de presidente de la Jucopo», denunciaron. En el fondo, Vianey operó todo ese tiempo y con ese garbo y arrogancia, gracias a que sentía la gruesa cobija de Pablo Amílcar Sandoval, arropándola.
Pero como se están dando las presiones de los demás grupos y actores, el asunto se le está complicando sobremanera a dicho personaje. Y por eso, los once legisladores inconformes del Morena están pidiendo que Vianey está vez sí renuncie a la Dirección de Comunicación Social del Poder Legislativo. Ya se presentó una propuesta de punto de acuerdo en ese sentido.
Si Vianey se va, se leerá como el declive temprano de la estrella política de Pablo Amílcar. Si se queda, se confirmará que su fuerza y presencia al interior de la actual legislatura local, sigue vigente. De poco o nada habrán servido la batahola y las imposturas de los inconformes.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Con el voto de seis consejeros a favor, y solo uno en contra, la alianza del PVEM con el Morena se ubicó en el 90 por ciento de la ruptura total. En San Luis Potosí ya no irán juntos. Y en ese carril, es previsible que el PVEM regrese al venero priista del que ha obtenido tantos favores y enriquecido a muchos de sus dirigentes. Como sea y con sus pugnas internas irreconciliables, el Morena en Guerrero, no va en caballo de hacienda.
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