Por Noé Mondragón Norato Foto: https://expansion.mx/
En cinco años, el gobernador Héctor Astudillo no le aportó nada al caso Ayotzinapa. Lo sobrellevó aplicando tres estrategias que evaluó como rentables en términos políticos: no se confrontó con los normalistas y dejó que impusieran un literal estado de anarquía destrozando reiteradamente algunas instalaciones gubernamentales. Luego, se salió sutilmente de las investigaciones cuando pudo como gobernante, generar pesquisas alternas. Y finalmente, dejó que la Federación se encargara por completo de generar los resultados y la justicia que no han llegado. Hay que ir por partes.
NO SALIR RASPADO. – Para el gobernador Astudillo, el caso Ayotzinapa ha sido condenado en todo su discurso y con cada año que pasa. Pero los padres de familia de los estudiantes desaparecidos nunca le exigieron nada. Sobre todo, los dos videos que «se perdieron» o fueron borrados y que contenían imágenes comprometedoras. Esos videos habrían sido decomisados por presuntos agentes de la Policía Ministerial, de acuerdo con la investigación de la periodista Anabel Hernández, plasmada en su libro La Verdadera Noche de Iguala. Pero el gobernador se movió en varias vertientes para no ser alcanzado por la lumbre.
1.- Atizarle al fogón del caso Ayotzinapa, significaba implementar una acción contraproducente en términos de aceptación a su administración que ha dado bandazos entre la impunidad y el torcimiento de la Ley. Aplicó una excesiva tolerancia contra las acciones de los normalistas quienes, en su última intervención en el Congreso local, trataron de robarse el dinero de un cajero automático. Enfocado en vender una paz y un orden que nunca cumplió, el mandatario estatal fue flexible con los normalistas. Y desaloja de la Autopista del Sol con los antimotines y con la presencia del presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Ramón Navarrete Magdaleno, a otros grupos de manifestantes.
2.- Para cuando Astudillo abandone el gobierno estatal el próximo año, ya no le tocará enfrentar las embestidas y la furia de los normalistas y los padres de los desaparecidos. Por eso, se entiende que, en su última intervención del pasado domingo, apelara a «que se conozca qué es lo que realmente sucedió y que el castigo llegue a los responsables porque es un asunto pendiente». Es decir, desde que su gobierno comenzó en octubre de 2015, no quiso saber nada del caso Ayotzinapa. Y ante el riesgo de que se generara un enfrentamiento violento el pasado domingo, debido a que circuló en redes sociales, la advertencia de varios ‘ciudadanos’ igualtecos en el sentido de que no dejarían entrar a Iguala a los normalistas para «hacerle daño a la ciudad», el gobernador aplicó una estrategia disuasiva para evitarla. Y esta vez sí mandó policías a vigilarla.
3.- Muy en el fondo, lo que el mandatario estatal tricolor intenta, es llegar lo menos raspado al epílogo de su gobierno. Y dejarle el camino planchado al eventual aspirante del PRI a gobernador. Hay incluso, versiones muy perturbadoras que circulan con fuerza en corrillos políticos, pero no por eso, menos ciertas: Astudillo Flores podría en el último momento, trabajar la elección de gobernador a favor del Morena, con el fin de generar el triunfo por anticipado de ese partido. Y de esta forma, asegurar su propio blindaje ante eventuales investigaciones financieras de la federación en su contra. Porque en el tablero de la sucesión gubernamental del 2021 desfilan una variopinta gama de intereses. Y es claro de AMLO busca con afán, arrebatarle al PRI el gobierno de la entidad. El punto es que el actual mandatario estatal jugará un papel clave en algunos escenarios que ya van configurándose.
El propio presidente López Obrador no lo ve con malos ojos, ante las embestidas políticas del fracasado Frena y de otros mandatarios estatales panistas, priistas y perredistas que abandonaron recientemente la Conferencia Nacional de Gobernadores. Ese plus lo complementaría con los resultados de la elección de gobernador. Los ‘fierros’ en la lumbre crepitan y hacen cada vez más ruido.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En el municipio de Iguala se ha desatado una ola de intervenciones ilegales ―sin orden de aprehensión ni de cateo― por parte de elementos de la Policía Estatal en domicilios particulares, de donde sustraen a personas y se llevan objetos de valor. Los agraviados temen denunciar por temor a las represalias. Y es una chispa que crece y la llega a los aparejos al secretario de Seguridad Pública, David Portillo Menchaca. A ver si mete orden.
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