Por Noé Mondragón Norato Gráfica: https://twitter.com/monerorictus
La elección de 2021 va a confirmar de qué están hechos los militantes del Morena que, ofuscados por un optimismo político que no conoce límites, evalúan como de mero trámite el triunfo para la elección del domingo 6 de junio próximo. Pero en los hechos, ninguno de ellos ha crecido lo suficiente. Hay razones de sobra para construir el escenario.
EXPLOTAR LA IRRITACIÓN. - En el escenario sucesorio, hay uno que no puede soslayarse: la enorme irritación de los guerrerenses con el actual mandatario estatal priista Héctor Astudillo, quien no cumplió con lo prometido en su campaña por el gobierno estatal: lograr el orden y la paz en una entidad campeona en violencia. Pero hay otros que tampoco favorecerán por ese motivo, a los actores del Morena. Hay que rastrearlos:
1.- Muchos de los fans del senador morenista Félix Salgado Macedonio, lo perciben como el «que puede desplazar al PRI» del gobierno estatal. Pero Félix, además de excesivo protagonismo malo, ha demostrado al menos tres déficits muy evidentes: como alcalde de Acapulco no gobernó con éxito la comuna. Y la prueba más contundente, es que al terminar su trienio no la retuvo para el PRD, sino que se la regresó al PRI; en las dos elecciones de gobernador en que participó ―la de 1993 y la 1999—, pactó su derrota con los tricolores, pues sus seguidores se encontraron de pronto convertidos en espectadores, cuando habían sido actores. En ese punto, los del PRI ya saben por dónde entrarle cuando lo derroten en su hipotética, tercera postulación. De hecho, es el candidato opositor idóneo para los tricolores. Y tres, ha caído de la gracia política de AMLO desde el momento mismo en que, ex abrupto y sin medir el alcance de sus palabras, amagó con desaparecer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Con qué estrategia inteligente, razonable y con visión de futuro podría gobernar a la entidad? En vez de avanzar en el concierto del desarrollo nacional, la entidad mostraría un anticipable retroceso. Sería un literal suicidio político.
2.- Pablo Amílcar Sandoval proyecta al menos, otros dos puntos vulnerables: es un mitómano de marca, dado que mintió al placearse con títulos académicos que no tenía. Una investigación de la revista Letras Libres de 2018 ―la misma que AMLO excluyó de los convenios publicitarios en este año―, descubrió que Pablo ni siquiera había terminado la licenciatura en Economía por la UNAM. Y con la ayuda de su cuñado John Ackerman, pudo asistir a un curso de seis meses en la Universidad de Yale. Salió con doctorado. Esa misma actitud mentirosa, la acaba de refrendar cuando negó promoverse con los programas sociales de la dependencia federal que maneja. Y hasta interpuso una denuncia ante la Fepade «para castigar a quienes lo quisieron dañar». No hay ningún detenido ni señalado. Pablo Amílcar es igual de corrupto que cualquier priista, perredista o panista. Nunca aclaró los dineros que manejó como presidente de la Junta de Coordinación Política de septiembre a diciembre de 2018. Ni los «ahorros legislativos» derivado de los recortes en publicidad y salarios de los legisladores. La encrucijada para los votantes es una sola: se votaría por «el cambio» para caer en lo mismo. Es decir, «que otros roben». Bajo ese precepto o idea, ninguna nación o Estado podrá salir de su ancestral atraso.
Hace falta que la política se nutra de verdaderos estadistas que la saquen de este ciclo pervertido de la democracia convenenciera, que solo ha permitido el intercambio de actores que privilegian sus intereses personales. Verdaderos aventureros del poder. Nuevos ricos a los que, pasado ‘el encanto’, se critica con dureza. ¿De qué sirve cambiar de preferencias en las siglas partidistas si no hay más que simulaciones reiteradas de los actores políticos sean del Morena, PRI, PRD, PAN y todos los partidos bonsái? ¿Estamos condenados como guerrerense a seguir padeciendo indefinidamente, gobiernos y personajes alejados de la realidad; a que nos sigan engañando y mintiendo con un cambio de ficción; a que no exista compromiso verdadero ni planes para acotar la pobreza y la marginación? Lo peor es que existen ciudadanos predispuestos a seguirles el juego. Y esa es nuestra peor desgracia.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La ejecución en Acapulco, de Alejandro Toledo Morales, instaló de nueva cuenta el debate público, en los oscuros senderos de la violencia y la criminalidad. Sobre todo, porque era el suplente del diputado local morenista, Moisés Reyes Sandoval. Con el crimen en Arcelia del ex candidato del Morena a la alcaldía, Herón Sarabia, suman dos los asesinados del Morena. Pero en Guerrero no pasa nada. Ni existe oposición partidista verdadera.
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